ABC, en el lado correcto de la historia
► El periódico resistió las presiones para que acogiera las teorías conspirativas de la matanza aun a costa de su difusión. La Justicia avaló todas sus informaciones
Cambio radical
El 15 de marzo la sociedad española a era muy distinta a la de solo cuatro o días antes. Se había producido la matanza terrorista; acusado al Gobierno de mentir por su defensa de la autoría de ETA, contradiciendo la investigación; el PSOE había lanzado a los ciudadanos contra las sedes del PP la víspera de las elecciones generales y responsabilizado al Ejecutivo de los atentados por su participación en la guerra de Irak, y finalmente se había producido el vuelco electoral que llevó a José Luis Rodríguez Zapatero a La Moncloa. Pero sobre todo, la división entre los españoles era una realidad que aún continúa y por primera vez desde la Transición se ponía en duda la legitimidad de las instituciones.
El frentismo, como era previsible, se trasladó a los medios. Los conservadores, salvo ABC, empezaban a avalar teorías ‘creativas’ sobre la autoría de la matanza. Ya entonces comenzaron las primeras presiones sobre el periódico. ¿Por qué no se sumaba a ese coro mediático, que además sostenía una argumentación tan sugestiva?
Un jueves del otoño de 2004 la Dirección de ABC pidió a dos de los pe- riodistas encargados de la información del 11- M que fueran a la planta séptima de la sede del PP porque un alto cargo –se omite el nombre– les iba a explicar por qué ETA estaba impli- cada en la matanza. «Va a ser la apues- ta del fin de semana, pensad en cua- tro o cinco páginas». Los profesionales, que jamás habían alimentado esa teoría con sus informaciones, acudieron con curiosidad. A los cinco minutos de conversación, tras varias preguntas, el interlocutor admitió: «No tenemos ninguna prueba de esa vinculación, aunque hay algunas coincidencias llamativas. Pero ninguna prueba». Nada más salir, los periodistas relataron a sus jefes lo sucedido. Por supuesto, no se publicó una línea de aquel disparate.
En diciembre de 2005 Zarzalejos regresó a la dirección de ABC. La primera noche de nuevo en el puesto, ya con dederá siempre vuestra información. Resulta curioso que una decisión prprofesional que solo suponía respaldadar el trabajo de los profesionales de la Casa derivara en un manual de resissistencia. ABC no se sumó a la ola de dedesinformación y mentiras y eso indidignó a quienes la impulsaban. Por ununa razón: el peso del periódico en el cecentro-derecha era muy importante y la legitimación total de esa operación popolítico-mediática solo era posible con su participación.
Hubo muchos más cuestionamientotos como ese en los agónicos tres años y mediom entre los atentados y la sentetencia. Cada teoría y cada campaña ‘crcreativa’ lanzada con más o menos ruruido por la competencia –la Kangoo y lal orquesta Mondragón, la cadena de cucustodia de la mochila de Vallecas, el ácácido bórico, los supuestos rastros de tittitadyne y un sinfín inolvidable– se sommetieronmetieron al contrastecontras con las fuentes directas policiapoliciales y judiciales y en esae comprobación fuerfueron cayendo una tras otra de forma inapelapelable. Surgió así poco a poco un vínculolo indestructibleind entre quienquienes debían hacer su trabajotra y los responsablesables de respaldarlo, con titiras y aflojas lógicos,cos, cocon el prestigio centenaritenario de ABC en juego y su futurofu empresarial pendiependiendo en parte de esa deldelgada línea. Si algunaal vez ha tenidodo sentsentido la fidelidad a la verdad,verda la pulcritud del dato asaséptico y la razón de ser deld periodismo fue en esa ttravesía infinita. Pero el pprecio iba a ser alto. Si el periódicoperi se empeñababa en su postura lo único que quedabaqued era, primero, desprestidesprestigiarlo, y si era posiblesible destruirlo.dest Zarzalejos fue el mediomed elegido, pero el periódico era la piezapie a abatir. A ello se aplicaron con fuerza los promotores de la operación con la colaboración de parte del PP, que perdería otras elecciones en buena medida por ello. Las ventas cayeron. Mucho. La competencia en el sector del centro-derecha se frotaba las manos con sus beneficios económicos. Algunos, dentro de la Casa, también dudaron: «Estáis jugando con el pan de nuestros hijos», dijo un compañero, angustiado por el desarrollo de los acontecimientos. Pero llegó el 31 de octubre de 2007 y a las 11.32, entonces sí, todos, dentro y fuera, vieron claro que ABC había estado en el lado correcto de la historia.
«Si alguna vez ha tenido sentido la fidelidad a la verdad fue en esa travesía infinita hasta la sentencia»