Reabre el Museo ABC: «Para los huérfanos de la ilustración»
► Tras 4 años, Madrid recibe con aforo completo una muestra de su colección
Museo ABC. Reapertura por todo lo alto para que sea la creación lo que erradique por fin los últimos restos de la pandemia en lo cívico. Una reapertura para salvaguardar y dar a conocer todo un tesoro, que es el de la ‘ilustración’ y el dibujo, que, haciendo un juego de palabras, no sólo pone ‘lustre’ (sic), sino que identifica, como la grapa, a esta Casa. Como la Cultura con mayúsculas.
La historia, ya contada, es que tras cuatro años con el cierre echado, después de que se firmara un acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid en 2022 que incide en la cooperación público-privada, un convenio mediante el cual se comparte edificio con el Centro Cultural Clara del Rey.
El museo vuelve a incorporarse, de nuevo, a aquellos espacios expositivos que convierten la capital en un icono en lo que a las artes plásticas se refiere. Acaso porque el fondo, con más de 150.000 obras, requiere miradas diversas, perspectivas cambiantes, y de ahí la inauguración de la exposición ‘La jaula de los monos’ (un feliz recordatorio a Torcuato Luca de Tena y una casi greguería), con seis comisarios al que sumar el trabajo de ‘Este Madrid’, una reconstrucción de carácter heterodoxo seleccionada por el escritor Andrés Trapiello, autor del libro ‘Madrid’ y quizá quien mejor conozca, también en imágenes, qué es la capital y qué imágenes definen mejor su esencia.
Es decir, siete comisarios para una fiesta de la ilustración. Un esfuerzo que al novelista y memorialista le ha llevado y le lleva gran tiempo de sus desvelos en gerundio. Según confesó a ABC, lleva comisariando mentalmente las ilustraciones sobre Madrid «cuarenta años», si bien, en «tres meses» ha elegido con qué una retina debe quedarse de Madrid. Trapiello recordó «esas mañanas» en el museo indagando en las luces y las sombras de la ciudad. En el «iceberg» mentado por Bonet sobre los fondos que irán saliendo, mostrándose al público. A los especialistas. Con la satisfacción de los siete comisarios, además de Trapiello, a la sazón: Eduardo Alaminos, Fernando Castillo, Juan Manuel Bonet, Julieta de Haro, Inmaculada Corcho y Víctor Zarza. Cada uno es cada cual. Cada uno con su época.
Inmaculada Corcho, directora del Museo, andaba satisfecha por la multitudinaria asistencia, en la mañana primaveral del miércoles. Recuerda la multitud de «confirmaciones» de la tarde-noche del martes. Y es que había una sensación de «orfandad», según Juan Manuel Bonet, presidente de la Fundación Colección ABC. Una orfandad por la pandemia para el «sector», pues sucede que el complejo es y será «un centro único» para estudiar la ilustración, «su historia» y «promocionar a las generaciones actuales». Había murmullos de admiración, flashes reiterados en los espejos y el alcalde de Madrid, José Luis MartínezAlmeida, fijándose en un dibujo que evocaba a Río de Janeiro.
Sinergias en el entorno
El viñetista de ABC José María Nieto, amén de ponderar la exposición, confesaba sentirse «abrumado» por el talento que le ha precedido en eso de darle línea y cuatricomía al acontecer y al tiempo. El gestor cultural Antonino Nieto conversaba con la galerista Lucía Berlín; Emilio del Río, responsable de bibliotecas del consistorio, se detenía en el mural de Andrés Trapiello, y todo era como un volver a la normalidad, al menos en este ámbito.
El rumor de voces indistintas ya daba paso a la contemplación. La satisfacción también la mostraba Ignacio Ybarra, sabedor como presidente de Vocento de que ABC custodia no sólo un tesoro de la lengua, sino del dibujo español. Una perspectiva aérea daba la muestra más exacta del éxito de la convocatoria. El director de ABC, Julián Quirós, sonreía desde la parte alta de la exposición, momentos después de departir con las autoridades.
Todo un éxito ‘urbi et orbi’; el ‘Este Madrid’ de Trapiello conversaba con lo expuesto en paneles. Todo complementario, todo en una «sinergia», según apuntaba con entusiasmo Juan Manuel Bonet. Una «sinergia» aplicable al barrio, donde la cercanía de Conde Duque convierte una isla cultural al noroeste de Madrid en un ateneo. 21 artistas fueron a curarse esa «orfandad» de que hablaba Bonet. Todos de tronío. De J. M Gallego a Teresa Moro. Todos reconociéndose.
Más de una veintena de artistas gráficos han acompañado a sus antecesores en el oficio de pintar el día y la época