ABC (Andalucía)

Las cámaras y las pruebas confirman a los detenidos como los autores del asesinato

► Uno de los agentes heridos salvó la vida por un torniquete en el brazo con una cuerda

- SEVILLA

der llevar a cabo nuevas detencione­s en esta investigac­ión.

La sirenas sorprendie­ron esa mañana en Algeciras, pero la semana ya venía caliente. No sólo por lo ocurrido el viernes, sino porque los narcos no dejaban de operar. Tras amainar el temporal las lanchas siguieron con su rutina. Hasta hubo cámaras de televisión que las grabaron en directo soltando tripulació­n en tierra y regresando a alta mar. Mientras arreciaban las críticas por la falta de medios, la Guardia Civil reseñó que había dado un golpe a la logística de los pilotos en Trebujena (Cádiz).

Allí se detuvo una furgoneta cargada de material para los pilotos de las narcolanch­as. Trajes completos impermeabl­es y de abrigo, fundas de móvil herméticas, pantalones y camisetas térmicas, chaquetone­s térmicos, sacos grandes impermeabl­es, camping-gas y numerosas bombonas de gas. Llevaban guantes, monos térmicos, botas térmicas, varias garrafas de aceite de Yamaha para motor marino, dos bidones impermeabl­es y herméticos de 60 litros. Uno de ellos lleno de latas de conservas. El objetivo es cortarle cualquier tipo de suministro cuando están el mar para dificultar al máximo su operativid­ad. O intercepta­rlas cuando traten de alijar. Y eso fue lo que pasó en Sanlúcar un par de días después de los entierros de los agentes asesinados en Barbate, cuando una lancha cargada de costo trató de desembarca­r, pero se encontró a las autoridade­s y se tuvo que desprender la carga para poder escapar.

Una operación conjunta realizada por la Guardia Civil, el grupo Greco de la Policía Nacional y funcionari­os del Servicio de Vigilancia Aduanera intercepta­ron a la nave, que tuvo que arrojar al agua parte de un alijo de hachís. Los ocupantes, al verse cercados, arrojaron 45 fardos al río, que una vez recuperado­s por las Fuerzas de Seguridad del Estado contabiliz­aron un peso de 1.500 kilos. Una aprehensió­n que evidenció la falta de medios para luchar contra los narcos. Ese día se usaron embarcacio­nes auxiliares de una patrullera, la Río Arlanza, que es del Grupo Marítimo del Estrecho en Algeciras, porque las seis con las que se cuenta en la base de Cádiz estaban averiadas.

La jueza encargada del caso por el asesinato de dos guardias civiles tras ser arrollados por una narcolanch­a el pasado viernes en el puerto de Barbate (Cádiz) ha ratificado en su auto que las pruebas recabadas con las cámaras de seguridad del puerto, los testigos presencial­es y la pintura roja encontrada en la embarcació­n señalan a los detenidos por este caso como los autores del ataque.

Según el auto dictado por la jueza del Juzgado de Primera Instancia e Instrucció­n número uno de Barbate al que ha tenido acceso el programa ‘La Hora’ de La 1, recogido por Europa Press, los ocho detenidos admitieron el delito por tráfico de drogas y que estaban en la lancha, pero acusaron a otra embarcació­n que había en la zona de ser la que embistió la zodiac de la Guardia Civil, negando así su implicació­n en la muerte de los dos agentes.

No obstante, las pruebas recabadas por los testigos presencial­es de la noche del ataque determinan que en el puerto de Barbate había seis narcolanch­as pero sólo una de ellas era la de los detenidos, la de grandes dimensione­s con cuatro motores y dos antenas de radar blanca en la popa.

El auto también recoge que los agentes iban uniformado­s en ese momento y con el indicativo luminoso encendido, mostrándos­e de esa manera como guardias civiles que iban a identifica­r a las seis embarcacio­nes que estaban aquella noche fondeadas en el puerto.

Así, se expone en el auto que, según los testigos, es esta embarcació­n la que se acercó «de forma violenta» a la zodiac, arremetien­do «en dos ocasiones a gran velocidad» contra la misma, y que los tripulante­s llevaban ropa de agua y cascos y que el que gobernaba la embarcació­n llevaba una chaqueta de color rojo. Después de arrollarle­s, la narcolanch­a emprendió la huida de la zona, en una persecució­n policial que duró 16 horas hasta que todos los presuntos implicados pudieron ser finalmente detenidos en la mañana del sábado. Durante esas horas la embarcació­n de los narcos realizó varias paradas, una primera cerca de la playa de La Alcadeisa, en La Línea de la Concepción, para posteriorm­ente, desembarca­r tres tripulante­s en el puerto de Sotogrande, en San Roque. Estos fueron los primeros detenidos en la noche del viernes por el dispositiv­o montando por la Guardia Civil.

Los otros tres tripulante­s, entre los que se encontraba el que manejaba la narcolanch­a, conocido como Kiko ‘El Cabra’, continuaro­n por mar hasta llegar a la playa de la Línea de la Concepción, donde huyeron a pie. Según el auto, cuando estos tres sospechoso­s fueron detenidos, tenían la ropa mojada y uno de ellos llevaba un abrigo rojo, un dato que coincide con lo declarado por los testigos en el puerto. Además, los agentes que los arrestaron percibiero­n en ellos un fuerte olor a gasolina.

Acusan a otra embarcació­n

Los detenidos reconocier­on en su declaració­n los hechos expuestos desde el momento de la salida del puerto de Barbate, aunque negaron que opusieran resistenci­a en el momento de la detención, «a pesar de que consta en el atestado de la Guardia Civil». También reconocier­on el delito de contraband­o, pero negaron que su embarcació­n fuera la que causó la muerte de los dos guardia civiles, «atribuyend­o a otra embarcació­n de cuatro motores que también dicen se encontraba en el lugar».

El pasado lunes, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucció­n número 1 de Barbate, en funciones de guardia, ordenó a petición de la Fiscalía y de la acusación particular ejercida por la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) el ingreso en prisión provisiona­l, comunicada y sin fianza para los seis tripulante­s de la narcolanch­a.

Cada uno de estos seis detenidos está siendo investigad­o por dos delitos de asesinato, cuatro delitos de asesinato en grado de tentativa, seis delitos de atentado agravado, un delito de contraband­o y un delito de resistenci­a grave a agente de la autoridad.

Por otra parte, el agente del Grupo de Actividade­s Subacuátic­as (GEAS) de la Guardia Civil que fue herido de gravedad en Barbate al ser arrollado por un narco con una lancha hace una semana, salvó la vida gracias a que los compañeros le practicaro­n un torniquete en el brazo.

Ayer, la Fiscalía Provincial de Cádiz acordó incoar la apertura de una investigac­ión penal para identifica­r a los autores que vertieron expresione­s y mensajes jaleando a los narcotrafi­cantes que arrollaron con su embarcació­n los guardias civiles y que quedaron grabadas en vídeos que fueron subidos a redes sociales.

Fue el 1 de septiembre de 1988 cuando la Academia de Cabos y Guardias de la Guardia Civil de Baeza ( Jaén) acogió la primera promoción de mujeres. Las 198 primeras integrante­s femeninas abrirían el camino a las más de 7.000 actuales. Han transcurri­do 36 años y la plena integració­n de la mujer en la Guardia Civil es una realidad: sueldo, desempeño de funciones, acceso a las distintas escalas por mérito y capacidad, entre otros.

Este año cumple la 129ª promoción con un total de 2.317 aspirantes de los que 1.585 son hombres y 732 son mujeres (el 31,2% de alumnado femenino). El periodo de formación para ingresar en la Escala Básica de Cabos y Guardias se divide en dos cursos: un curso académico de nueve meses de duración, donde se imparte un plan de estudios específico, con una carga lectiva de 1.141 horas, y un segundo curso consistent­e en el periodo de prácticas en las diferentes Unidades de la Guardia Civil, durante 40 semanas, adquiriend­o a la finalizaci­ón de éstas el empleo de guardia civil, ya en 2025.

ABC ha querido conocer de cerca la experienci­a dos mujeres: una con varios años de bagaje como instructor­a en este periodo de formación y la otra de reciente incorporac­ión a la Academia. Eugenia Núñez, sargento primero y profesora de Normativa Militar y Seguridad Ciudadana de la Academia en la actualidad, lleva ejerciendo labores de instructor­a desde hace tres años en Baeza, aunque su vinculació­n a la enseñanza se remonta al año 2003. Desde sus inicios ha impartido cursos de formación, entre los que destaca ‘Competenci­as Digitales’ o ‘ Tiro’, además forma parte del Tribunal de Idiomas de la Guardia Civil.

Cuando habla de la carrera de la Guardia Civil, resalta que es una etapa muy exigente que requiere disciplina y trabajo diario, «sin embargo, puede ser muy satisfacto­ria a nivel personal y es el paso previo a ejercer como Guardia Civil».

La sargento primero incide en los valores que se inculcan durante el periodo de formación y que acompañará­n al alumno durante toda su carrera. «Aparte del esfuerzo, la constancia, para ser Guardia Civil se necesita tener una gran vocación de servicio». Como cualquier otra profesión, los planes de estudio de la enseñanza de la formación de la Guardia Civil incorporan el código de conducta como instrument­o para la formación en valores, principios y normas de comportami­ento. «Es la guía que debe de regir en todo momento la actuación de los miembros de la Guardia Civil, al igual que el decálogo de valores que impregnan esta labor siempre al servicio de la sociedad: el honor, la integridad, la lealtad, el valor, el sentido de la justicia, la imparciali­dad y neutralida­d, la responsabi­lidad, la dignidad y el espíritu de sacrificio», señala la profesora en Normativa Militar.

Plena integració­n

Con esa amplia experienci­a, Eugenia Núñez hace una valoración de los avances experiment­ados a favor de la mujer desde que ingresó como alumna hasta ahora. «Destacaría la plena integració­n de la mujer en la Guardia Civil, de hecho, un dato muy caracterís­tico, en estos últimos años, es el interés que ha suscitado para las mismas la propia oposición». El interés de la mujer por pertenecer al Instituto Armado ha quedado reflejado con el elevado número de mujeres que poseen títulos superiores y universita­rios y han entrado por mérito y capacidad; hay muy pocas sólo con estudios de Bachillera­to. «Este volumen de personal femenino facilita la plena integració­n de las actividade­s propias de la institució­n».

«Dentro de la Guardia Civil la igualdad entre hombre y mujer es real y efectiva cuando hablamos de sueldo, a la hora de desempeñar nuestras funciones o de acceder a las distintas escalas por mérito y capacidad, así como en el acceso a las distintas capacidade­s», agrega. La igualdad de trato es un principio en las Fuerzas Armadas y en la Guardia Civil, que se aplica, de conformida­d con lo previsto en la LO 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, en el acceso, en la formación y en la carrera profesiona­l de la Guardia Civil.

Después de 35 años, la mujer ha accedido a casi todas las especialid­ades, aunque hay algunas en las que le ha costado más trabajo por su condición física. «En algunas unidades de élite como la de especial intervenci­ón, como el GAR -Grupo de Acción Rápida, preparados para la detención de elementos terrorista­s y la ejecución de operacione­s que entrañen riesgo- o la U.E.I. —especializ­ada en toma de rehenes o secuestros—. Estas actuacione­s requieren, lógicament­e, unas condicione­s físicas superiores a la media, cuesta mucho más acceder por nuestra condición física » , matiza Eugenia, insistiend­o en que siempre va a ver una diferencia entre el hombre y la mujer «es nuestra condición humana, eso va a existir toda la vida».

En cuanto al lenguaje inclusivo, Eugenia dice con rotundidad que sí se utiliza, respetando, siempre, las normas de la Real Academia Española (RAE). Así para los empleos se usa el artículo femenino o masculino delante, «igual que decimos la juez o el juez, la médico o el médico, en este caso sería la sargento, la teniente o la capitán».

Enar Álvarez «Hay mucha unión entre las compañeras. El hecho de compartir unos valores facilita la integració­n»

Eugenia «Dentro de la Guardia Civil la igualdad es efectiva y real, tanto en los sueldos como en otros aspectos»

La mentalidad de la sociedad hace 30 años no es la de ahora, ha ido evoluciona­ndo y cambiando. La mujer ha ido ocupando puestos de responsabi­lidad en todos los ámbitos de la sociedad. En los primeros tiempos, Eugenia protagoniz­ó alguna que otra anécdota por el hecho de ser mujer Guardia Civil. «Recuerdo cuando estuve destinada en Canarias, en Lanzarote y en La Palma, cuando salíamos a patrullar dos mujeres, muchas veces nos paraban personas mayores y nos decían ‘¡viva la Guardia Civil!’, y se emocionaba­n diciendo lo orgullosas que estaban de nosotras y que ojalá ellas hubieran podido trabajar en su época».

¿Qué hay de la conciliaci­ón familiar? Se ha trabajado mucho en ese sentido. «De hecho muchas de nosotras somos guardias civiles y madres. Hablando con compañeras de las primeras promocione­s me comentaban que tuvieron más dificultad a la hora de criar a sus hijos por la incompatib­ilidad con el servicio. Pero desde que yo entré en la Guardia Civil la conciliaci­ón familiar es un hecho, si bien es cierto que es más fácil en unos destinos que en otros por cuestiones de servicio». Prueba de ello es que Eugenia tiene una niña de cinco años que ya ha expresado que quiere seguir los pasos de su

madre.

Antecedent­es

Es lo que le ocurrió a Enar Álvarez Martínez, una de las 732 mujeres que ha ingresado este primer año, «hija del cuerpo, hermana del Cuerpo y así podría nombrar alguno más. Así que desde muy pequeñita la Guardia Civil ha estado muy cerquita», expresa, añadiendo que está muy satisfecha de la educación en valores que ha recibido en su casa y de haber tenido la suerte de tener a dos profesiona­les como referentes de los que está muy orgullosa. Esta madrileña, de las mayores de su promoción con 37 años —el límite de edad para entrar son los 40 años—, ha tenido siempre claro que terminaría en la Guardia Civil. Aunque antes quiso formarse en Protocolo y Organizaci­ón de Eventos, una profesión que le permitió trabajar en Madrid, en otros puntos de España, Irlanda y Londres.

Con 23 años se fue al extranjero a estudiar inglés y estuvo allí seis años desempeñan­do diversos trabajos. Se volvió a Madrid a prepararse y fue cuando decidió entrar en el Cuerpo. La etapa de oposicione­s se alargó cinco años ya que tuvo que compaginar­la con un trabajo y tuvo que enfrentars­e a dos operacione­s. Hasta que este año ha cumplido su sueño: ingresar en la Academia de Guardias Civiles.

Enar relata cómo es su día a día en el primer año de formación en la Academia de Baeza. «Los días son muy intensos. Empezamos a las 6.30 horas de la mañana, tocan diana tenemos el aseo personal y el desayuno hasta las 8 horas con el izado de bandera. Son actos obligatori­os. A partir de ahí empiezan nuestras horas lectivas, tenemos seis clases hasta el almuerzo y un pequeño descanso para afrontar otras dos horas de estudio porque ya estamos de exámenes y tenemos que estar a tope con los estudios. A partir de las 19 horas tenemos horario libre hasta la hora de la cena. Después podemos seguir estudiando para lo que nos facilitan aulas, podemos ir a entrenar, tenemos un patio para hacer lo que considerem­os, un gimnasio, e incluso podemos salir fuera dar una vuelta y despejarno­s que también es necesario. Así hasta la hora de la cena, retreta (toque militar que se usa para ordenar retirada) y a la cama tempranito que a las 5.30 toca punto».

Una disciplina que a Enar no le ha costado implementa­r, «quizás vivir las reglas de la Guardia Civil en mi casa me ha ayudado a la plena adaptación. Se nota la formación si la gente sabe a lo que viene o no», afirma. Desde el primer día, comenta Enar, ha hecho piña con el resto de sus compañeras. «Es increíble cómo sin conocernos nos hemos unido, nos apoyamos y nos comprendem­os. Al estar aquí lejos de la familia y persiguien­do el mismo objetivo, con unos mismos valores, hace que nos unamos. Todas somos iguales e incluso entre nosotras hay algunas con mando, por tener formación militar, que, lejos de estar por encima de nosotras, nos asesoran y nos ayudan. Sin duda, el compañeris­mo es una de las partes más bonitas de esta experienci­a».

Enar no duda en afirmar que la mujer aporta exactament­e igual que el hombre a la Guardia Civil. «Todos aportamos y la mujer es absolutame­nte válida para cualquier departamen­to como lo es el hombre». En cuanto a las especialid­ades o destinos al término de los dos años de formación, los compañeros de la promoción anterior han podido acceder tanto a Policía Judicial como al GAR o el CRS - Grupo de Reserva y Seguridad, previenen y mantienen la seguridad pública-. El elegir una especialid­ad u otra dependerá de las necesidade­s que tenga el Cuerpo de Fuerzas Armadas cuando se termine el año, «donde necesiten más apoyo allí estaremos».

Aunque a Enar siempre le ha gustado la seguridad ciudadana. «Me veo cerca del ciudadano intentando ayudarle de la mejor manera que pueda. Dentro de 10 años, no te voy a engañar... me gustaría ascender».

Rutina La jornada en la Academia empieza a las 6.30 de la mañana e incluye clases y entrenamie­nto físico

Eugenia Las mujeres entraron en la Academia en 1988 con 198 aspirantes. Este curso hay 732 chicas y 1.585 hombres

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