La UE pide 300.000 millones para acabar con la dependencia rusa
► Aunque el acuerdo para cortar el petróleo del Kremlin sigue siendo difícil, Bruselas prefiere actuar ya ► El vicepresidente Timmermans espera que, si algún país prolonga el uso del carbón, no aumenten las emisiones
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentó ayer el nuevo plan para lograr la independencia energética de Europa acelerando el despliegue de las fuentes renovables, como resultado de la decisión de desconectar a la Unión Europea (UE) de Rusia a causa de la guerra en Ucrania, un paso que puede costar hasta 300.000 millones en los próximos cinco años. El plan, bautizado REPowerEU, propone actuar en materia de ahorro de electricidad y en el de la diversificación de los suministros, pero sobre todo en la aceleración de la transición energética, con el objetivo esencial de eliminar las importaciones energéticas rusas. La presidenta ha aprovechado la guerra para acelerar el Pacto Verde que ya había planteado como eje central de su mandato antes de la invasión rusa de Ucrania y que ahora se reconvierte en el mecanismo para eliminar la dependencia de los hidrocarburos rusos a medio plazo.
El Ejecutivo comunitario es consciente de que es imposible acabar con la necesidad de energía rusa, sobre todo el gas, en un horizonte inmediato, y de hecho las negociaciones políticas entre los países para aprobar el sexto paquete de sanciones que incluye ya el embargo sobre el petróleo llevan estancadas desde hace semanas. Este lunes volvieron a naufragar en el Consejo de ministros de Asuntos Exteriores en Bruselas, precisamente porque hay países como Hungría que insisten en que no pueden prescindir de esta fuente de energía, teniendo en cuenta que toda su infraestructura está diseñada específicamente para funcionar solamente con el crudo procedente de Rusia. Pero, por otro lado, el Parlamento Europeo ha aprobado ya una declaración diciendo que es imprescindible cortar esa vía de financiación que le sirve al Kremlin para sostener la invasión de Ucrania y todo el mundo da por seguro que en el próximo paquete de sanciones –que sería el séptimo– se acabará suprimiendo incluso la importación de gas, a pesar de que el país más perjudicado, con diferencia, es Alemania.
Más renovables
Entre otras cosas, la Comisión propone aumentar los planes fijados para 2030 e incrementar del 9 por ciento al 13 el objetivo de eficiencia energética y del 40 por ciento al 45 el del despliegue de las energías renovables, para alcanzar una potencia de hasta 600 gigavatios en toda la UE. En este sentido, la Comisión pide a los países que procedan a acelerar los procedimientos de autorizaciones para instalar las energías renovables y la infraestructura asociada, como las redes eléctricas, un trámite que habitualmente puede tardar años, y hacer obligatorio que todos los edificios públicos y comerciales que se construyan a partir de 2025 tengan paneles solares en el techo, un requisito que se impondría también obligatoriamente a las nuevas construcciones residenciales a partir de 2029.
La presidenta de la Comisión ha mencionado inversiones de «cerca de 300.000» millones, unos 72.000 millones en subvenciones y 225.000 millones en préstamos. El documento habla de 210.000 millones como coste de esa desconexión de las fuentes energéticas rusas. En todo caso, las instituciones europeas han decidido que no es aceptable que en estos momentos sigamos financiando la guerra de Vladímir Putin con el dinero que le pagamos por su gas y su petróleo.
El plan también prevé doblar el despliegue de bombas de calor, incluye medidas para integrar las energías geotérmica y solar térmica en sistemas de calefacción comunes y establece el objetivo de alcanzar los 20 millones de toneladas de hidrógeno renovable para 2030 y los 35.000 metros
Stoltenberg, con los embajadores de Finlandia y Suecia cúbicos de biometano. La presidenta también ha mencionado la cantidad de 2.000 millones de euros para reformas técnicas que permitan a algunos países dejar de importar petróleo ruso. Hungría, que es el país que se opone precisamente a que se apruebe el embargo total de compras de petróleo ruso, ha cifrado en 750 millones las inversiones que requeriría transformar su industria petrolera, que hoy solo funciona con crudo ruso.
Transición acelerada
El vicepresidente de la Comisión y responsable del Pacto Verde, Frans Timmermans, ha reconocido que es posible que la situación creada por la guerra provoque un aumento temporal del uso del carbón, pero insistió en que no espera que ello incremente las emisiones gracias al empuje en la instalación de capacidad renovable que se prevé en el plan. De hecho, no se ha previsto ninguna financiación ni para instalaciones de carbón ni nucleares, a pesar de que se sabe que en los primeros momentos de esta transición acelerada serán fuentes de energía necesarias para cubrir la falta de gas ruso. El plan ha de ser aprobado ahora tanto por el Parlamento como por los gobiernos de los países miembros en el seno del Consejo, antes de convertirse en realidad y obtener las fuentes de financiación.