Ruido que tapa el silencio
Las alertas antifascistas que rodearon la recepción de cartas con balas contrasta con el sigilo con que fue detenido un ‘bukanero’ a sueldo de Unidas Podemos
No deja de cubrirse de gloria Grande-Marlaska como gerente de la empresa de seguridad que protege no ya al Gobierno, sino al resto de la mayoría de progreso que lo sostiene. De su papel residual como titular de Interior pueden hablar Dolores Delgado, que tiene más gracia como tertuliana, o Margarita Robles, que le tiene mucho aprecio. El otrora magistrado añade nuevos méritos a su carrera de vigilante privado, contratado por Sánchez para que le cuide el rebaño y lo inmunice contra el virus de la sospecha y la acusación. Luego vienen los trombos. Que la Policía trabaja en silencio es cosa sabida y recomendable. Menos habitual es el ruido –bien armonizado, ecualizado y mediatizado– que acompañó al descubrimiento de los sobres con balas recibidos por las autodenominadas víctimas de la ultraderecha, con Reyes Maroto de primera vedette de la función antifascista y el propio Marlaska como acusador de la «organización criminal» que representa el PP. Tanto ruido vino a tapar el mutismo con que la misma Policía que investigaba a bombo y platillo esas cartas detenía a un matón de Unidas Podemos, discreto y anónimo defensor a patadas de la democracia real a la que desde Vallecas nos conduce la mayoría de progreso.