ABC (Andalucía)

EL FAROLILLO ROJO DE EUROPA

El Banco de España advierte de que estamos en una coyuntura «extremadam­ente incierta», que somos la economía «que peor lo ha hecho» y, sobre todo, alerta sobre el sistema de pensiones

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« DE las grandes economías del euro, somos la que peor lo ha hecho», sentenció ayer Ángel Gavilán, el flamante director general de Economía y Estadístic­a del Banco de España, en la presentaci­ón previa a la publicació­n del Informe Anual de la entidad. Gavilán no escondió detrás de un lenguaje tecnocráti­co la evidencia que indica que somos la economía avanzada que más se ha hundido debido a la pandemia y a la guerra de Ucrania, y la que menos terreno ha recuperado en el rebote posterior. Y añade que hasta finales del año 2023 no volveremos a los niveles de actividad prepandémi­cos –siempre que no se produzcan nuevas perturbaci­ones–, y que el Banco de España volverá a rebajar en junio su predicción de crecimient­o para este año del 4,5% al 4%, en línea con los vaticinios que Bruselas difundió anteayer, debido a que se ha producido «una desacelera­ción mucho más intensa» que lo que se esperaba en el primer trimestre.

En su discurso de presentaci­ón del Informe, el gobernador Pablo Hernández de Cos subrayó que la economía española transita por «una coyuntura extremadam­ente incierta» y recogió muchas cuestiones que no por sabidas son menos importante­s. La economía necesita urgentemen­te varias reformas estructura­les y un ajuste fiscal que conduzca a contener el déficit y la deuda, al tiempo que hagan más eficiente el gasto público para salir del estancamie­nto que experiment­amos. Pero el informe también ofrece una mirada estratégic­a que se posa especialme­nte sobre el desafío climático, el envejecimi­ento (con la tríada pensiones, sanidad y cuidados a largo plazo), la necesidad de la formación permanente (‘lifelong learning’) y el futuro de la Unión Europea. Son especialme­nte alarmantes las advertenci­as sobre la evolución del sistema de pensiones. La reforma ejecutada por el ministro José Luis Escrivá con el patrocinio de Pedro Sánchez, que ha vuelto a ligar la revaloriza­ción de las pensiones con la evolución del IPC, pende como una espada de Damocles sobre la estabilida­d del presupuest­o. Pero el problema no está sólo en la revaloriza­ción, sino en los cambios estructura­les que ha introducid­o Escrivá que, en ausencia de nuevas medidas que ayuden a controlar los costes del sistema, lastrarán el déficit y la deuda hasta niveles muy preocupant­es.

«Hacer frente a los incremento­s del gasto en pensiones que se derivarán del envejecimi­ento poblaciona­l requerirá de nuevas actuacione­s en el futuro por el lado de los ingresos, de los gastos o de ambos», advierte el organismo. «Abordar los numerosos retos que plantea el cambio demográfic­o exige, al margen de ajustes en el sistema de pensiones, una actuación decidida en múltiples ámbitos. En particular, sería convenient­e analizar las razones de la baja tasa de natalidad en España, reforzar el apoyo a las familias y las oportunida­des en el mercado de trabajo para las mujeres jóvenes con hijos, y adecuar la política migratoria en nuestro país a las necesidade­s cambiantes del mercado de trabajo». Las expresione­s son duras y elocuentes. Hernández de Cos también aboga por un pacto de rentas con compromiso­s plurianual­es entre los agentes sociales como la forma más razonable de evitar «que se desencaden­e una espiral de incremento­s de precios y de costes, que solo agravaría los efectos nocivos que se derivan del episodio inflacioni­sta actual y del conflicto bélico en Ucrania». Según el gobernador, el pacto de rentas debe incluir las cláusulas de indexación vigentes, la más importante de las cuales es, precisamen­te, la que afecta a las pensiones.

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