Sólo el 10% está ya inmunizado con las dos vacunas en Andalucía
Ayer se sumaron nueve fallecidos por el Covid, con una cuarta ola en descenso
La Junta de Andalucía ha administrado hasta este pasado viernes 30 de abril un total de 2.914.704 dosis de la vacuna contra el Covid-19 —78.398 más en 24 horas—, lo que supone el 101,4% de las dosis recibidas (el pico viene por el aprovechamiento de los ‘culillos’). En concreto, 903.004 personas, el 10,66% de la población, han recibido ya la vacuna completa con las dos dosis, mientras que 1.108.696 solo cuentan con la primera.
Ayer, la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía informó de 1.356 nuevos casos de contagio por Covid-19 y nueve fallecidos. Asimismo, en la región hay 1.384 pacientes confirmados con coronavirus que permanecen ingresados en los hospitales andaluces, de los que 346 se encuentran en UCI. Según el último balance de la Junta, desde que arrancó la pandemia, se han contabilizado 550.212 de casos. De ellos, 44.801 han tenido que ser hospitalizados (suman 99 en las últimas horas). De estos, 4.849 han pasado por UCI (16 más en la última actualización de los datos). Andalucía ya suma 9.742 fallecidos y 479.088 curados . Un total de 3.026 pacientes habrían recibido el alta en las últimas horas. Andalucía mantiene 235 municipios en situación de «riesgo extremo» por superar los 250 casos de coronavirus confirmados en los últimos 14 días en el primer fin de semana con movilidad entre provincias.
FUE en un foro organizado por ABC en Málaga poco antes de que comenzara la campaña electoral de las autonómicas de 2018. Allí Juanma Moreno acuñó públicamente por primera vez lo del BMI. La bajada masiva de impuestos con la que pretendía equiparar la muy sangrante fiscalidad andaluza con la mucho más oxigenante de Madrid.
De aquel desayuno y su quijotesco mensaje fuerza, los asistentes salieron exhalando escépticos suspiros. Era más que complicado aventurar que Moreno fuese a terminar en el sillón de San Telmo, y después de las experiencias con el ministro Montoro, cabía incluso cuestionarse que de hacerlo fuese capaz de cumplir su palabra. Menos de tres años después, el gobierno del cambio ha anunciado esta semana su segunda gran reforma fiscal. Se trata de ahorrar a los contribuyentes andaluces 329 millones de euros de los diferentes tributos que tiene cedidos la comunidad.
Según las cifras aportadas por la administración regional, la bajada fiscal de 2019 no impidió que Andalucía recaudara al año siguiente 600 millones de euros más. El dinero, en el bolsillo de los ciudadanos, genera mayor riqueza colectiva. Importante en un momento en que las necesidades generadas por el Covid han disparado la factura del gasto público y la inversión en sanidad y educación se ha tenido que multiplicar exponencialmente. Y de fondo, también, el imán para la inversión foránea.
El modelo funciona. Lo bueno para el gabinete de Moreno y lo penoso para los ciudadanos es que la confrontación puede ser rápida▶ seremos el único gran país de Europa donde aumentará la presión fiscal justo en el momento en que menos falta hace asfixiar al contribuyente. Como siempre, la clase media pagará el pato. Jocoso que la oposición haya tratado de desacreditar el anuncio de la Junta con el rancio argumento de siempre▶ la derecha, al rescate de los ricos. Un simple vistazo a la panoplia de rebajas formulada desde la Junta y la sola comparación con los planes (aún ocultos) de Pedro Sánchez desmontan rápido la falacia. Estamos mayorcitos ya para según qué discursos.
Difícil sería encontrar una imagen más ilustrativa del acanallado cretinismo que nos (des)gobierna, que la de toda una ministra mostrando sonriente la foto de una navaja ensangrentada después, incluso, de que se supiera que quien se la envió no era más que un demente vecino creo que de El Escorial. El navajeo pretendía prolongar el sainete bufo mantenido por los candidatos de la Izquierda madrileña a propósito de las balas enviadas por correo nada menos que al ministro del Interior que —para mayor inri del sanchismo que se ha apropiado el viejo servicio— Correos ni siquiera detectó.
Nada más rentable para una oposición prácticamente desahuciada como encontrarse una mañana en el cajetín un papel con una bala o siquiera una navaja junto a una amenaza proferida por un idiota. ¿Qué más pruebas se necesitan para afirmar que ese crimen en la sombra procede de la Derecha, sea ésta encarnada por un conservatismo pacífico o por un extremista demagogo, a ver qué más da, sabiendo todos, como sabemos, de qué va la vaina? Donoso Cortés, el pobre, o el insigne Menéndez Pelayo, habrían de ser hoy sin remedio facciosos malandrines para un progresismo rival que, por lo visto, nunca habría roto un plato, como si la «buena memoria» no tuviera claro, a estas alturas, que los verdugos de Paracuellos no fueron ni mejores ni peores que los de Badajoz o que Largo no fue ni menos ni más más angélico que Negrín. Al Rey de España lo tuvo en su mira telescópica un jayán vizcaitarra de los que ahora beneficia con su tolerancia el sanchismo por mano de un Marlaska (con ka) reconvertido, y no sería imposible que este Gobierno de pacotilla acabara concediéndole una medalla pensionada al terrorista. Nunca tuvimos mejor emblema que el embudo, ésa es la lamentable realidad.
España y Madrid viven un momento histórico catastrófico que no se liquidará con la vacuna porque tras él se arrastra implacable la miseria masiva. Y eso es lo que hace inaceptable la estrategia electoral de camuflar el hambre tras un puñado de balas en desuso, y la insolvencia generalizada tras una navaja ensangrentada por un majareta fantasioso. Es el virus, es el paro, es el hambre que está ya y la que viene (en Sevilla un tercio de la población come ya a diario de la caridad), es el crack irremediable del prestigio político interno y es nuestro sambenito internacional, lo que, en medio de la rechifla causada por el-la-le deslenguaje «de género», tendrían que airear nuestros candidatos, y no esos dudosos fetiches, expresión si acaso del caótico desorden psíquico colectivo. Pero ahí los tienen, exhibiendo, tan ternes, el repertorio maniqueo más elemental —el de fascistas vs. demócratas, ya saben—mientras proliferan los detallistas que escudriñan con lupa los amenazantes envíos hasta acabar descubriendo, incluso, que el Ministerio de Interior –inaudito destinatario-- entregó a Iglesias el dudosísimo sobre que, en rigor, tendría que haber retenido policialmente o, en última instancia, haber devuelto a su remitente. En fin, que una candidata muy normalita anda barriendo en Madrid a las minervas populistas y a los santones, descolgados a la fuerza, del agonizante bipartidismo. Por algo será, digo yo, por algo será.