Una mano de hierro con beso al cielo
La bielorrusa, que dedica sus triunfos a su padre, suma su primer WTA 1.000 con un tenis poderoso que desarma a Ashleigh Barty (6-0, 3-6 y 6-4)
Sonrió, después de más de una hora y media de ojos achinados, concentrados y hasta agresivos, Aryna Sabalenka sonrió después de ese revés que le dio el título en el Mutua Madrid Open. Y hasta se marcó un baile. No era para menos, primer WTA 1.000 para la bielorrusa, primero en tierra batida, y décimo título en su carrera. Con 23 años cumplidos el 5 de mayo.
Es Sabalenka una tenista poderosa, dueña de una mano de hierro con la que golpea de forma sistemática cada pelota que recibe. Capaz de catapultarse por encima de los 190 kilómetros por hora con facilidad en los saques, y ser igual de potente de derecha y de revés. Le faltaba, quizá, esa consistencia porque en el tenis no solo se gana con palos. Aunque ayuda, qué duda cabe. Y también necesitaba esa mesura en los momentos claves que dirimen los partidos ajustados. Pero ayer, en la Caja Mágica, Sabalenka lo reunió todo.
No era nada fácil la empresa, contra una Ashleigh Barty, número 1 por galones, que responde con muñeca dulce y efectiva a cualquier disparo. A la australiana le cayó una lluvia de golpes que apenas pudo ver en el primer set, 6-0 en 28 minutos, incapaz de sumar más de cuatro puntos al resto y desestabilizada también con su saque. «Fue todo muy rápido, incluso yo me quedé sorprendida. Pero Barty es número 1 porque siempre encuentra el camino de volver y hacer daño a la rival», explicaba Sabalenka con el trofeo en las manos. Así lo intentó la australiana, que encontró cierto antídoto en dejadas y golpes cortados que incomodaron a la bielorrusa, esta tenía un arma más, afilada y a punto que destapó en el tercer set▶ la mentalidad ganadora. «La clave, y lo que mejor he sabido hacer, ha sido seguir jugando bien en los momentos de presión», analizó. Del 15-30 del 4-3, todos los puntos fueron para ella. Y así, hasta bailar