Sierra Nevada, el duro ‘ochomil’ del director Bayona
El realizador de ‘La sociedad de la nieve’ regresa a Granada para rememorar la dificultad del rodaje en condiciones climáticas tan adversas. Las montañas se convirtieron en un personaje más de la trama
La película ‘La sociedad de la nieve’ fue parcialmente rodada en Sierra Nevada y pudo ser estrenada en Granada. Hubo conversaciones para que eso ocurriera pero no fue posible «ajustar la agenda». Lo reconoció ayer su director, Juan Antonio Bayona, en un coloquio sobre el film en el teatro Isabel la Católica junto a su productora, Sandra Hermida, y representantes de la plataforma Netflix, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Granada.
Relajado después de los premios Oscar, de los que se fue de vacío pero al menos con la seguridad de que terminaba ahí una promoción extenuante de varios meses y «eran el preámbulo de unas vacaciones», Bayona recordó el rodaje de su última película como «una magnífica experiencia», en la que su equipo «supo hacer piña» frente a las adversidades y en el que, además, tuvieron la oportunidad de «disfrutar» de Granada, una ciudad a la que le encantaría regresar para rodar porque «nos dio todo lo que queríamos».
Él quería volver a rodar en español y en España. Cuando leyó ‘La sociedad de la nieve’, el libro escrito por Pablo Vierci, uno de los supervivientes de la tragedia aérea de los Andes, supo que tenía la oportunidad de hacer las dos cosas. Del libro, Bayona destaca sobre todo la mirada «compasiva» del autor algo que « te permite meterte en el avión con ellos. Eso fue lo que nos planteamos con la película, ofrecer una experiencia muy sensorial».
Pudo elegir los Pirineos pero se decantó por Sierra Nevada porque en el sur hay más horas de luz, anochece algo más tarde y eso podía prolongar las jornadas de rodaje. Aun así, la filmación en tierras granadinas se llevó a cabo entre diciembre de 2021 y junio de 2022, sobre todo en la Hoya de la Mora y en las cercanías de la Laguna de las Yeguas. El campamento base estaba en la parte alta de Pradollano. La
Hoya de la Mora está a 2.500 metros de altura y la Laguna de las Yeguas, donde se ubicó la réplica del avión siniestrado, a casi tres mil. El remedo de la aeronave en cuestión era de tamaño natural, como quien dice: 14 metros de largo y siete mil kilos de peso. Llegó hasta allí tirado por dos potentes máquinas quitanieves.
Una vez que alguien empezara a decir eso de: luces, cámara, acción (si es que esa sigue siendo la fórmula) se constató otro contratiempo que, aunque ya se preveía, resultó duro: a esas alturas y en los primeros meses del año, lo raro es subir de los cero grados. Y cuando hay precipitaciones no son de agua sino de nieve.
En ocasiones hubo condiciones climatológicas «muy adversas» y que eso le da aún más mérito al trabajo de su impresionante equipo, de más de 300 personas. Cada día, aproximadamente cien eran subidos y bajados desde Borreguiles, a 2.500 metros, en camiones específicos para la nieve. Bayona siempre estaba entre ellos, claro.
Y si todo hubiera sido lineal, por decirlo de alguna manera, pues vale. Dicho de otra forma: si hay que rodar escenas de mucha nieve y coincide que en los tres días siguientes va a caer, pues se aprovecha. Pero la meteorología es caprichosa y el cambio climático tampoco ayuda sino todo lo contrario, así que hubo días casi inútiles porque hacía sol cuando no debía. Viceversa también, pero menos.
A todo se sobrepusieron los integrantes del equipo, que seguramente tuvieron presente, en las horas más difíciles, que si esos jugadores de rugby habían podido sobrevivir 70 días cuando lo tenían absolutamente todo en contra, también podrían hacerlo ellos, que después de todo tenían un café caliente cuando se precisaba y un buen edredón bajo el que refugiarse de noche.
Bayona tiene un motivo extra para guardar un buen recuerdo de Granada. En el Festival de Cortometraje de 1999, su primer proyecto, ‘Las vacaciones’, se llevó el premio del público. A preguntas de una alumna de cine allí presente, que le pidió un consejo para los que empezaban, Bayona contestó sin dudarlo: «Escuchar mucho». Él lo hizo en su día a las personas y, en Sierra Nevada, también oyó a las montañas, que son muy sabias.
El cineasta, que participó en un coloquio en Granada, destaca que su última película «te permite meterte en el avión»