Diez poblaciones superaron el tope salubre de nitrato en agua en 2022
► Del agua subterránea del Guadalquivir bajo análisis, el 39 por ciento estaba contaminada
El agua es vida. No hay certeza más rotunda. Pero también en su paradoja su consumo puede suponer un problema para la salud, como ocurrió en 2022 con diez poblaciones andaluzas que tuvieron una concentración de nitratos por encima de lo permitido.
Diversos estudios refrendan la relación directa entre la ingesta de estas sales del ácido nítrico y algunos tipos de cáncer, como el colorrectal o el de próstata, así como con la metahemoglobinemia, que pasa factura física en los lactantes menores de seis meses.
Por ello existe un tope que en ningún momento debe rebasarse. La legislación española y europea lo fijan en 50 mg de nitratos por litro de agua destinada al consumo humano.
Sin embargo, organizaciones como Ecologistas en Acción advierten que «no es lo suficientemente precautorio y debiera de reducirse para proteger la salud humana de manera más eficaz». Así se extrae del informe ‘La contaminación por nitratos y su impacto en el medio ambiente y el agua de consumo humano’, elaborado por el coordinador del Área de Tóxicos de la ONG ambiental Koldo Hernández.
De hecho, a comienzos de 2022 se aprobó el Real Decreto 47/2022, de 18 de enero, que actualizaba los límites en 25 mg/l para las aguas superficiales y 37,5 mg/l para las subterráneas.
Del informe de Ecologistas en Acción también se extrae la petición de hacer «responsables económicos a los causantes de la contaminación». Esto entronca con la realidad testada por la publicación de que son los fertilizantes agrícolas —muy especialmente en los casos de regadío— y la ganadería intensiva los principales causantes.
A la cabeza de Europa
Sanidad tomó entre 2020 y 2022 9.526 puntos de muestreo. Sólo en el último año se realizaron 26.153 analíticas de aguas superficiales y 9.699 de subterráneas. Los datos ya habían certificado que España era uno de los países más contaminados por nitratos de la UE.
Más concretamente, el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico hizó público que el 11% de las aguas superficiales tuvieron en 2022 una concentración de nitratos superior a la permitida. Este impacto suele derivar en la ‘eutrofización’, es decir «el aumento de nutrientes que causa que el fitoplancton y otras especies de flora acuática crezcan más rápido» y altere el ecosistema. Hernández desarrolla en su comunicación que «la turbidez y la materia en suspensión aumentan, impidiendo que la luz entre a capas profundas, lo que reduce el oxígeno disuelto». El resultado es la muerte de peces.
Por su parte, el tanto por ciento en aguas subterráneas resulta aún más alarmante pues escaló hasta el 37%. Además, Sanidad cifró en 214.851 los habitantes que vieron afectados su consumo de agua potable a cuenta de la contaminación por nitratos.
El caso andaluz
Varios estudios evidencian el vínculo entre la ingesta de nitratos y distintos tipos de cáncer, como el colorrectal y el de próstata
En el ámbito de las aguas superficiales los datos más elevados fueron los de la cuenca del Guadalquivir, donde un 18% de los 471 puntos de muestreo entre 2020 y 2022 mostraron una concentración superior a los 25 mg/l. Por su parte, sólo el 3% de la Cuenca Mediterránea Andaluza arrojó el mismo dato.
Las aguas subterráneas del Guadiana, con desembocadura en Ayamonte, fueron las más perjudicadas (el 58% de los 159 puntos de muestreo presentó más de 37,5 mg/l de nitratos). En el Guadalquivir el porcentaje fue del 39% y en Guadalete-Barbate, del 37%.
Por último, el consumo de agua potable se vio comprometido por el nitrato en Los Menas (Huércal-Overa) y Vera, en Almería; El Cañal (Vejer de la Frontera), en Cádiz; El Poleo y Las Higueras, de Priego de Córdoba; Lojilla (Montefrío) y Piñar, en Granada; Los Chopos (C. de Locubín), en Jaén; Humilladero, en Málaga; y Montellano, en Sevilla.