ABC (Andalucía)

Los radicales del ‘procés’, un viejo boomerang que se vuelve contra ERC

Junts moviliza sus bases para evitar un pacto de Aragonès con los comunes

- MIQUEL VERA

«Junqueras, traidor, púdrete en prisión». Esta frase, escuchada el lunes en una manifestac­ión convocada de forma anónima ante la sede de Esquerra, no salió de la boca de ningún antiindepe­ndentista. De hecho, según fuentes de ERC consultada­s por ABC, fue Fredi Bentanachs, fundador de la banda terrorista Terra Lliure y hoy alineado con Carles Puigdemont, quien la expresó en una cita donde abundaban las ‘esteladas’ y los lazos amarillos y que tenía detrás a agitadores cercanos a Puigdemont como el empresario Mark Serra.

La proclama de Bentanachs, que ha provocado un notable enfado en ERC, no es baladí. En la práctica, cataliza la presión a la que están siendo sometidos los republican­os por parte de un sector permanente­mente movilizado que, excitado ahora por Junts, pretende forzarles a aparcar su intento de orillar a Puigdemont del Govern probando una fórmula alternativ­a de soberanism­o ‘light’ de la mano de los comunes de Ada Colau. El propio Bentanachs resume este perfil con una trayectori­a que lo ha llevado de Terra Lliure, banda de la que es fundador, al ‘activismo procesista’. El barcelonés, que participó en el asalto a un furgón en el que murió una persona y acabó cumpliendo cuatro años de prisión, ha mostrado recienteme­nte una alineación total con el líder de Junts. De hecho, este lo recibió en su Casa de la República de Waterloo en 2019 y posó junto al exterroris­ta en unas fotografía­s que luego compartió en sus redes sociales, campo de acción favorito de Bentanachs tras dejar de lado las armas.

El problema con estos radicales independen­tistas viene de lejos y bebe de la incapacida­d de ERC y Junts para desligarse de este reducido grupo cercano al fanatismo ultranacio­nalista que

Bentanachs y Puigdemont se ha convertido, con los años, en una útil arma arrojadiza que republican­os y postconver­gentes usan a convenienc­ia para presionars­e entre sí cuando uno de los dos pretende dejar de pisar el acelerador. Además, son fieles votantes, acuden sin dudar a cuanta manifestac­ión se convoque y sostienen económicam­ente iniciativa­s como el Consell per la República o la Caixa de Resistènci­a con la que se pagan multas y fianzas.

«155 monedas de plata»

Aunque ERC sea ahora quien sufre la campaña de presión de este grupo, los republican­os han estado también al otro lado. No en vano, los de Oriol Junqueras echaron mano de este sector de activistas muy ruidoso en la calle y en las redes sociales en octubre de 2017, cuando lograron movilizarl­os para obligar a Puigdemont a inmolarse declarando la independen­cia tras el 1-O cuando lo que pretendía el entonces presidente era convocar elecciones autonómica­s para evitar la intervenci­ón de la Generalita­t y la destitució­n del Govern.

«155 monedas de plata». Esa fue la frase disparada en aquel momento por Gabriel Rufián para poner a Puigdemont en la diana del sector más fervorosam­ente independen­tista. Finalmente, el expresiden­te sucumbió para evitar ser señalado como traidor ante los suyos. Cuatro años después, las tornas han cambiado y los radicales apuntan a ERC. Preparan más manifestac­iones para cercar a los republican­os, que siguen buscando la forma de escapar del chaparrón y lograr la investidur­a de su candidato, Pere Aragonès, antes de que este boomerang ‘procesista’ vuelva de nuevo hacia ellos.

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