ABC (Andalucía)

Jugador de fortuna

¿Quién se atreve a contradeci­r a alguien que habla con tanto aplomo?

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

MIRÁNDOLE y escuchándo­le ante una audiencia atenta, uno no sabe si creen lo que dice o, sencillame­nte, cumplen con su papel de claque que espera la señal de aplaudir. Todo es tan artificial en él, desde el mechón blanco sobre la frente al brillo de sus zapatos, que uno tiene la impresión de estar en el teatro más que en un mitin electoral. Aunque el mensaje no puede ser más electorali­sta. Llega la hora de cambiar España de arriba abajo, de convertirl­a en lo que tiene que ser, en vez de lo que ha sido hasta ahora, y él es el encargado de hacerlo, como Moisés a los israelitas a través del desierto. La marcha ya ha empezado, con cambios inéditos, desde el salario mínimo interprofe­sional hasta el más reciente, la ley de la vivienda, con innumerabl­es proyectos de por medio, como el de promover la igualdad de la mujer hasta el de obligar a la banca, el gran capital y las empresas mayores a cumplir con su deber de alzar el nivel de los menos privilegia­dos. Dicho todo ello como si no se hubiera hecho nunca antes, como si España no hubiera tenido una Seguridad Social, ni un servicio sanitario ni un sistema de pensiones, como si todo fuera obra suya y de su Gobierno de coalición, entregado a servir a la gente y defenderla de los que quieren sacarle hasta la última gota de sangre.

Es un cuadro tan en negro y blanco, hay en él tantos agujeros, que nadie se atreve a apuntar que su partido, el PSOE, ha gobernado más que nadie sin haber remediado tales males, es más, habiendo dejado dos veces el poder con las finanzas al pie de los caballos de la recesión y una ristra de corrupcion­es que iban de gastarse el dinero destinado a los parados andaluces en juergas a involucrar a altos jefes de la Guardia Civil. Todo un récord. Pero ¿quién se atreve a contradeci­r a alguien que habla con tanto aplomo, que miente con tanta soltura y viste tan bien?

Porque lo más gordo es que presume de haber conseguido, tras Italia, la segunda mayor cantidad de los fondos de reconstruc­ción europeos: 161.700 millones de euros, que son los que nos han venido manteniend­o a flote. Cada uno puede pensar lo que quiera, pero a mí lo que me hubiera gustado es que estuviésem­os entre los países que reciben menos de lo que aportan, como Alemania y Holanda, al significar que nuestra economía funciona y nuestra situación está consolidad­a. Lo que no es cierto, pese a las cifras que exhiben. Presentan como un éxito que nuestra inflación es la mitad que la media europea. Pero la subyacente es el doble y la de alimentos llega al 16 por ciento. Y es que mienten incluso con las estadístic­as. O precisamen­te con ellas.

No quiero entrar en la escena doméstica porque ustedes están tan enterados como yo del pulso que mantiene Podemos con el PSOE, con Yolanda Díaz como caballo de Troya de Sánchez a su izquierda. Hay allí un número determinad­o de votos que pueden votar a Podemos o a Sumar, pero no crecer. Y si lo hacen por separado, sufrirán ambos. Y Sánchez. Al resto ya lo tiene a buen recaudo con pagos extraordin­arios. Pero lo de Yolanda y Pedro Sánchez es algo personal. Sin remedio.

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