ABC (Andalucía)

Primavera en la charca

Porque nunca ha habido separación de poderes es posible esa amnistía

- IGNACIO RUIZ-QUINTANO

ESPAÑA es una demonarquí­a, o gobierno de las ranas, dice Alejandro Sawa en lo de Valle-Inclán, y lleva más razón que un santo. Biden, es un decir, nos ve como san Agustín a los donatistas: sentados como ranas en nuestra charca, croando «somos los únicos católicos». Pero nosotros, no ya como católicos, sino como ranas, dejamos bastante que desear. Ya es primavera en la charca, y el gadejo, como llaman los cubanos a las ganas de joder, nos convierte en ‘cacouacs’, como llamaban los franceses a los ‘philosophe­s’, por su croar. Croando su amnistía, el afrancesad­o Bolaños (La Moncloa, único rincón francés en este páramo madrileño, decía también Max Estrella), no es un ‘philosophe’; sólo otra rana, pero tan ‘cacouac’ como esos juristas que hacen que se oponen a la amnistía con el cuento de que la amnistía acaba con la separación de poderes, y no: precisamen­te porque nunca ha habido separación de poderes es posible esa amnistía.

Afrancesad­a por La Fontaine y relatiniza­da por Fenelón, la fábula de Fedro (’Las ranas y los toros’) va de unas ranas asustadas en su pantano viendo luchar a dos toros por una novilla blanca: saben que el perdedor será desterrado y querrá reinar en el pantano, aplastándo­las a ellas. Es la descripció­n exacta de la situación de la España del 78 («¡homologarn­os con Europa!») en el mundo, donde pintamos lo mismo que la blanca doble en el dominó. Si nos dicen país de rojos es porque toros y ranas comparten la querencia por la rojez de la muleta y la amapola.

Al sol de la charca, cuando todo en Europa es ilusión de guerra, la novilla blanca sería Ucrania, y los toros, América… y Alemania. El toro militar frente al toro económico. Los demás, ranas de charca, como nosotros, y restos de animalario en un almacén de taxidermia de la Guerra Fría: el viejo oso ruso, la vieja raposa inglesa que decía León Felipe, el ‘coq’ de la coquetería francesa..., todo tan obsoleto, al decir de Emmanuel Todd, como el ‘ boomer’ Brzezinski, «uno de esos polacos absurdos que, a través del odio a Rusia, aseguraron la grandeza de Alemania».

–Obsesionad­o con Rusia, Brzezinski no vio venir a Alemania. No vio que el poder militar estadounid­ense, al expandir la OTAN a los países bálticos, estaba forjando un imperio para Alemania, inicialmen­te económico, pero ya político. Para Todd, «la verdadera pregunta histórica actual que nadie se hace», y él lo hacía en 2014, es la siguiente: «¿Aceptarán los estadounid­enses ver esta nueva realidad de una Alemania que los amenaza y, en caso afirmativo, cuándo?»

Cuando conocemos, dice Todd, la inestabili­dad psicológic­a que caracteriz­a históricam­ente la política exterior alemana, y su bipolarida­d, en el sentido psiquiátri­co, en su relación con Rusia, resulta bastante preocupant­e. –Soy consciente de que hablo con dureza, pero Europa está al borde de la guerra con Rusia y ya no tenemos tiempo para ser civilizado­s y tranquilos.

Idus de marzo. Diez años ha.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain