Malestar en el PSOE porque Podemos alargue la negociación por el ‘consentimiento’
El PSOE da más plazo para cerrar un pacto, pero recela de los pasos de sus socios
PSOE y Unidas Podemos siguen sin cerrar un acuerdo para modificar la ley del ‘solo sí es sí’. Los tiempos se están alargando más allá de lo que en La Moncloa y Ferraz tenían previsto. El pasado lunes la ministra de Educación y portavoz de la dirección federal, Pilar Alegría, anunciaba que el grupo parlamentario socialista preparaba una proposición de ley para modificar la Ley Integral de Garantía de la Libertad Sexual. Anticipaba además que el registro no tardaría en producirse. Y comprometía además que la dirección de esta reforma sería la de «aumentar las penas de los agresores sexuales».
El órdago socialista era fuerte. Tras dos meses trasladando inquietud y voluntad de actuar, pero sin dar el paso formalmente, el presidente del Gobierno pulso el botón para acelerar los acontecimientos. La ley se va a cambiar sí o sí. Alegría dejó claro el lunes que los socialistas registrarían su plan de reforma incluso sin el visto bueno de su socio, aunque eso les obligaría a trabajar en un acuerdo con el PP. Pero ese no es el objetivo de Sánchez, que quiere imponerse a su socio pero reformando la norma de su mano.
Pero el tiempo pasa y en las filas socialistas la paciencia empieza a agotarse. No esperaban que los tiempos se dilatasen tanto. En Podemos han aceptado la negociación. Pero en paralelo han preparado una intensa campaña con declaraciones en medios de comunicación y actos de partido que está siendo muy dura con el PSOE. En los últimos días se ha intensificado el intercambio de propuestas. Pero sigue sin haber acuerdo y los socialistas creen que Podemos estira el proceso para mantener en el foco a Irene Montero. El próximo domingo se ha organizado un acto con la ministra de Igualdad como protagonista, acompañada de Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales, y Victoria Rosell, delegada del Gobierno contra la Violencia de Género. «Siempre ayudando...», reaccionaban con ironía desde la dirección del PSOE cuando tuvieron conocimiento de la celebración del acto. Fuentes del ala socialista del Gobierno consideran que todo responde a una estrategia para tener un relato: «Llevamos diciendo que el consentimiento no se toca, pero algunos quieren decir que sí lo queremos tocar para que cuando se vea que no se ha tocado puedan decir que es gracias a ellos». Otra fuente del Gobierno manifestaba su inquietud: «Ya no sé a qué están jugando».
Mientras en el círculo de Yolanda Díaz se templan las aguas diciendo que no se contempla que no vaya a haber acuerdo, los dos actores principales de la batalla no terminan de ceder. Aunque Irene Montero ha dado muestras en los últimos días de querer evitar un escenario en el que los socialistas tengan que recurrir al PP. Aunque Igualdad sigue rechazando que haya incorrecciones en la ley, ayer Montero dio a entender que no dimitiría si el PSOE cambia la ley unilateralmente: «Mi obligación cuando hay un momento difícil es dar la cara y estar ahí y proteger el principal avance feminista en los últimos 20 años en términos institucionales».
Pero en la parte socialista del Gobierno no dan nada por seguro: «Nuestra prioridad es acordar y en eso seguimos. Y si no hay manera el PSOE irá para adelante. Y volvemos a insistir: no se toca una coma del consentimiento». Los socialistas han decidido alargar un poco más el plazo que se habían impuesto para registrar la propuesta en caso de no haber acuerdo. Ese plazo se situaba en el día de ayer. Y la decisión es dar algo más de tiempo. Pero a principios de la próxima semana «tiene que estar ya claro si hay o no acuerdo», trasladan desde la dirección del PSOE. «El Gobierno tiene la obligación de actuar y el presidente tiene la firme convicción de que es necesario reformar la ley para evitar que se produzcan estas situaciones, aunque fuera un solo caso», dijo ayer la ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero.
La idea que plantea el Ministerio de Justicia es mantener las penas como están en el tipo general. Pero añadiendo en cada artículo una pena más alta «si la agresión se cometiere empleando violencia o intimidación». Para Podemos esto desplaza el concepto de consentimiento, aunque los socialistas lo niegan porque no se modificará el artículo 178.1, que define jurídicamente qué es el consentimiento. María Jesús Montero se esforzaba en presentar el debate como una simple cuestión técnica. Pero para Podemos es mucho más.