ABC (Andalucía)

En la espiral del odio y el cainismo

∑El veredicto de las urnas establecer­á quién ha sido capaz en esta campaña, marcada por las pasiones y no por las razones, de imponer su marco mental

- PEDRO GARCÍA CUARTANGO

Corría el año 1996 cuando las encuestas arrojaban una mayoría absoluta de Aznar en las elecciones generales. El PSOE no tuvo ningún reparo en basar su campaña en un vídeo en el que aparecía un dóberman mientras una voz en off recitaba▶ «La derecha no cree en este país, mira hacia atrás y se opone al progreso». Aznar ganó, pero con unos resultados inferiores a los que predecían los sondeos.

Es muy posible que Iván Redondo recordara aquella campaña de hace 25 años al diseñar la estrategia del partido para las elecciones que se celebran mañana. Desde que Isabel Díaz Ayuso firmó la disolución de la Asamblea el pasado 10 de marzo, el aparato del PSOE ha intentado desacredit­ar a la presidenta.

Primero, los socialista­s intentaron evitar la cita con las urnas mediante una moción de censura. Luego, acusaron a Díaz Ayuso de forzar un permanente enfrentami­ento con el Gobierno. Más tarde, vinieron las acusacione­s de que su gestión de la pandemia ha sido desastrosa. Sánchez llegó a cuestionar la veracidad de sus datos. Aseguraron también que el PP ha destruido la sanidad y la educación públicas en los 26 años que ha gobernado Madrid. Y, por último, el mensaje se ha centrado en el retroceso a las libertades que supondría un pacto con Vox.

Mañana sabremos si la estrategia ha funcionado, pero todas las encuestas arrojan un resultado desfavorab­le para Ángel Gabilondo, que empezó su campaña con el mensaje de que no quería pactar con Podemos, sugiriendo que Ciudadanos podía ser un socio más aceptable. Pero fue un espejismo porque Gabilondo ha endurecido su discurso hasta llegar incluso a solaparse con el de Pablo Iglesias.

El cerebro de la campaña socialista, Iván Redondo, es un buen conocedor de las teorías de George Lakoff, que sostiene que lo importante es crear un marco conceptual que condicione la percepción de un fenómeno. El marco en el que el asesor de Sánchez ha querido enmarcar estas elecciones en que no sólo Díaz Ayuso ha hecho una desastrosa gestión en estos dos años, sino que además es un peligro para la democracia. Es dudoso que este mensaje haya calado por dos sencillas razones. La primera es que Madrid encabeza las tasas de crecimient­o, empleo e inversión. Y la segunda es que sigue siendo una ciudad abierta y hospitalar­ia, sin animadvers­ión hacia los forasteros.

Desalojo de Sol

El PSOE, Más Madrid y Podemos dejaron claro desde la convocator­ia que sumarían fuerzas para desalojar a Díaz Ayuso de la Puerta del Sol. La presidenta ha centrado su campaña en una defensa del modelo de Madrid, que, según sus palabras, quiere destruir la izquierda con aumentos de impuestos y una merma de las libertades.

Ha sido acusada de generar un nacionalis­mo madrileño, algo que se destruye fácilmente con el argumento de que es la comunidad que más aporta a la solidarida­d regional. La propia Díaz Ayuso ha contrarres­tado este mensaje con declaracio­nes en las que ha subrayado que el 45% de los madrileños ha nacido fuera de Madrid y que nunca ha existido ni la más mínima discrimina­ción.

En el debate de Telemadrid, se pudo visualizar que los tres partidos de la izquierda intentaban demoler la credibilid­ad de la candidata del PP. Pero no lo consiguier­on, según la mayoría de los sondeos. El enfrentami­ento más duro lo tuvo con Iglesias, al que miraba con una sonrisa mezcla de ironía y desprecio.

«Es la política que mejor oído tiene para escuchar a la gente. Ha hecho la campaña con un lenguaje claro y directo. Y carece de complejos para dar la batalla cultural a la izquierda», subraya Esperanza Aguirre, con la que trabajó casi una década.

No es ésa la opinión de la izquierda, que la presenta como una dirigente indocument­ada, sectaria y entregada a Vox. Pablo Iglesias ha sido quien más ha insistido en este estereotip­o. El líder de Podemos llegó a decir en un mitin que el PP niega el trasplante de riñón a los pobres para favorecer a los ricos y que la derecha madrileña disfruta con el mal de los débiles. Todos sus mensajes han incidido en la catástrofe que

El pacto de los socialista­s con Podemos

Gabilondo, que empezó con el mensaje de que no quería pactar con Podemos, ha endurecido su discurso hasta llegar a solaparse con el de Pablo Iglesias El argumento de Díaz Ayuso

Ayuso ha centrado su campaña en una defensa del modelo de Madrid que, según ella, quiere destruir la izquierda con más impuestos y menos libertades

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