ABC (Andalucía)

Sánchez y Feijóo se enzarzan entre mascarilla­s y corrupción

► El presidente ignora el caso Koldo al exigir al líder del PP la dimisión de Ayuso

- JUAN CASILLAS MADRID

En el Congreso es ya imposible discernir quién controla a quién. Pedro Sánchez, convertido en un improvisad­o líder de la oposición contra Alberto Núñez Feijóo o contra Isabel Díaz Ayuso, evitó responder ayer a las preguntas sobre el caso Koldo. Lejos de ello, tras conocerse una investigac­ión fiscal sobre Alberto González Amador, pareja de Ayuso, y el cobro de dos millones de euros en comisiones por contratos de mascarilla­s, el presidente del Gobierno exigió al jefe de los populares que pida a su baronesa madrileña su inmediata dimisión.

Núñez Feijóo intentaba ganar impulso recordando aquella frase que le dedicó al presidente en la última sesión de control –«Usted lo sabía y lo tapó»–, pero de nada le sirvió al líder del PP enumerar las nuevas informacio­nes que han ido trascendie­ndo sobre el caso Koldo.

‘elDiario.es’ desveló anteayer una denuncia de la Fiscalía contra la pareja de Ayuso por un presunto fraude fiscal de 351.000 euros en la época de la pandemia del Covid-19, entre 2020 y 2021, y también el supuesto cobro de dos millones de euros en comisiones por la venta de mascarilla­s. Hace dos años ya hubo revuelo por contratos de intermedia­ción de Tomás Díaz Ayuso, hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid, para la venta de cubrebocas en esa autonomía, aunque tanto la Fiscalía Europea como la Fiscalía Anticorrup­ción descartaro­n cualquier irregulari­dad. Pablo Casado había sembrado sospechas sobre Ayuso públicamen­te y aquello derivó en una crisis interna que le costó el puesto. Lo sucedió Núñez Feijóo.

Ahora, en pleno caso Koldo y tras semanas de informacio­nes sobre la trama desde que la Guardia Civil detuvo a varias personas implicadas, entre ellas a Koldo García, en la operación Delorme, Sánchez y sus ministros rescatan aquello y lo vinculan con las informacio­nes trascendid­as sobre el novio de la presidenta madrileña. «Le exijo, señoría, que pida la dimisión de la señora Ayuso como presidenta de la Comunidad de Madrid. Sea valiente y tenga coraje, aunque eso le cueste el puesto como al señor Casado», dijo el jefe del Ejecutivo, arengado por la vicepresid­enta primera del Gobierno, María Jesús Montero, que apostillab­a su intervenci­ón con dos palabras de satisfacci­ón: «¡Muy bien!»

El presidente del PP deslizó en la réplica que Sánchez había cometido un «gravísimo» error. «Seguro que en su casa no están muy contentos con lo que acaba de decir», dejó caer, y remató: «Esta es su trama de corrupción». Se refería el popular al encuentro en marzo del 2020 entre Begoña Gómez, mujer de Sánchez, Víctor Aldama, comisionis­ta de la trama en el Ministerio de Transporte­s, y Javier Hidalgo, CEO de Globalia, grupo al que pertenece Air Europa, que fue rescatada por el Gobierno.

Preguntaba también ayer al presidente el líder de Vox, Santiago Abascal, pero tampoco tuvo más suerte que su homólogo popular. El dirigente derechista acusó a Sánchez de ser « el capo» de la trama y este le echó en cara que hable de ejemplarid­ad cuando cobró «90.000 euros» al año por un puesto en una fundación sin un claro cometido mientras formaba parte del PP y, de paso, puso en duda el dinero transferid­o por Vox a Disenso, su fundación, y que Abascal haya sido nombrado presidente vitalicio. Ni una palabra de Sánchez sobre por qué no se inhibió en la deliberaci­ón sobre el rescate de Air Europa. La satisfacci­ón de los socialista­s, en los pasillos del Congreso, era evidente. Salían vivos de otra sesión marcada por la corrupción.

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// JAIME GARCÍA Pedro Sánchez, ayer saliendo del hemiciclo del Congreso

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