Longarón, el dibujante español que dio alas al ‘black power’ con ‘Friday Foster’
► El MNAC dedica una exposición al ilustrador barcelonés, autor de la primera heroína negra del cómic de masas
Vivía en Barcelona, en una casita del barrio del Guinardó, pero cada semana enviaba sus tiras por correo transatlántico. Lápiz, tinta y carrera al trote a la oficina de correos de Via Laietana. Y así durante cuatro años. Tres meses de viñetas por adelantado, los guiones del exbrigadista Jim Lawrence surcando los cielos y una tirada de 50 millones de periódicos esperando a ser impresa. Para los ‘sundays’, páginas dominicales con una calidad de impresión diferente, incluso enviaba el original y una copia fotográfica coloreada a mano para que los impresores la usaran como guía.
Porque Jordi Longarón (1933-2019) vivía en Barcelona, sí, pero a principios de los setenta hizo historia en Estados Unidos encadenando una serie de hitos difíciles de igualar. A saber: primer dibujante español que trabajó (y triunfó) en el cómic norteamericano, y creador, junto al guionista Jim Lawrence, de ‘Friday Foster’, la primera heroína afroamericana del cómic de masas. Una intrépida fotógrafa y detective que, cámara en mano, recorría el barrio neoyorquino de Harlem a ritmo de funk en pleno apogeo del ‘ black power’ y justo cuando la Guerra de Vietnam llegaba a su fin.
En España, claro, ni idea, pero en tierras americanas la tira representó la eclosión de las subculturas y el encaje casi perfecto de derechos civiles, feminismo y cultura ‘mainstream’. «‘Friday Foster’ ilustra con precisión la independencia y el empoderamiento de las mujeres afroamericanas porque, en general, todas luchábamos para tener más derechos que un siglo atrás», recordaba la cantante Claudia Lennear, una de las Ikettes de Ike & Tina Turner y protagonista del documental ‘20th Feet From Stardom’, en el prólogo del volumen de tiras dominicales que Norma publicó en 2021.
Fue la primera vez que la fotógrafa de Longarón ‘visitaba’ España, un hito al que se suma ahora el MNAC con ‘La heroína inesperada’, una exposición que reúne 50 originales del dibujante barcelonés. Tiras y viñetas que su hijo Marc ha recuperado en subastas y con las que el museo barcelonés ahonda en la reivindicación patrimonial del cómic como «una de las manifestaciones clave de la cultura contemporánea».
Icono pop
‘Friday Foster’ debutó en la prensa el 18 de junio de 1970 y, durante cuatro años, causó sensación. Derribó tabúes, generó polémica y se convirtió en icono pop. Años antes, en 1937, Jackie Ormes habrá creado a Torchy Brown en un semanario afroamericano, pero el personaje de Longarón y Lawrence fue el primero en tener una circulación masiva: el sindicato ‘Chicago Tribune New York News Syndicate’ encargó la tira y se la vendió a las principales cabeceras del país, entre ellas el ‘Chicago Tribune’, el ‘Philadelphia Inquirer’ y el ‘Cleveland Plain Dealer’, además del ‘Los Angeles Times’ y el ‘New York Daily News’.
Por contra, en los estados sureños, donde aún imperaba la segregación racial, la mayoría de los rotativos decidieron hacer oídos sordos a los encantos del tándem Lawrence-Langarón y no publicaron la tira. Según explicó el dibujante en su día, fue lo más parecido a una censura que tuvo que afrontar.
Longarón, ilustrador desde los 14 años y jefe de dibujantes de Toray, donde creó el icónico soldado de las portadas de ‘Hazañas bélicas’, ya había dado el salto internacional y trabajaba regularmente para Dinamarca, Alemania y Reino Unido, pero su aventura americana fue algo difícil de olvidar. «Había estado en Inglaterra, Bélgica y Francia, así que ya me había fogueado en varios viajes, pero cruzar el Atlán
Longarón, jefe de dibujantes de Toray y autor del soldado de ‘Hazañas bélicas’, fue el primer dibujante español en el mercado americano
tico era otra cosa. Fue una aventura porque entré en un mundo totalmente desconocido, aunque me resultaba familiar gracias al cine. Encontrarme en medio de los rascacielos fue bonito y, sobre todo, me gustó ver el funcionamiento de un gran periódico desde dentro, puesto que el sindicato tenía las oficinas en el mismo edificio del ‘Daily News’», recordaría al rememorar su primer ( y único) viaje a Nueva York en 1969. Voló a la Gran Manzana, firmó el contrato y se pasó cinco días fotografiando Harlem desde un taxi. «Un agente nos recomendó que retratáramos el barrio desde la ventanilla para evitar problemas», diría el dibujante.
El nivel de detalle de su trabajo, sin embargo, fue sorprendente. Tanto que incluso el neoyorquino Milton Caniff, autor de ‘Steve Canyon’ y ‘Terry & The Pirates’, le envió una carta para decirle que le parecía ‘curioso’ que alguien dibujara tan bien desde tan lejos, y el entonces director del MET, Thomas Hoving, quedó asombrado al ver la fachada e interiores del museo en una historieta. Su secreto, o uno de ellos, se debía al trazo fluido del pincel: la plumilla no se llevaba demasiado bien con ese temblor esencial que sufría de nacimiento y que, aunque le libró de la mili, nunca le impidió dibujar.
En 1974, después de cuatro años trabajando a destajo en jornadas de hasta 17 horas diarias, dijo basta. «A principios de 1974 ya estaba harto de ‘Friday Foster’ » , reconoció. Un año después, su fotógrafa dio el salto al cine y se convirtió en emblema ‘ blaxploitation’ gracias a la interpretación de Pam Grier, pero él ya estaba a otra cosa, ilustrando portadas de novelas, dibujando para la revista francesa ‘Pilote’ o colaborando con Víctor Mora. En 2011 recibió el Gran Premio del Salón de Cómic de Barcelona y en 2019 falleció a los 86 años sin llegar a ver a su heroína publicada o expuesta en España.