40 muertos
Al cierre de esta edición, esa era la cifra de muertos confirmada por las agencias estatales rusas.
Disparos y explosiones
El atentado comenzó cuando varios hombres armados y vestidos con trajes de camuflaje irrumpieron en el edificio y abrieron fuego. También se registraron varias explosiones y se produjo un incendio.
Imágenes de pánico
Los vídeos que se publicaron en las redes sociales mostraban el terror y el miedo experimentado por los asistentes a la sala de conciertos.
Autoría desconocida
La Casa Blanca negó ayer tener informaciones que apuntaran a una posible autoría ucraniana del atentado, que, por su desarrollo y crueldad, recuerda a los ataques islamistas de los años 2000. niana, Mijaílo Podoliak, declaró que Kiev no tiene nada que ver con el atentado en el Crocus City. «Seamos claros, Ucrania no tiene absolutamente nada que ver con estos acontecimientos», subrayó Podoliak. El responsable ucraniano dijo que para su país «lo importante es realizar operaciones de combate eficaces, acciones ofensivas para destruir el Ejército regular ruso y poner fin a la invasión», no mediante acciones terroristas contra civiles. «Los ataques terroristas no resuelven ningún problema», añadió, recordando además que en los años de guerra Ucrania nunca recurrió a tales métodos, a diferencia, afirmó, que «la propia Rusia, que sí echa mano de los ataques terroristas».
Por su parte la milicia rusa pro ucraniana Cuerpo de Voluntarios Rusos (RDK), catalogada en Rusia como organización terrorista, también rechazó la autoría. Precisamente ayer, en Moscú fueron detenidos siete personas a las que se acusa de tener vínculos con el RDK. La información sobre los arrestos partió del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB o antiguo KGB). Pocas horas después del atentado, los fiscales rusos calificaron el ataque como «un acto de terrorismo» y abrieron una causa penal.
Otras matanzas
Lo sucedido ayer en el Crocus City recuerda la matanza en el teatro Dubrokva de Moscú (128 muertos) el 23 de octubre de 2002, al poco de que Putin llegara al poder. Un comando checheno integrado por 41 combatientes, entre hombres y mujeres, irrumpió en el Dubrovka y tomó como rehenes a cerca de un millar de espectadores que habían acudido a disfrutar del musical ‘Nord-Ost’ y a los artistas del espectáculo. Bajo la amenaza de volar el teatro con todos dentro, los terroristas exigieron el fin de la guerra en Chechenia, que era ya la segunda. Aquella misma reivindicación fue la que puso sobre la mesa otro comando checheno, encabezado por Shamil Basáyev, en 1995 después de secuestrar a más de un millar de personas en el hospital de la ciudad Budiónovsk, al sur de Rusia. Y consiguieron su propósito. Basáyev logró incluso hablar por teléfono con el entonces primer ministro, Víktor Chernomirdin.
En Dubrovka, Putin no cedió ante los terroristas y, tres días después del inicio del secuestro, las fuerzas de seguridad lanzaron una operación de rescate con el empleo de un potente gas que dejó inconscientes a secuestradores y rehenes. Ninguno de los secuestradores escapó con vida del Dubrovka, pero también murieron 128 rehenes. Las autoridades explicaron que el elevado número de víctimas entre los secuestrados se debió en gran medida a la tardanza en prestarles asistencia médica por el gran número de vehículos aparcados en los alrededores del teatro, que obstaculizaron el paso a las ambulancias.