España recobra el pulso tras seis meses de cierre▶ «Vamos a por todas»
∑Vuelven las discotecas a Andalucía, los viajes sin justificar y hasta los chiringuitos por primera vez este 2021
Juan Rambla sólo cogió aire un mes y medio el pasado verano. Desde que el 14 de marzo se decretara el primer estado de alarma, sus cuatro salas de fiestas (discotecas) y dos pubs en la Costa del Sol han estado cerrados. El verano fue sólo un espejismo para una actividad que no ha recibido ayudas y que está llena de deudas. Desde hoy puede abrir hasta las dos de la madrugada, aunque con limitaciones, según las normas que ha decretado la Junta de Andalucía. Es la única región que permitirá el ocio nocturno.
Para la mayoría de los españoles, el fin del segundo estado de alarma por el coronavirus supone desde hoy ‘reestrenar’ ciertas libertades▶ desplazarse a otras comunidades sin justificación, el adiós al toque de queda nocturno –salvo en Baleares, Canarias, Comunidad Valenciana y Navarra–, y la mejora en los horarios comerciales, de hostelería y en los aforos. Tras más de seis meses desde el decreto del 25 de octubre, hoy es el día de las primeras veces, si la región lo permite.
Andalucía ha dispuesto una apertura hasta las dos de madrugada de las discotecas, limitando las zonas de baile a las que estén al aire libre y siempre con mascarilla obligatoria. En las poblaciones con alerta sanitaria de nivel 2 y 3 no estarán disponibles las pistas de baile. Las discotecas abrirán, pero sin esta posibilidad. «La gente se va a reunir de todos modos. En la discoteca hay unas medidas y un control, que no tienen en las fiestas clandestinas en un chalé o en un parque de botellón», señala Rambla, quien lamenta que por culpa de esas opciones de ocio ilegal luego tienen que «pagar el pato» los propietarios de este tipo de locales.
Luz al final del túnel
Sin embargo, la apertura supone ya un motivo de alegría. «Se ve luz al final de túnel», señala el empresario, que llegó a tener hasta 188 trabajadores. Ahora tiene unos 90 empleados de los que el 60 por ciento serán rescatados del ERTE para poner en marcha todos
Madrileños en una terraza antes
del fin del estado de alarma sus locales. Una plantilla que sabe que no va recibir una avalancha de clientes, «porque no hay turismo». «Esto no va a ser una locura, hay mucha gente que todavía tiene miedo y que no quiere meterse en un local cerrado», abunda Rambla, que explica que por normativa una discoteca es segura, ya que la ley obliga, al ser un cajón hermético por la insonorización, a tener un sistema de ventilación que pueda renovar todo el aire de interior de la sala en cinco minutos.
El primer chiringuito
También Diego, encargado del chiringuito Maluké Beach de Barcelona, estaba ya el viernes empapado de expectativas y nervios. Mientras sus camareros ensayaban para la gran puesta de largo, el primer fin de semana de libertad nocturna, dos operarios arreglaban el techo del establecimiento bajo el sol del mediodía mediterráneo. Delante de él, algunos grupos de turistas franceses, rusos y norteamericanos de tez enrojecida encadenaban cervezas con los pies clavados en la arena. A escasos pasos de la barra se remojaban, tímidamente, los primeros bañistas de la temporada.
Diego reivindica el Maluké como el local pionero de la temporada. «También somos unos valientes, hemos sido el primer chiringuito de playa en abrir en España», asegura con cierta gallardía este hostelero nacido en Nápoles pero con una bandera cubana luciendo en el brazo. En su negocio, como en el resto de locales que salpican la arena de la popular playa de la Barceloneta, se respira ilusión. «Este verano sí», se prometen unos camareros a otros tras un año en barbecho en Cataluña, una de las comunidades más duras con la hostelería (hasta esta semana los bares y restaurantes solo podían abrir hasta las cinco de la tarde). Han sido meses muy duros y muchos negocios, algunos míticos del litoral barcelonés, ya no subirán la persiana este verano.
El fin del toque de queda, la expansión de las vacunas, los pasaportes Covid
para turistas y la caída sostenida de las infecciones coinciden aquí con el inicio de la temporada para decenas de ‘chiringuitos’ playeros que han ido levantando estos días sus particulares decorados, algunos ambientados en playas lejanas. «Nuestro jefe tiene varios locales, y ha arriesgado para abrir antes, nosotros llevamos cerrados desde octubre y ahora hemos salido todos del ERTE. Hay muchísimas expectativas», reconoce Diego. «Es algo psicológico, hay vacuna, la gente está más optimista y aunque no se hayan hecho cosas bien ya da igual, que nos dejen salir, ser libres, salir, ya está», reclama.
Al lado de Diego está Yannery, cajera dominicana del chiringuito, que se suma al optimismo de su compañero italiano▶ «Hemos dicho▶ ‘A por todas’, lo vemos. Si con horarios restringidos hemos facturado mucho, ahora con el fin del toque de queda lo vamos a petar, lo presiento». ¿Su mayor miedo? Que todo esto sea un espejismo y que antes de lo esperado, vuelvan los cierres, el confinamiento y los horarios restrictivos, letales para
Expectativas «Solo pido que no llegue una nueva cepa del virus, que el veranito nos lo dejen tranquilo», dicen hosteleros
este sector de máxima temporalidad que sobrevive todo el año con lo facturado en tres meses. «Solo pido que nos dejen en paz, que no llegue una nueva cepa del virus, que el veranito nos lo dejen tranquilo y ya veremos qué pasa en septiembre. La cepa de las ayudas la seguiremos esperando mientras tanto».
Viajes entre regiones
Además, la apertura de los desplazamientos entre comunidades abre un nuevo horizonte. Amaya Gutiérrez, propietaria del restaurante Berna, en Laredo (Cantabria), empezó a recibir esta semana mensajes en su teléfono móvil▶ «¡Oye, resérvanos mesa para la semana que viene que vamos para allá!». La empresaria reproducía los ‘wasaps’ para ‘El Correo’ de «clientes cercanos, amigos» de Bilbao y Vitoria con ganas de volver.
Lo mismo le ocurre a Gregorio Rico. Muchos de sus clientes iban allí después de casarse, a celebrar el banquete. Pero en los más de 365 días de pandemia, las bodas, las celebraciones y las fiestas, se han pospuesto una y otra vez y las fronteras entre comunidades se han cerrado durante meses, dejando a La Portada de Mediodía sin su principal usuario▶ Madrid.
Durante los últimos ocho meses se han visto obligados a cerrar el restaurante una semana sí, una semana no, y buena parte de la plantilla está en ERTE. Ahora tienen «buenas expectativas con el fin del estado de alarma», explica Rico, para añadir, alegre, que han recibido muchas llamadas para hacer reservas. Sin embargo, es consciente de que el virus todavía sigue ahí▶ «Todavía hay que ser cautos».