METEDURAS DE PATA
su informe, una preocupación que queda reflejada en no pocas encuestas. La última, de la cadena NBC, salió dos días antes del informe. Tres cuartas partes del electorado dijeron que a sus 81 años Biden es demasiado mayor para seguir ejerciendo la presidencia.
Estas preocupaciones no son nuevas. A finales de los 80, Washington ya temía por el estado de salud de Ronald Reagan, entre rumores de que padecía demencia senil y quien mandaba en la Casa Blanca era su mujer, Nancy. Tenía 73 años al comenzar su segundo mandato. En la campaña de 1984 los demócratas cargaron contra él por su avanzada edad, y Reagan se defendió con una frase que pasó a la historia de la pericia política: «No voy a hacer de la edad un tema de esta campaña. No voy a explotar, con fines políticos, la juventud e inexperiencia de mi oponente».
La alternativa
El problema para Biden es que no ha sido capaz de dar con una forma igual de socarrona de tranquilizar a sus votantes. El jueves, el presidente apareció ante los medios enfadado, agrio, culpando a la prensa de su propia edad y de las palabras del fiscal. «Soy la persona mejor capacitada en este país para ser presidente y terminar el trabajo que comencé», dijo. La alternativa tampoco es que sea la juventud y el brío encarnados. Trump no sólo tiene cuatro causas abiertas con 90 cargos penales. A sus 77 años, se confunde a diario, mezcla palabras y nombres, a veces dice frases sin sentido y se niega a admitir error alguno. Dijo que ganó unas elecciones a Barack Obama, que Viktor Orbán es presidente de Turquía, que la republicana Nikki Haley estuvo a cargo de la seguridad del Capitolio, todo falso.
La preocupación de los votantes por la edad de los líderes es algo nuevo, porque Biden y Trump son los candidatos más ancianos en presentarse al cargo, algo además que hacen a la vez. Según Alex Keysar, profesor de Historia y Política Social en Harvard, «la edad es un sustituto de la preocupación por la enfermedad y la posibilidad de que alguien muera en el cargo. ¿Esta persona es capaz de hacer el trabajo? Y luego: ¿Va a vivir para terminarlo?».
México y Egipto
Durante una reciente conferencia de prensa, Biden confundió Egipto con México al referirse al presidente de este país, con el que acababa de hablar: «El presidente de México, Al Sisi...».
Confusión con Francia
En un discurso en Las Vegas, Biden confundió al presidente francés Emmanuel Macron con François Mitterand, durante un relato sobre una reunión del G-7.
Kohl y Merkel
Durante un evento en Nueva York, el mandatario se refirió erróneamente al canciller alemán Helmut Kohl en lugar de a Angela Merkel, en un contexto relacionado con la política internacional. Después su equipo rectificó.
Tropiezos
En Helsinki, tropezó en las escaleras de Air Force One, lo que generó preocupaciones sobre su salud y equilibrio. No era la primera vez que tenía un percance similar.
Ucrania o Irak
Durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, Biden confundió la guerra de Ucrania con la guerra de Irak, lo que generó críticas y confusión sobre su conocimiento de los asuntos internacionales.
Dios salve a la Reina
Biden cometió otro desliz verbal cuando cerró de manera extraña un discurso sobre control de armas con la proclamación: «Dios salve a la Reina, hombre». El presidente estaba en Connecticut, un estado norteamericano, en aquel momento.