Galicia investiga si seis marineros tienen la variante india del virus
Dos de ellos están ingresados y el resto de la tripulación no ha bajado del barco
La variante india del coronavirus podría haber llegado a Galicia. El Servicio Gallego de Salud (Sergas) analiza las muestras de varios marineros que llegaron a Vigo a bordo de un buque con bandera de Singapur. Hay un total de seis contagiados de coronavirus. El Prometheus Leader, un roro de mercancías, atracó en el puerto olívico el martes procende del Reino Unido, pero había estado en la India hasta el pasado 16 de marzo.
El servicio público de Microbiología del Hospital Álvaro Cunqueiro vigués está ya secuenciando las muestras de cinco de los contagiados para determinar el tipo de variante del virus. Es «un proceso largo y complejo», informó el Sergas. Hasta la próxima semana no se sabrá si los afectados portan la variante india. Los profesionales del Sergas decidieron analizar las muestras tanto por la procedencia del barco como por el perfil clínico que presentan los contagiados.
Dos de los marineros contagiados se encuentran ingresados en el Hospital Vithas de Vigo. Se trata de un hombre de 67 años y otro de 28, ambos de origen extranjero. El de mayor edad acudió ya el pasado martes al servicio de Urgencias del hospital con sospechas de enfermedad respiratoria. Tras realizarle un test de antígenos y una PCR se aconsejó su ingreso en planta para su recuperación. El joven, según informó el Sergas, ingresó en planta debido «a complicaciones derivadas del coronavirus». Los otros cuatro infectados con Covid son asintomáticos o tienen síntomas leves. Permanecen a bordo del barco, que está atracado en el muelle de Trasatlánticos, junto al resto de la tripulación que está en cuarentena. Fuentes sanitarias explicaron ayer que salvo los ingresados, ninguno de los marineros bajó a tierra.
Decidirá el armador
Secuenciación Hasta la próxima semana no se sabrá si están contagiados con la cepa del país
asiático
El Prometheus Leader procedente de Southampton, es un habitual del puerto vigués, donde carga y descarga vehículos. Hace tres tres meses pasó una inspección, que certificó que cumple con la legislación sanitaria. Para el embarque de la tripulación se siguió el protocolo habitual, por el que se realizó a todos los marineros una prueba PCR que en aquel momento dio negativa.
El presidente de la Autoridad Portuaria, Jesús Vázquez Almuíña, señaló que este organismo está coordinado con Sanidad Exterior y que los marineros aislados a bordo «están bien». Asimismo, precisó que «dependerá del armador» el tiempo que el barco permanezca atracado, ya que podría quedarse en Vigo hasta completar la cuarentena o realizar un cambio de tripulación para seguir su ruta. En el área de Vigo se han detectado hasta 30 casos de dos variantes brasileñas del coronavirus. El primer diagnosticado fue también un marinero peruano, que llegó a Puerto procedente de Sudámerica.
Con la preocupación de la sociedad centrada en la batalla contra el virus y en la recuperación de la economía, el Gobierno intensifica un proceso de cambio social basado en parámetros como el laicismo radical y la ideología de género, aprovechando la debilidad cultural de este momento. Para lograrlo es esencial restringir progresivamente el derecho de las familias a elegir el tipo de educación que desean para sus hijos y limitar el impacto social de las comunidades de fe, especialmente la católica. También es una pieza clave el diseño de políticas que tratan de desdibujar la fisonomía de la familia basada en el matrimonio entre hombre y mujer.
A pesar de las críticas a estos proyectos desde muy distintos actores de la sociedad civil, una parte del gobierno aprieta el acelerador, buscando incluso la confrontación, como ha demostrado la belicosa ministra Ione Belarra. Es importante una respuesta política, pero más urgente aún es la toma de conciencia de los bienes que están en juego. La cultura de un pueblo sólo resulta moldeable desde el poder político cuando previamente ha perdido la conciencia de su raíz y de su valor, es decir, cuando deja de ser una forma de vida. La tarea es, por tanto, cultural y educativa, antes que política.