‘Afanador’, la danza española en el callejón del Gato
‘AFANADOR’ ★★★★☆
Idea y dirección artística: Marcos Morau. Coreografía: Marcos Morau y La Veronal, Lorena Nogal, Shay Partush, Jon López y Miguel Ángel Corbacho. Escenografía: Max Glaenzel. Vestuario: Silvia Delagneau. Música: Juan Cristóbal Saavedra, Enrique Bermúdez y Jonathan Bermúdez. Iluminación: Bernat Jansà. Intérpretes: Ballet Nacional de España (Dirección: Rubén Olmo). Teatro Real, Madrid
A Marcos Morau (Valencia, 1982) no se le puede catalogar fácilmente. El director de La Veronal no es únicamente un coreógrafo que hila historias con pasos y danza, sino un creador de universos propios, un fascinante arquitecto de la forma y el movimiento; sus espectáculos son danza, sí, pero también sueños y, en muchos momentos, instalaciones artísticas preñadas de sugerencias a menudo oníricas.
El Ballet Nacional de España se ha fijado en él y el resultado es ‘Afanador’. La inspiración de Marcos Morau ha sido el trabajo del fotógrafo colombiano Ruvén Afanador, y especialmente dos de sus proyectos, ‘Ángel gitano’ y ‘Mil besos’, con el flamenco como protagonista. A partir de ahí, Morau imagina una sesión fotográfica y desarrolla un ensueño en blanco y negro en el que las imágenes del fotógrafo se transforman en cuerpo y movimiento. Sonidos a veces atronadores, a veces sosegados, envuelven un trabajo hipnótico, una catarata de imágenes que empapan al espectador. ‘Afanador’ es un continuo claroscuro, un permanente latido de danza cincelado por la imaginación de tintes surrealistas de Marcos Morau, que posa su mirada sobre la mirada de Afanador, en una suerte de juego de espejos valleinclanescos del callejón del Gato.
Pero para convertir el sueño en realidad se necesita una compañía como el Ballet Nacional. El trabajo de los bailarines es portentoso; no solo porque en ‘Afanador’ se baila sin descanso, sino porque la coreografía les exige a menudo expresarse en un lenguaje ajeno. El resultado es sobresaliente, y merecen todos un aplauso sincero por su esfuerzo y calidad.
Dicho todo esto, surge una pregunta, que no es nueva: ¿Es éste el camino para darle contemporaneidad a la danza española? ¿Es el rumbo que debe seguir el Ballet Nacional? Hay en el flamenco actual figuras que experimentan e innovan desde dentro, ¿no habría que avanzar en esa línea?... En cualquier caso, bienvenidas sean apuestas como ‘Afanador’, con creadores como Marcos Morau, que nunca son un paso atrás.