CHAMPIONS LEAGUE, OCTAVOS DE FINAL
2-0 1-0 0-1 1-3 1-1 1-0 1-0 1-1
PSG - Real Sociedad Lazio - Bayern Leizpig - Real Madrid Copenhague - M. City Nápoles - Barcelona Oporto- Arsenal Inter - At. Madrid PSV- Dortmund 2-1 0-3 1-1 1-3 12/3 12/3 13/3 13/3
al área de Bellingham, bien defendida por Orban, el escaso bagaje ofensivo del Madrid.
El equipo presionaba como los niños lo hacen en el patio del recreo, dejaba demasiado espacios entre líneas y le daba al botón de ‘on’ del parabrisas como si no hubiera porterías. Poca pitada le cayó de su gente camino del vestuario. Música de viento que ya había empezado veinte minutos antes. Merecido.
Ancelotti, que iba camino de atragantarse con los chicles, se olvidó de la caja y le dio al coco antes de que el balón volviera a rodar. Rodrygo, al campo. Camavinga, al banquillo. Vuelta al 4-4-2.
El regreso al hábitat natural de esta temporada mejoró ligeramente al equipo, pero no hizo desaparecer el runrún. Ni escondía la realidad. El Leipzig llegaba más, se lo creía más y solo necesitaba apuntar mejor.
Estaba tan desquiciado el Madrid que Vinicius se salvó de una roja en el minuto 60. Venía picado de una jugada anterior en la que el colegiado italiano no le había pitado falta, y lo pagó encarándose con Orban tras una disputa entre ambos en el centro del campo. Empujón con las manos al límite del cuello. Amarilla. Con un árbitro pejiguero, seguramente colorada.
Como tenía la cara Kroos, que extrañamente en él sudaba como un pollino. Así de raro era el partido. Tanto que el primer disparo de los blancos llegó en el 63. Gulácsi mandó a córner el disparo de Rodrygo. Fue el prólogo del 1-0.
En el 65, la primera vez que pudo correr el equipo blanco, dejó el balón en la red. Kroos robó en la frontal de su propia área, combinó con Bellingham, que condujo durante cuarenta metros para darle el balón en carrera a Vinicius, que en dos toques la puso en la escuadra. Celebración y respiro. Por poco tiempo
Un minuto después, Rudiger sacó bajo palos un disparo de Xavi Simons al que ya no llegaba Lunin. El alemán se giró hacia la grada, cerró los puños y celebró su brillante acción defensiva como un gol en la final de un Mundial. Sabía que venía un epílogo de desfibriladores.
En el 69, los alemanes por fin recibieron una pequeña recompensa a su excelente eliminatoria. Centro de Raum y remate de cabeza de Orban, que le ganó con facilidad el duelo a Nacho. 1-1 y nervios. Muchos nervios.
Como en casi toda la eliminatoria, le faltó acierto a los germanos para llevar la eliminatoria a la prórroga. Olmo, con un larguero en el 91 estuvo a punto de hacerlo. El Leipzig murió con honor, en área del Madrid. El Madrid pasó con deshonra.