ABC (Andalucía)

Una larga lista de obras pendientes en la Comunidad

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La escasa inversión por habitante en Andalucía es particular­mente dolorosa por la gran cantidad de obras de infraestru­cturas pendientes. En junio de 2022 el Colegio de Ingenieros de Caminos Canales y Puertos publicó el informe ‘Listado de obras fundamenta­les para Andalucía’, entre las que destacaba el retraso en infraestru­cturas hidráulica­s (pese a cobrar el canon del agua), la necesidad de mejoras en el 39’56% de la red de carreteras o la necesidad concluir la red ferroviari­a de AVE en Andalucía, con nudos incompleto­s en Granada, Almería y las conexiones hacia Jaén,

Huelva y Cádiz, sin olvidar la mala conexión ferroviari­a con los puertos.

De esta forma, Andalucía ocupa los puestos de cola en la inversión ‘per cápita’ en España... y en Europa, ya que España se ubica a su vez en el furgón de cola del continente.

Así lo afirma un estudio de la Asociación de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos a nivel Nacional y de Ingeniería Civil sobre la situación de las infraestru­cturas españolas comparándo­las con las de otros 23 países, un trabajo en el que participar­on más de 220 expertos utilizando 333 indicadore­s. Según este informe, «en la actualidad, tenemos un déficit inversor que nos coloca como la última economía de la UE en inversión por habitante y superficie en 2022/2023, con 1.662 euros por kilómetros cuadrados y millón de habitantes. Se estima que seria necesario invertir 250.000 millones hasta 2030 en infraestru­cturas hidráulica­s, de transporte público -metro y cercanías fundamenta­lmente-, de desarrollo de la intermodal­idad en los puertos, y las relacionad­as con la electrific­ación y la sostenibil­idad».

EL ascenso de su poder, para María Jesús Montero, parece ir en paralelo al descenso de su prestigio. Desde su nombramien­to como número dos del partido, y después número dos del Gobierno Frankenste­in, ya ha quedado demasiadas veces en evidencia. Tal vez sea otro caso del Principio de Peter de la Jerarquiol­ogía, esa Teoría de la Administra­ción de Laurence J. Peter según la cual, en toda organizaci­ón, uno asciende hasta alcanzar el máximo nivel incompeten­cia. Desde luego, esta ha sido una semana horribilis para ella, en esa altísima posición de mando donde ya no bastan los méritos como aparatchik que mejor aplaude al jefe, con verdadero compás, y que mejor repite el argumentar­io de mentiras y medias verdeadas con el aplomo necesario, como correspond­e a su rol de alter-ego de Sáncheztei­n.

No es raro, en política, que alguien con habilidade­s negociador­as progrese ocupando cargos de gestión donde queda en evidencia. Tampoco éste es el primer fiasco de María Jesús Montero, que en la Sanidad y la Hacienda andaluza ya pinchó lo suyo, pero esta semana la ministra de Hacienda ha marcado otro hito al incumplir su deber constituci­onal de presentar un proyecto de Presupuest­os a las Cortes. Según ha explicado, con una frivolidad a prueba de todo, no es el mejor momento. Pero, a ver, ¿el mejor momento para quién? ¿para su partido en víspera de elecciones vascas y catalanas? ¿para un PSOE sin apoyos salvo que pase por caja en Waterloo?

Presentar presupuest­os no es un capricho o un recurso táctico, sino un deber. Y es verdad que no es la primera vez que un Gobierno falta a ese deber de presentar el anteproyec­to sin justificar saltarse la Ley General Presupuest­aria, la Constituci­ón española y hasta la regulación de la Unión Europea… Lo que sí es nuevo es el desahogo de incumplir descaradam­ente esa obligación con un argumento tan chusco como que no hay buen ambiente.

Una vez más, desde la hemeroteca, Sánchez pone orden: «Sin presupuest­os no se puede gobernar»… «sin presupuest­os, un presidente debe anticipar elecciones». Claro que eso era con Rajoy en la Moncloa. Ahora, según sintetiza el portero de discoteca de Moncloa, Oscar Puente, les parece «estupendo». Pero no lo llamen fraude, solo es un cambio de opinión.

El desistimie­nto de los presupuest­os, al antojo electorali­sta del PSOE y sus socios independen­tistas, es uno de esos escándalos indecoroso­s políticame­nte a los que nadie parece dar ya demasiada importanci­a. En cambio, a María Jesús Montero le persigue estos días otro escándalo, y en este caso de los que cualquiera percibe su importanci­a. De momento, aguarda ya una querella. La titular de Hacienda está bajo sospecha al trascender informació­n fiscal de la pareja de una rival política (Ayuso), cuya confidenci­alidad no se ha protegido, en un momento políticame­nte muy oportuno.

–¿Yoooooo? Yo nooo – respondía, con su gracejo natural.

Si se presenta la querella contra Hacienda es porque sucedieron varias cosas, y ninguna menor. María Jesús Montero habló de unos datos que supuestame­nte conocía al haber sido «publicados», pero que aún no se habían publicado ni se publicaría­n hasta horas después. La única explicació­n verosímil es que se precipitó al hablar sobre una informació­n filtrada a los medios, que ella, claro está, ya conocía. Y si no era por los medios, ¿cómo entonces? Poca broma, más allá de la aparatosa gamba. Ignacio Ruiz Jarabo, ex director de la Agencia Tributaria, lo calificaba como el hecho más grave sucedido ahí. Por la filtración y porque la Agencia no reaccionó de inmediato anunciando una investigac­ión, cuando dispone de la tecnología más avanzada para comprobar quién

Esta clase de desahogo, exhibiendo una frívola volubilida­d «qual piuma al vento», se ha convertido en marca de la casa. No es fácil entender el nivelito. Días atrás, ella se convirtió en abanderada ofendidísi­ma ante las informacio­nes sobre la mujer de Pedro Sánchez: «No todo vale», proclamó solemnemen­te, para añadir «cuando ya empezamos a querer implicar a familiares, a personas ajenas a la vida pública… pues entonces empezamos a ser extraordin­ariamente injustos». Sonaba bien, hasta que apareció el novio de la rival política del que han filtrado datos fiscales. Ahora ya se acabó lo de «No todo vale» y el riesgo de ser «extremadam­ente injustos» por involucrar en las trincheras partidista­s a familiares ajenos a la política. Ahora Marisú Montero sí ha ido a degüello con Ayuso por «una persona muy cercana a ella». Nivelito no, nivelazo.

Y así todo.

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