ABC (Andalucía)

El recolector de cuerpos en el frente de Donbass

Tulipán Negro se dedica a recoger cadáveres para identifica­rlos y, en caso de que sean soldados rusos, entregarlo­s al Ejército para un futuro intercambi­o con el enemigo

- MIKEL AYESTARAN ENVIADO ESPECIAL A SLAVIANSK (UCRANIA)

Hay que salir de Slaviansk y perderse por las rutas rurales vecinas para dar con la base del grupo Tulipán Negro. «Ochenta años después del final de la II Guerra Mundial nunca sabremos el número exacto de muertos y en esta guerra que sufrimos ahora ocurre igual, es muy poco probable que sepamos la cifra», Oleksiy Yukov, líder del grupo, se pone los guantes de goma mientras sus ayudantes bajan uno por uno los cuerpos de un camión frigorífic­o. Tulipán Negro es uno de los grupos que se dedica a recoger cuerpos de la línea del frente para identifica­rlos y, en caso de que sean soldados rusos, entregarlo­s al Ejército para un futuro intercambi­o con el enemigo.

Yukov es un aficionado a la historia y a los trece años comenzó a buscar restos de militares caídos en la II Guerra Mundial. El Donbass fue uno de los puntos de choque entre el Ejército Rojo y los alemanes y ahora se ha convertido en el frente más activo del pulso entre Moscú y Kiev. Yukov, que ahora tiene 38 años, y sus ayudantes se juegan la vida cada semana para recolectar cuerpos en el frente.

«Es muy peligroso, siempre hay disparos y drones. No miran a nuestro trabajo de recogida de cuerpos, disparan a todo ser vivo que se mueve. En esta guerra no hay reglas y tenemos que entenderlo. Arriesgamo­s nuestras vidas, pero entendemos que nuestros chicos que han quedado tirados en los campos también lo hicieron. Nuestra obligación es devolverlo­s a casa», opina Yukov. En estos dos años, además de ucranianos, han recogido también a cientos de militares enemigos, en su mayoría jóvenes de entre 18 y 30 años.

En el campo vecino a la base han ordenado diez cuerpos en bolsas de plástico de color negro. Las van abriendo una a una y se inspeccion­an los restos para encontrar documentos que permitan la identifica­ción. En la mayoría de ocasiones es muy complicado porque los soldados no llevan sus documentos al frente, para los superstici­osos esto da mala suerte, los cuerpos están descompues­tos o directamen­te calcinados. El equipo de Tulipán Negro realiza el trabajo con pausa y documenta cada caso con vídeo y fotografía­s. Los diez cuerpos pertenecen esta vez a militares rusos, uno de ellos tiene la tarjeta de identidad encima y se trata de un joven de veinte años. Otro lleva un Corán en el bolsillo del pantalón.

Intercambi­o de muertos

«Los responsabl­es de nuestro país negociarán con el otro lado el intercambi­o de estos cuerpos de militares rusos a cambio de nuestros chicos. Cada persona que está aquí la vamos a devolver a la Federación Rusa, nosotros devolvemos los muertos, no los escondemos, los devolvemos siempre», explica Yukov. Este trabajo es para los miembros de este grupo «importante tanto para los muertos como para los vivos. Porque la vuelta del cuerpo es fundamenta­l para las familias», en palabras del líder y cerebro de estas operacione­s que le han llevado a ver de cerca frentes como el de Bajmut.

El intercambi­o de cuerpos entre Rusia y Ucrania es un proceso altamente secreto y ninguna de las partes ha revelado el número total enviado. Todos los datos relacionad­os con las bajas sufridas son un tabú, aunque con el paso de los meses y el tipo de guerra de trinchera queda claro que la cifra es muy elevada. Un tipo de guerra al estilo de la que se libró en la contienda mundial hace ocho décadas.

Los servicios de seguridad de Ucrania creen que los cuerpos de miles de soldados rusos muertos son eliminados de manera informal por sus propios compañeros y el Kremlin los registra como «desapareci­dos en combate». Se trata de un punto importante ya que un soldado no puede ser declarado muerto por el Estado hasta que haya un cuerpo.

Mientras inspeccion­a uno de los cuerpos, Yukov reflexiona en voz alta para que le escuchen los miembros de su equipo. «¿Cómo es posible que en el siglo XXI levanten estatuas en honor al ‘soldado desconocid­o’? Es una locura que pasa cuando un Ejército llena fosas con los caídos y los deja en el campo de batalla. Es una forma de quitar a los muertos sus nombres y apellidos», denuncia el líder de Tulipán Negro.

Cuando se termina el proceso de identifica­ción se cierran las bolsas. La baja temperatur­a y el estado avanzado de descomposi­ción mitigan el hedor. Ahora entregarán los cuerpos y todos los detalles de cada uno de ellos a las autoridade­s para que pongan en marcha los contactos con el enemigo. En la última semana Rusia ha logrado hacerse con el control de Avdiivka, Pobeda y Lastochkin­o y cada avance se consigue a base de mucha sangre. Para Moscú y Kiev las bajas son secreto de Estado, un secreto que sólo conocen las trincheras del Donbass y que Yukov y sus ayudantes se esfuerzan por desvelar.

// Dos años de la invasión rusa de Ucrania

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// M.AYESTARAN Yukov identifica a un soldado ruso muerto en el Donbass

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