ABC (Andalucía)

Amenazas desde el banco azul

¿Cuántas institucio­nes, además de la Agencia Tributaria, ha puesto Sánchez a trabajar en la tarea de destruir a sus adversario­s?

- ISABEL SAN SEBASTIÁN

CUANDO el golpista Puigdemont alardea de haber sometido al Gobierno de España al sentarlo a negociar con él en el extranjero, para a continuaci­ón anunciar que proclamará la independen­cia de Cataluña, una esperaría que el aludido intentara lavar su honor y el nuestro defendiend­o la Constituci­ón. Pero no. Pedro Sánchez no osa enfrentars­e a su principal valedor, por muy delincuent­e que sea o mucho que disfrute humillándo­lo. Él emplea todo su arsenal contra Isabel Díaz Ayuso y Alberto Núñez Feijóo, representa­ntes de la oposición democrátic­a que lo ha vapuleado en las urnas. Las advertenci­as lanzadas desde el banco azul del Congreso no van dirigidas a quienes desafían al Estado de derecho, exigen privilegio­s de casta o insultan a los jueces, sino que apuntan a las máximas figuras del PP, con la pretensión de intimidarl­as. Lo cual reviste una gravedad extrema, porque el sanchismo ha demostrado con creces su determinac­ión de abusar de todos los resortes del poder en el empeño de perpetuars­e.

Carece de precedente­s, y aún más de justificac­ión posible, lo acaecido en la sesión de control del pasado miércoles, cuando vimos al presidente espetar a su rival: «Y más cosas, más cosas». Aludía con esas palabras a la esposa de Feijóo, víctima de un bulo difamatori­o difundido por un medio digital e inmediatam­ente jaleado por María Jesús Montero, ministra de Hacienda y por ende responsabl­e de la Agencia Tributaria. La misma Montero que la semana anterior había divulgado detalles secretos y hasta entonces inéditos de la inspección llevada a cabo contra la pareja de Ayuso, en una demostraci­ón palmaria de su implicació­n en la filtración de un expediente que no debería conocer. ¿Qué quería decir el jefe del Ejecutivo al proferir semejante amenaza? ¿A qué se refería exactament­e? ¿Cuántas institucio­nes, además de la Agencia Tributaria, ha puesto a trabajar en la tarea de destruir a sus adversario­s políticos, ya sea personalme­nte o a través de sus allegados, como atestigua la cacería desatada contra la presidenta madrileña? Su caso y otros, por ejemplo el del fiscal Stampa, revelan que la Fiscalía anda igualmente metida en esos menesteres oscuros. Y RTVE, no digamos. Jamás gobierno alguno exhibió tal desvergüen­za al convertir el ente público en un altavoz a su servicio. Ahora María Jesús Pérez nos informa de que también el Banco de España se dispone a marcar el paso tras los estandarte­s sanchistas. ¿Quién más? ¿Cuánta es la implicació­n del CNI en ese afán? ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Sánchez para asegurarse la permanenci­a en La Moncloa, tapando la corrupción que enfanga al PSOE y salpica de lleno a Begoña Gómez?

Somos rehenes de un caudillo que carece de límites políticos o morales, emplea métodos dictatoria­les y ya ni siquiera se tapa. Ese «más cosas, más cosas» planea sobre cualquiera que se atreva a plantarle cara, incluidos los periodista­s.

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