Fase de ascenso
de otros eventos deportivos que sí se celebran desde hace tiempo con público y con medidas de seguridad suficientes como para evitar contagios masivos. Cierto que todos ellos están amparados por las políticas de las comunidades autónomas, pero eso no ha evitado el enfado de los clubes del deporte profesional, hartos de la falta de explicaciones del Gobierno con un sector que es estratégico y que es responsable de una porción importante del PIB.
Propuesta en saco roto
Desde el Ministerio se insiste en que la apertura tiene que ser a la vez para todos y que las reticencias de algunas comunidades no lo hacen posible, pero la realidad es que, según ha podido saber ABC, la propuesta de los clubes no ha llegado a ponerse sobre la mesa del Consejo Interterritorial y Sanidad no ha llegado a pronunciarse.
Durante el verano, mientras la ACB y la Liga organizaban con éxito el final de la temporada 2020, el deporte profesional se ponía manos a la obra para diseñar un protocolo sanitario que permitiera celebrar la siguiente campaña con cierta normalidad. Además de las normas que debían seguir los jugadores, se estipularon una serie de reglas de obligado cumplimiento para cuando se diera luz verde a la vuelta de los espectadores. Un regreso que ha sido paulatino en los estadios del fútbol modesto y del resto de modalidades deportivas, pero que nunca se ha hecho realidad para los equipos de LaLiga y de la ACB.
Ellos siguen viendo de lejos una nueva normalidad que no existe en sus terrenos de juego, marginados por la falta de toma de decisiones del Gobierno. Así, se da la circunstancia de que el Palau Blaugrana pueda albergar público para los encuentros de las secciones de fútbol sala, balonmano o hockey, pero no para los del equipo de baloncesto o que haya estadios de fútbol de Galicia que puedan tener hasta 5.000 aficionados para ver un encuentro de Segunda B, pero que estén vacíos como Balaídos en la visita del Real Madrid.
Resultan inexplicables estas diferencias, que el Ministerio y el Consejo Superior de Deportes (CSD) intentan justificar con un criterio sanitario. «Es como si los seguidores de la ACB o LaLiga fueran a contagiar más que los de la Asobal o la liga de fútbol sala. Para nosotros es fundamental el regreso de la gente como lo es para otros sectores como el de la cultura.
En el fútbol no profesional ya hay campos donde han asistido hasta 7.000 espectadores. En la imagen, el Extremadura (Almendralejo)
celebra un gol ante una grada poblada el pasado fin de semana
MALESTAR «Parece que los seguidores de la ACB o de la Liga contagian más que
otros»
No entendemos que a ellos sí se les permita y que nosotros sigamos en esta situación de desamparo total», explican a ABC fuentes cercanas a la cúpula de la ACB, que ven cómo muchos de sus pabellones se utilizan para otros eventos en los que sí hay público, pero que a ellos no se les da esa opción.
Se da la circunstancia, además, de que tras el Pacto de Viana, que intentó sellar la paz entre LaLiga y la Federación de fútbol, se aumentó el presupuesto que los clubes destinan anualmente a sostener a otros deportes. En esta campaña, 45 millones de euros que salen de las arcas de unos equipos que no pueden contar con el apoyo de su masa social –ni con los ingresos que estos dejan en el estadio–, pero que siguen contribuyendo a la sostenibilidad de esos que sí cuentan con el beneplácito de las autoridades.