Un supermartes descafeinado tras la decisión judicial
la vía penal por supuesta incitación a la insurrección, sustracción de documentos clasificados y otras causas. Además acumula demandas por lo civil, y acaba de ser multado en Nueva York con 350 millones de dólares por fraude fiscal al falsificar valor de sus activos para conseguir créditos con condiciones favorables.
La Corte Suprema está en un momento complicado, rodeada de polémica por determinadas decisiones recientes, como la de anular su propia jurisprudencia sobre la legalización del aborto o, más recientemente, anunciar que decidirá si Trump gozaba de inviolabilidad en supuestos delitos cometidos en ejercicio del cargo, lo que afectaría al grueso de las causas abiertas contra él, en especial la de incitación a la insurrección.
Fallo por unanimidad
Por esas controversias, los magistrados, en su fallo, repiten varias veces que este ha sido unánime. Es algo que refuerza la juez conservadora Amy Coney Barrett en un voto particular: « El tribunal ha decidido sobre un tema político sensible durante una época de elecciones presidenciales muy tensa».
«En esta situación, lo que decidamos en el tribunal debería calmar al país, no alterarlo más. Lo que realmente importa ahora es que los nueve jueces estamos de acuerdo en cómo se resolvió este caso. Eso es lo que la ciudadanía en Estados Unidos debería recordar». Barrett es, sin embargo, una de las figuras más divisiva de la Corte, simplemente por el hecho
En un ciclo electoral normal, un supermartes tiene mucho interés. Habitualmente, el día de votación conjunta de un nutrido grupo de estados coordinados, permite decidir los candidatos. Tras esta cita con las urnas, tradicionalmente en torno a marzo, uno de los aspirantes coge fuerzas y encara el ‘esprint’ final.
Este año, sin embargo, el supermartes no tiene el mismo interés. La decisión de la Corte Suprema lo deja todo más o menos atado, como estaba ya
de que la eligió Trump para el cargo, como a otros dos compañeros, tres de nueve. Barrett sucedió al icono de la izquierda militante en la judicatura, Ruth Bader Ginsburgh, que se negó a dejar l a bancada cuando Barack Obama aún era presidente y acabó muriendo bajo el mandato del magnate neoyorquino. Los demócratas advirtieron de que Barrett permitiría anular el permiso a abortar hasta que el feto fuera viable, como finalmente sucedió.
Ahora en Estados Unidos no hay ley federal sobre el aborto. Es ese, según las encuestas, uno de los asuntos más importantes en este año electoral, lo que le da a Biden cierta ventaja entre las votantes mujeres. Trump, consciente de que una prohibición desde las primeras votaciones en los estados de Iowa y New Hampshire: Donald Trump será el candidato republicano y se medirá con Joe Biden. Los dos, tanto demócratas como republicanos votan en 15 estados y la Samoa, en primarias y asambleas o caucus.
Los republicanos compiten por 865 delegados de un total de 2.429, es decir, el 35%. Los demócratas pelean por 1.420 delegados, de un total de 3.934, el 36% de todos los delegados que acudirán al congreso del partido.
casi total del aborto como se ha dado en estados como Texas es un peligro para su campaña, apoya ahora la interrupción del embarazo hasta las 15 semanas, algo similar a lo que rige en España, por ejemplo.
A pesar de esos esfuerzos de aparecer unidos, los jueces no han podido mostrar cierta división. Las tres juezas que se identifican como progresistas –Elena Kagan, Sonia Sotomayor y Ketanji Brown Jackson– dicen en otro voto particular que su propio fallo va demasiado lejos al afirmar que sólo el Capitolio puede inhabilitar a alguien por insurrecto. Las tres afirman que debería haber otras opciones de aplicación de esa enmienda por la vía judicial o, incluso, ejecutiva.