Durante 2023 hubo un total de 2.560 casos de tosferina, mientras que en lo que va de 2024 ya se han contabilizado 6.800
tos ni casos graves», explica Jaime Pérez, presidente de la Asociación Española de Vacunología.
Pérez insiste en la importancia de vacunar a las embarazadas, pues el «mayor peligro», explica, reside en los recién nacidos. «Es importante para que la madre pase los anticuerpos al niño y este ya nazca con esa protección, pues la situación más peligrosa son esos primeros meses de vida», afirma. Antes de que se comenzara a vacunar a las gestantes, apunta este vacunólogo, buena parte de las hospitalizaciones por tosferina se daban en recién nacidos que aún no tenían la edad para haber recibido la primera dosis de la inyección.
En la misma línea se pronuncia el Centro Nacional de Epidemiología, en cuyo informe alude a que «en situaciones de alta circulación de la tosferina, como la que estamos experimentando (...) la mayor prioridad en salud pública es la prevención de las hospitalizaciones y muertes en los niños menores de un año. En estas circunstancias, el beneficio de la profilaxis antibiótica en el manejo de casos y brotes puede ser limitado, por lo que es clave dirigir los esfuerzos a vigilar las coberturas de vacunación en las gestantes y en los niños en el primer año de vida». De momento, y pese a este aumento de casos, no hay cambios previstos en las pauta de vacunación más allá de insistir en la misma, explican fuentes del Ministerio de Sanidad, que aseguran que por el contrario sí se está revisando el protocolo de actuación para la tosferina.
Pero estos incrementos no se dan solo en España, es algo generalizado en Europa, lo que ayuda a su vez a explicar que haya más contagios en nuestro país. «Los virus están globalizados, las personas viajan y a partir de un caso que venga de territorios donde haya amplia circulación se pueden generar otros. En un mundo globalizado como el que vivimos las bacterias no se quedan en un territorio», dice Domínguez. «En los dos últimos años en muchos países se han acumulado niños que no se vacunaron y al tener un número más alto de no vacunados contra enfermedades tan transmisibles es normal que haya más brotes», concluye el presidente de los vacunólogos.