El último vestigio
Ada Colau y Pablo Iglesias, cara y cruz del éxito del 15-M en las instituciones
La casualidad ha querido que el décimo aniversario del 15-M coincida con el paso al lado de Pablo Iglesias, con corte de coleta incluido. La decisión del líder de Podemos revela además el fracaso de una forma de anclar en la política institucional un movimiento de indignación ciudadana que estalló en las plazas y que a día de hoy sólo mantiene una cierta hegemonía en Barcelona de la mano de su alcaldesa, Ada Colau. A diferencia del caso de Manuela Carmena en Madrid, la activista de la PAH no sólo alcanzó la alcaldía con la resaca de las acampadas en 2015, sino que logró mantenerla cuatro años más tarde.
«En Barcelona el 15-M fue una explosión para movimientos que llevaban tiempo y que cristalizaron de la mano de Colau. Se sumó una generación que no estaba aún politizada con las plataformas antiglobalización, vecinales o feministas que ya existían», explica Mar Griera, vicedecana de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Barcelona y profesora de Pensamiento Sociológico Contemporáneo.
En la práctica, el gran logro de Colau fue usar lo que quedaba del 15-M para engordar, rejuvenecer e impulsar un activismo de izquierdas tradicionalmente presente en Barcelona, y que incluso había gobernado en el ayuntamiento con un rol subalterno al lado del PSC (labor que hizo ICV, marca renovada y local de los comunistas catalanes del PSUC). Condensando ese ecléctico grupo a su alrededor, Colau logró el ‘sorpasso’ a los socialistas que nunca consiguió Pablo Iglesias. De hecho, desde hace seis años la activista es la alcaldesa y el PSC, su dócil apoyo. «Colau no sería alcaldesa sin el 15-M, que creó las condiciones para que el activismo pudiera competir en política y ganar», defiende el consultor y asesor de políticos en Europa y Latinoamérica Antoni Gutiérrez.
Las diferencias
Algunas voces observan una diferencia muy clara entre Iglesias y Colau más allá del ambiente que tenían a su alrededor▶ su objetivo final y la forma de alcanzarlo. «La interpretación que Iglesias y Podemos hicieron del 15-M
Estrategias diferentes
Iglesias apostó por el «asalto a los cielos» y el control del Estado; Colau, por la micropolítica y la hegemonía
¿Sigue vivo el 15-M en Barcelona? Es una pregunta difícil de contestar con rotundidad por analistas y académicos teniendo en cuenta que en Cataluña el clima político sigue hoy totalmente marcado por el proceso independentista. No en vano, en los últimos lustros el soberanismo ha sabido capitalizar y canalizar de forma efectiva el ansia de protesta y cambio que resonaba en las plazas catalanas del 15-M hasta situar a muchos de sus ‘indignados’, fervorosos contrarios a los gobiernos de Artur Mas, al lado de los líderes nacionalistas contra los que protestaron en ese ya lejano 2011.
Independentismo a costa del 15-M
El movimiento soberanista ha logrado absorber parte de las ganas de cambio de las acampadas catalanas