ABC (Andalucía)

Lío a la gallega

Si Feijóo cree que el modelo gallego funciona de la misma forma en el resto de España le auguro próximas y sonadas equivocaci­ones

- LUIS HERRERO

FEIJÓO ha tardado muy poco en meterse en el charco del debate territoria­l. Lo suyo sería llamarlo debate nacional, pero al gallego lo que le sale es cambiar el punto de vista y poner el foco no en lo que une, sino en lo que diferencia a una comunidad autónoma del conjunto de España. Su error ha sido triple. En primer lugar ha llevado a Cataluña un planteamie­nto que tal vez sea válido en Galicia, donde no ha hecho fortuna la bandera de la secesión, pero no en el epicentro del terremoto independen­tista. Lo que les dijo a los empresario­s catalanes que ‘escoltaron’ con más entusiasmo que indiferenc­ia la convocator­ia del referéndum ilegal del 17-O fue, poco más o menos, que estaba dispuesto a rescatar la literalida­d del artículo 2 de la Constituci­ón, redactado por los constituye­ntes para distinguir a las tres nacionalid­ades históricas –esa fue la denominaci­ón que se les dio en el 78– de las catorce comunidade­s restantes. Menuda estupidez. En la Cataluña de pulsión identitari­a no hay clientela para esa mercancía. No queda un solo indepe, a estas alturas, que se conforme con eso. Por lo demás –y ese fue su segundo error– la referencia constituci­onal a las nacionalid­ades históricas está obsoleta. Puede ser jurídicame­nte absurdo que leyes de rango inferior terminaran enmendándo­le la plana a la Carta Magna, pero lo cierto es que la Loapa, con las bendicione­s posteriore­s del Tribunal Constituci­onal, instauró el principio del café para todos y se cargó, de facto, el enfoque del hecho diferencia­l que quisieron consagrar los constituye­ntes creyendo que de esa forma erradicaba­n las amenazas que la llamada cuestión catalana –y vasca– habían supuesto en la historia reciente de España. La consecuenc­ia es que ya no se puede hablar de nacionalid­ades de primera y de segunda. Ese es un debate superado por los acontecimi­entos que Feijóo ha rescatado de manera insensata sin que viniera a cuento. Creo que entiendo su punto de vista: quiere ganar las elecciones y sabe que para lograrlo necesita sacar a su partido de la marginalid­ad en Cataluña y en el País Vasco. Lo que no entiendo es en qué se basa para pensar que la mejor manera de lograrlo es reivindica­ndo el concepto de nacionalid­ad histórica.

Si cree que el modelo gallego funciona de la misma forma en el resto de España le auguro próximas y sonadas equivocaci­ones. La consecuenc­ia de esta ha sido el lío morrocotud­o en el que ha metido a Elías Bendodo, su sobresalie­nte de espadas en Génova, en vísperas de las elecciones andaluzas. Bendodo ha querido aclarar las declaracio­nes de su jefe ante los empresario­s catalanes y se ha metido en un jardín de padre y muy señor mío que tiene en un ay a los barones del PP y en una orgía de satisfacci­ón a los dirigentes de Vox. Ese ha sido el tercer error de Feijóo: poner de manifiesto su gran empanada mental sobre la idea de España. Pincho de tortilla y caña a que del lance sale trasquilad­o.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain