World Central Kitchen: responder a catástrofes mundiales con alimentos
El secretario de Estado, Antony Blinken, dijo que los voluntarios de la organización humanitaria son «héroes», muestran «lo mejor que puede ofrecer la Humanidad» y «deben ser protegidos». «Hemos hablado directamente con el Gobierno de Israel sobre este incidente y hemos exigido una investigación inmediata, completa e imparcial para entender exactamente lo sucedido», dijo el jefe de la diplomacia estadounidense, enfrascado durante meses en negociaciones sin éxito para conseguir un alto el fuego temporal y la liberación de los rehenes en manos de Hamás. El portavoz de seguridad nacional de Biden, John Kirby, aseguró que EE.UU. está «indignado» por el ataque y que espera que una investigación de lo ocurrido acabe con una «rendición de cuentas apropiada».
El ataque israelí redobla los cuestionamientos dentro de los aliados de Biden sobre la ayuda militar a su socio. La diputada Pramila Jayapal, líder del sector progresista en la Cámara de Representantes, fue una de las voces que exigieron ayer la suspensión de la ayuda militar de EE.UU. a Israel. Según dijo, está siendo «utilizada para matanzas indiscriminadas».
La tragedia podría complicar la venta de armas a Israel que la Administración Biden preveía aprobar de inmediato: según la CNN, es un paquete de 18.000 millones de dólares, la mayor desde el comienzo de la guerra, que incluye cincuenta cazas F-15. Esta operación, que debe ser debatida en el Congreso, puede ahondar la brecha sobre Gaza entre Biden y sus aliados izquierdistas, además de distanciar todavía más al presidente de parte de su electorado. Algo que Biden no necesita de cara a su intento de reelección del próximo noviembre.
En 2010 un terremoto devastó Haití y el mundo se organizó para ayudar al azotado país. Floreció el voluntariado; rescatistas llegaron al sitio para desenterrar a quienes seguían bajo los escombros, así como médicos para atender a los heridos e ingenieros para reconstruir la infraestructura. El chef José Andrés (Asturias, 1969), por su parte, visitó a los haitianos para realizar lo que mejor sabe hacer: alimentar a las víctimas. Y así nació la oenegé sin ánimo de lucro World Central Kitchen (WCK). Desde entonces, WCK ha respondido a numerosas catástrofes alrededor del globo, repartiendo comidas allí donde ocurren guerras y desastres naturales.
Además de supervisar la oenegé, José Andrés se encarga de dirigir varios restaurantes de renombre en Washington, Las Vegas, Nueva York, Madrid o en Bahamas.
Las cocinas de WCK han ofrecido alimento a quienes se recuperan de alguna crisis en lugares como Marruecos, Afganistán, Armenia o Ucrania, entre muchos otros. Desde su fundación, el objetivo de WCK ha sido cocinar con ingredientes locales de los lugares a los que acuden. Suelen asociarse con restaurantes de la zona para, desde sus cocinas, asistir a los vecinos, entregando a la gente comidas preparadas por sus respectivos chefs. Además, resulta esencial la estrecha colaboración con líderes de las comunidades impactadas, pues son ellos los que tienen un conocimiento profundo del área, la cultura y las personas.
La organización se financia con fondos y donaciones privadas. Alrededor de 200 empleados sustentan su estructura, pero el esfuerzo de 45.000 voluntarios, entre niños y adultos, han hecho posible su trabajo, comprando, cocinando y repartiendo cinco millones de comidas en varios países.
Por su labor humanitar i a , miembros del Partido Demócrata de EE.UU. han nominado a José Andrés y World Central Kitchen, para el Premio Nobel de la Paz 2024.