El Banco de España aboga por bajar el impuesto a las entidades que refuercen su capital
► Miembros de la institución defienden una solución a la italiana para aliviar la carga fiscal extra sobre los bancos españoles y estimular su solvencia
« El diseño del impuesto a la banca es muy mejorable». El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, volvió a dejar clara en público hace solo unas semanas su disconformidad ya no solo con la existencia sino también con el diseño del gravamen temporal a entidades financieras aprobado por el Gobierno a finales de 2022 y que grava con un 4,8% los ingresos por intereses y comisiones de las entidades que obtengan más de 800 millones de euros por estos conceptos, básicamente las grandes entidades bancarias del país.
El posicionamiento oficial del banco respecto a la figura se remite al duro dictamen emitido por el Banco Central Europea (BCE) allá por noviembre de 2022, en el que se advertía de su potencial impacto sobre la política de concesión de crédito de las entidades en un contexto de encarecimiento de los tipos de interés e incluso sobre su rentabilidad en el largo plazo.
En los encuentros privados que mantiene con entidades e incluso autoridades gubernamentales, sin embargo, los representantes de la institución parecen asumir que la voluntad del Gobierno es prorrogar si no hacer permanente la aplicación del gravamen temporal y han comenzado a deslizar la conveniencia de un introducir un retoque a la italiana al impuesto español, de modo que el futuro impuesto a la banca permita aligerar la carga fiscal a las entidades que destinen parte de sus márgenes por intereses y comisiones a reforzar sus reservas de capital, según confirman fuentes hasta tres fuentes del sector financiero que han estado presentes en esas reuniones.
Oportunidad estratégica
El Gobierno italiano se vio obligado a retocar el planteamiento de su impuesto a la banca el pasado mes de septiembre después de que el mero anuncio de una figura a la española para recaudar hasta 3.000 millones de euros de los beneficios extraordinarios de los bancos italianos provocara un desplome fenomenal de la cotización bursátil de las entidades.
El gabinete de Meloni recondujo la situación abriendo una puerta a que las entidades pudieran rebajar el golpe fiscal del impuesto siempre que canalizaran esos recursos a reforzar su capital, y siempre bajo el compromiso de no utilizarlos a posteriori para sufragar su reparto de dividendos.
El gobernador del Banco de España ya ha deslizado en alguna ocasión que ese dinero que las entidades están dedicando a pagar el impuesto tendría mejor destino si «se retuviera en el capital de los bancos y aumentara la resiliencia de las entidades».
Y ya que la intención del Gobierno es mantener ese impuesto en el sistema tributario español entiende que reorientarlo para reforzar la capitalización de las entidades sería una salida plausible tanto para aligerar la carga fiscal extra que no les va a quedar más remedio que soportar a los bancos españoles respecto a la mayoría del resto de sus competidores europeos como para estimularlos a que refuercen sus débiles reservas de capital, si se comparan con las del resto de la banca europea.
El último balance publicado por la Autoridad Bancaria Europea (EBA por sus siglas en inglés) situó a la banca española a la cola de las entidades financieras europeas en términos de capitalización, con un ratio de solvencia conjunto del 12,64%, muy por debajo de la media europea del 15,91% y por debajo también de la que acreditan las entidades de los principales países de Europa: Italia (15,79%), Francia (16%) o Alemania (16,4%).
El gravamen temporal a la banca del Gobierno recaudó en su primer año de aplicación (con cargo al ejercicio de 2022) 1.263 millones de euros, según la información oficial proporcionada por el Ministerio de Hacienda.
Al calor de ese potencial recaudatorio y, sobre todo, de los más de 26.000 millones de euros de beneficios reportados por las principales entidades del sector por el ejercicio de 2023, lo que supone un resultado sin precedentes, el área de Sumar del gobierno de coa
En su primer año de aplicación, el gravamen temporal a la banca, que no grava sus beneficios extraordinarios sino su ingresos por intereses y comisiones, aportó 1.263 millones a las arcas de Hacienda.
El BCE ve riesgos
El Banco Central Europeo ha sido crítico tanto con el impuesto español como con el italiano y ha advertido de sus riesgos sobre la concesión de créditos y sobre los balances de las entidades. En Italia, su mero anuncio provocó un desplome bursátil de los bancos.
Una solución de futuro
Ante la intención del Gobierno de mantenerlo en el sistema fiscal más allá de 2024, el Banco de España aboga por aligerarlo, permitiendo a los bancos reducir sus pagos si refuerzan el capital.
lición ya ha dejado clara su voluntad de presionar por la instauración como definitiva de esta figura. Desde el área económica del Gobierno de momento se ha remitido el debate al último trimestre del año, cuando según la normativa reguladora del gravamen el Gobierno debe presentar un informe para valorar el posible mantenimiento de la figura en el sistema fiscal, una posibilidad que no se ha descartado.
Las entidades financieras, por su parte, siguen maniobrando en bloque para tratar de desactivar un impuesto que consideran dañino e injusto. Tienen recurrido el gravamen original ante los Tribunales y de partida no están dispuestas a negociar la prórroga.
Un mordisco de 1.263 millones a la banca