Perdono pero no olvido

Sevilla, mi Sevilla, te perdono que las alegrías que me llevas dando no las pudiera disfrutar mi padre… Pero no olvido los años que llevas dándome alegrías… En tu peor año, desde hace ya algún tiempo, hoy lo has vuelto hacer, has asaltado el Elíseo europeo, para un año más, cuando el Resucitado se ha recogido en Santa Marina y los farolillos se han colocado, la primavera vuelve a Sevilla, y pasear tu nombre por Europa.

Dicen que nunca se rinde, tal vez por eso, sea sevillista, porque al fin y al cabo, lo bonito de esta vida es precisamente nunca rendirse… Y hablando de rendirse, permitidme que me acuerde de un luchador, un amigo, una buena persona, un gran bético… Don Luis Marqués, que Dios ha querido tenerte a su lado, porque hasta Él necesitaba de tenerte cerca, como todos nosotros, y hoy, seguramente habrás disfrutado y ‘picado’ con Antonio, con José Antonio, y con mi padre y seguro que desde arriba lo habéis disfrutado… Qué suerte tengo saber que hay béticos y sevillistas, aquí abajo y arriba, tan grandes, que no existen palabras para definirlos… y que, al fin y al cabo, tenemos que dar gracias a Dios por haber nacido en esta tierra Muy Noble, Muy Leal, Muy Heroica, Invicta y Mariana ciudad de Sevilla, donde como hermanos, sevillistas y beticos, podemos estar orgullosos de ser precisamente eso, hermanos, con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva… pero todos sabemos una verdad inmutable… con mi hermano me meto yo, pero ¡ojo, si alguien se mete con mi hermano! ¡Vamos mi Sevilla, vamos campeón! ¡Y ‘viva er Betis manque pierda’! ¡Aunque vaya el añito que me estáis dando!