El efecto bumerán de las políticas de Igualdad entre los adolescentes
► Un trabajo sociológico en un instituto de Madrid saca a relucir que el feminismo extremo está provocando justo el efecto contrario al que defiende ► Los varones se sienten criminalizados, víctimas sin presunción de inocencia
Culpables hasta que se demuestre lo contrario. El título del exhaustivo trabajo sociológico que ha elaborado el Centro Reina Sofía de FAD Juventud con más de cien alumnos sentados en cuatro aulas de Secundaria de un instituto público de Madrid ya habla del resultado final. Algunos adolescentes varones dicen sentirse «criminalizados» por los mensajes oficiales que se están dirigiendo sobre los hombres, se ven víctimas de las leyes y campañas del Ministerio de Igualdad y dicen haber perdido el derecho a la presunción de inocencia. En estos casos, hallan un culpable claro: el feminismo radicalizado.
Extremo y reciente, porque según las estadísticas de FAD Juventud, el antifeminismo y el negacionismo de la violencia de género se están asentando cada vez más entre los adolescentes. El número de jóvenes que se adscriben a estas narrativas se duplicó entre 2019 y 2021. Uno de cada cinco jóvenes minimizan o niegan esa violencia sexista. Se ha dado un giro a las políticas de igualdad y esto ha derivado en justo lo contrario a lo que se busca: la emergencia de discursos antifeministas. Los jóvenes han reaccionado en contra de lo que consideran la corriente de pensamiento ‘mainstream’ o principal.
A juzgar por las opiniones de esos alumnos de 14 a 17 años recogidas por
Al Ministerio se refieren para señalar que «acusa a los hombres». «Muchos de los adolescentes tienen una consideración muy negativa hacia el Ministerio de Igualdad como representación del feminismo extremo que tanto les preocupa» (pág. 45 del estudio publicado este mayo). Al preguntarles, algunos sostienen «la creencia de que las campañas publicitarias que promueven masculinidades igualitarias, sensibles y cuidadoras», así como la necesidad de repartir tareas del hogar, solo persiguen un objetivo: debilitar al hombre.
«El sentimiento de ser las víctimas, así como la angustia y desesperación con la que los adolescentes vislumbran el futuro, puede acabar politizándose desde posiciones contrarias al feminismo», concluyen los investigadores. Boneta Sádaba detalla que viendo negro su futuro y perspectivas laborales, algunos alumnos afirman que «si fueran mujeres lo tendrían más fácil».
Una de las figuras más criticadas por los jóvenes del estudio es la llamada ley del ‘sólo sí es sí’ de Igualdad, y no por la cantidad de excarcelaciones y rebajas de penas que ha supuesto (el trabajo de campo grupal se hizo entre octubre y diciembre de 2022, con la norma recién aprobada), sino porque algunos creen que tienen la «necesidad» de «defenderse si se les acusa de algo que no han hecho» y probar que sus compañeras «querían» tener esa relación. La bautizan como la «ley del contrato», identifican el consentimiento sexual con una figura contractual, e inciden en que tienen que poseer un contrato firmado para tener sexo con sus pares chicas.
Los autores hablan de lo que sucede también tras algunas charlas de igualdad en los colegios. «Viene una figura
Las siguientes declaraciones se extraen de entre el centenar de estudiantes de un centro público de un barrio al suroeste de Madrid que participaron a finales de 2022 en entrevistas y talleres grupales para el estudio del Centro Reina Sofía.
El Ministerio de Irene Montero «Muy pocas veces se le ve tener una buena opinión sobre los hombres. Siempre se refieren a ellos como violadores»
«Con la nueva ley todos los hombres son violadores hasta que demuestren lo contrario»
Negacionismo de la violencia
«Si no eres consciente, ya es por tu culpa. Te has pasado, es culpa del hombre que se está aprovechando de la mujer, pero también de ella por no haber controlado»
«Las medidas que meten crean más problemas de los que resuelven»
ajena y sienten que no pueden argumentar ni debatir sus opiniones», por lo que reaccionan contra ello. Los investigadores aclaran que las primeras sesiones fueron no mixtas y en ellas los varones se envalentonaban en sus afirmaciones ‘políticamente incorrectas’, pero chicas y chicos se unieron en los talleres finales y ahí muchos matizaron su postura. «Nos fuimos con la impresión positiva de que no están lejanos a querer la igualdad. Creen en ella, y al conocer casos reales de violencia, no niegan su existencia. Su banalización de la violencia de género no es férrea, sus discursos no están articulados», destacan.
Muchos jóvenes sí adolecen de una gran confusión acerca del feminismo. «La mayoría de las chicos que tenían posturas contrarias a las políticas públicas en materia de igualdad decían que ni siquiera se habían informado sobre el feminismo. Lo mismo ocurría con las leyes, hablan según lo leído en internet», dice Tomás Forte. De hecho, esta es la raíz del problema para el coordinador del máster de Igualdad de Género y Educación de la Universidad de Santiago de Compostela, Jorge García Marín: «Si se leyese más o explicase mejor, los jóvenes entenderían que el feminismo no es algo que vaya contra ellos».
Consentimiento e inocencia «Si nos liamos y la cosa va a más, si se pone caliente, le pregunto. Si no, no, porque da vergüenza. A ver, es que luego te puede decir ‘realmente yo no quería’ y da miedo por la denuncia»
«No puede ser que tú vayas de fiesta, una chavala te gusta, una noche de folleteo y luego se ve que a la chica no le gustas y porque no le gustas, denuncia al canto»
«Una chica pone tu nombre en una denuncia y estás jodido con pruebas falseadas hasta que seas capaz de probar que no eres culpable»
«Prefiero dejar constancia de que ella no se va a arrepentir. Le escribo en Insta ‘oye trae los condones’ y si me dice que sí, por lo menos dejo en acta que ella quería, que ha sido cosa de dos»