Aragonès apuesta por exprimir la «influencia» sobre Sánchez hasta llegar al referéndum
► Exhibe el poderío de los partidos catalanes en la toma actual de decisiones del Gobierno socialista
Pere Aragonés llegó ayer a Madrid dispuesto a ‘ hablar de su libro’ –el proyecto de soberanía fiscal plena anunciado el martes–, pero acabó haciéndolo del referéndum de independencia y de la capacidad actual de los separatistas catalanes para exprimir y arrancar cesiones a Pedro Sánchez.
Un discurso en el que trató de reivindicar su papel protagonista en el diálogo con el Ejecutivo, en contraposición a Junts. «Ellos decían que nada de negociación y ahora sacan pecho de haberse reunido tres veces con el Gobierno», ironizó.
Las dudas expresadas por el Ejecutivo a su propuesta de financiación –similar a la vasca o navarra– las despejó rápido el presidente de la Generalitat, remitiéndose a un acuerdo de investidura de Sánchez que cada vez aflora más asuntos. «Nosotros vamos a plantear esta propuesta de negociación de manera bilateral. El Gobierno español se comprometió a abordar esta negociación durante la investidura y tendrá que cumplir. Tendrán que sentarse a la mesa», señaló, al tiempo que se refirió a esta financiación como un «nuevo paso en el camino para la resolución del conflicto, que tiene su meta final en que la ciudadanía de Cataluña pueda decidir en un referéndum de independencia».
Aragonès se mostró optimista al respecto, pues entiende que el separatismo puede «aprovechar la actual capacidad de influencia» con el Gobierno. Una especie de chantaje que el propio presidente catalán resumía advirtiendo que «solo se harán nuevos acuerdos si se cumplen los anteriores». Se refería a las cesiones arrancadas al PSOE, que él mismo retrató en una retahíla sonrojante para el socialismo anterior a Pedro Sánchez. «En Cataluña no entendemos de imposibles. Nos decían que era imposible que hubiera un gobierno que reconociera la existencia de un conflicto de soberanía en España y ya no lo es, decían que era imposible que se sentaran en una mesa con un gobierno independentista y se han sentado, que sería imposible que no se cumplieran las penas íntegras de los condenados por el ‘procés’ y los indultos fueron posibles, nos dijeron que derogar la sedición era imposible y no lo fue. Nos decían hace 11 meses que la amnistía era imposible y la amnistía es una realidad para que los exiliados puedan volver y los amenazados con penas de cárcel puedan recuperar su plena libertad. Para que se acaben las multas y el espionaje. Nos han dicho tantas veces que era imposible que nos toca entrar ahora en el conflicto de fondo, que es el de soberanía», sentenció Aragonès, en modo electoral.
Sobre los comicios autonómicos del 12 de mayo, Aragonès pidió al Partido Socialista de Cataluña (PSC) que aclare si está con los catalanes o con el resto de España –«normalmente nos decepciona»– y dijo que Junts debe poder presentar al candidato que quiera. «Todas las personas que quieran hacer política deberían ser libres de hacerla y de presentarse y hablar del futuro de Cataluña», señaló en referencia al posible anuncio hoy de Carles Puigdemont, que comparecerá para explicar si será el cabeza de lista de Junts.
Relación bilateral
Aragonès no quiso entrar en posibles alianzas postelectorales, pero sí habló de una relación «bilateral» total con el Gobierno. «Una relación de tú a tú», en la que deslizó la idea de contar con mediadores internacionales para verificar los acuerdos que se alcancen en este sentido, incluido el referéndum de independencia: «No son cuatro meses, sino cuatro años de interlocución, de diálogo, de negociación discreta con acompañamiento por parte de agentes relevantes en el ámbito de la mediación y resolución de conflictos en el ámbito internacional».
Pere Aragonès Presidente de la Generalitat «Decían que la amnistía era imposible y es una realidad. Toca entrar en el conflicto de fondo, que es el de la soberanía»
Todo para reiterar que «la gente tiene que poder decidir sobre la independencia». «Estoy dispuesto a hablar de condiciones reforzadas, de fechas… pero si en una democracia no se puede resolver este conflicto de soberanía, ¿dónde lo vamos a hacer? Es muy difícil entender una democracia que mantenga a una mayoría de ciudadanos de una región en contra de su voluntad formando parte de un territorio. Dios no fijó como mandamiento la unidad de España. Y mantener a una mayoría de catalanes formando parte de España contra su voluntad no va a generar más que conflicto», resumió.
No se marcó plazos, pero sí apuntó al final de la legislatura como un posible horizonte para lograr ese referéndum pactado. «Para esta cuestión y otras tenemos una oportunidad con la coyuntura parlamentaria del Congreso en esta legislatura y la tenemos que aprovechar. Quedan tres años, si todo sigue normal, en los que se puede llegar a un acuerdo. Son muchas decisiones que se van a ir tomando ahí y que requerirán el apoyo de los partidos catalanes y esta debe ser una cuestión central que esté en las negociaciones». Palabras encaminadas a resaltar el poder actual de los separatistas en las decisiones del Gobierno y también la meta final de ERC. «La Constitución debe poder cambiarse y escuchar a la gente. Que la unión sea por decisión y no por imposición», concluyó el todavía presidente de la Generalitat ayer desde la capital de España acerca de que Cataluña siga formando parte de este país.