Irrupción del PP en las ciudades medias e incluso en muchas zonas rurales supone una noticia dantesca para el PSOE
Hasta hace muy poco, que el PP ganase las elecciones autonómicas en Andalucía era difícil. Que sacase mayoría absoluta era improbable. Pero que los populares se impusiesen en unas elecciones municipales era impensable. El resultado en los comicios de ayer es mucho más trascendente que el de las elecciones andaluzas del pasado junio, porque revela cómo el PSOE está perdiendo su capilaridad territorial, es decir, la poción mágica que le hacía irreductible en la comunidad autónoma.
La victoria del PP en las elecciones municipales significa mucho más que la constatación de que el ‘efecto Juanma’ sigue vigente. Evidencia que la marea no llega solo a San Telmo, sino también a los municipios, lo cual es una noticia muy grave para un socialismo andaluz que tradicionalmente ha sustentado su poder en los ayuntamientos. El PSOE había visto gobernar al PP en las ocho capitales de provincia —el triunfo de Javier Arenas en 1995, que anunciaba un relevo en la Junta de Andalucía que nunca llegó—, pero la irrupción de los populares en las ciudades medias e incluso en muchas zonas rurales supone una noticia dantesca para el PSOE. La filtración del ‘juanmismo’ más allá de los estratos electorales del centro derecha no es solo un fenómeno político, sino sociológico. Y eso son palabras mayores.
Porque lo cierto es que, poco a poco, Juanma Moreno le va dando la vuelta a Andalucía como un calcetín. Va enterrando tópicos y logrando que el grueso de los andaluces perciban a su partido como una opción política atractiva. La izquierda sigue sin percatarse de este proceso y continúa combatiendo el ‘juanmismo’ utilizando la munición tradicional: las alu