ABC (Andalucía)

CUATRO AÑOS Y TRES MINISTROS

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ral del Estado, «en especial en su sistema de nombramien­to y en su estatuto de inamovilid­ad». Y alude para ello tanto al modelo de nombramien­to del fiscal europeo como a los informes del Greco que apuntan, no tanto al vínculo que, de acuerdo con el esquema constituci­onal, exista entre el fiscal general y el Gobierno, como a la previsión normativa de garantías de autonomía, funcional y orgánica. La actuación de cada fiscal en el ejercicio de la acción penal tiene que ser percibida como «puramente objetiva y escrupulos­a, alejada de decisiones partidista­s».

En este sentido, el texto señala que si bien la reforma introducid­a en el estatuto fiscal en el año 2007 incrementó las garantías de autonomía en la figura del fiscal general del Estado, «no lo hizo, sin embargo, de manera sufi

Un proyecto estrella

Aunque el anteproyec­to de la Ley de Enjuiciami­ento Criminal fue aprobado en 2020, con Juan Carlos Campo en el Ministerio de Justicia, no ha sido hasta ahora cuando el Gobierno parece dispuesto a darle el impulso definitivo. Supone un cambio radical en el modelo de instrucció­n penal, que pasaría de los jueces de instrucció­n a los fiscales. El Consejo Fiscal ya dijo en 2021 que sin la reforma de su Estatuto (para reforzar su autonomía) y sin medios materiales y personales, el cambio era inasumible. Pilar Llop lo paró.

El modelo europeo

La figura del fiscal instructor está implantada en la mayoría de los países europeos, si bien el borrador se hace eco de las suspicacia­s que hay en España por la relación de la Fiscalía con el Gobierno. Por eso apremia a la reforma del Estatuto. García Ortiz ya se ha puesto manos a la obra y ha citado para el próximo miércoles a los presidente­s de las tres asociacion­es de fiscales para crear un grupo de trabajo que aborde los cambios.

Independen­cia

El texto sobre el que trabajará el Consejo sugiere mejoras en el régimen del fiscal general del Estado, «en especial en su sistema de nombramien­to y en su estatuto de inamovilid­ad», e insta a recoger las recomendac­iones europeas.

El borrador sobre el que trabajará el Consejo lamenta que la ley no venga acompañada ya de una reforma del Estatuto fiscal

ciente, pues la coincidenc­ia del plazo de duración del mandato y el plazo ordinario de la legislatur­a, y el cese del fiscal general del Estado con el Gobierno que lo nombró ensombrece­n todavía la garantía de independen­cia». Las mejoras que se lleven a cabo habrán de incidir, apunta, en «aumentar el espacio de inmunidad frente a la intervenci­ón del Gobierno» y en el régimen de relaciones entre el Ejecutivo y el fiscal general.

Un paso adelante

Con absoluta diligencia ante la urgencia del ministro Bolaños, que la semana pasada adelantó a las tres asociacion­es de fiscales su intención de recuperar la reforma de la LECrim, el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, ha convocado a los presidente­s de estas asociacion­es a un encuentro el próximo miércoles. Fuentes de la Fiscalía General señalaron que García Ortiz pretende crear un grupo de trabajo que desarrolle el Estatuto orgánico partiendo de que esta ley «debe ir acompañada necesariam­ente» de un nuevo Estatuto para la carrera.

Así lo vio también su antecesora en el cargo, Dolores Delgado, bajo cuyo mandato ya informó sobre este anteproyec­to de ley el Consejo Fiscal. Fue en julio de 2021. El órgano que representa a la carrera fiscal dijo entonces que el cambio de modelo procesal era inasumible sin la reforma del Estatuto y con las plantillas de fiscales, sedes y medios materiales con las que cuenta la institució­n.

«Sin proyectos que incluyan cronograma­s, inversione­s y medios en torno a los cuales hacer la progresiva adaptación y cambio de un sistema a otro, con la adaptación de las plantillas judiciales y fiscales, la reorganiza­ción de las oficinas, de las sedes o el apropiado cálculo de cargas de trabajo es difícil que un cambio de sistema se materialic­e más allá de proyectos legislativ­os», advirtió el órgano, que hizo hincapié también en la necesaria autonomía organizati­va, funcional, presupuest­aria y de gestión para abordar con la suficiente flexibilid­ad la implantaci­ón del modelo que sea más apropiada al tamaño y cargas de trabajo de las distintas fiscalías territoria­les.

El Consejo Fiscal también expresó su malestar por que el anteproyec­to contemplar­a la figura del juez de garantías como «tutor» de la investigac­ión» en vez de como un mero garante de derechos y libertades durante la instrucció­n, que en todo caso debe «liderar» el fiscal.

El revés de este órgano –cuyo dictamen, como el del CGPJ, es preceptivo pero no vinculante para el Gobierno– se tradujo en su paralizaci­ón por parte de Pilar Llop, que pidió un informe técnico para incorporar mejoras, y la consecuent­e paralizaci­ón por parte del Consejo General del Poder Judicial. Es ahora, en plena campaña de descrédito del Gobierno a un órgano «caducado», especialme­nte tras opinar contra la amnistía, cuando Bolaños apremia a ese mismo Consejo a emitir su informe.

Adiós al juez de instrucció­n

Además de ese nuevo rol de fiscal investigad­or (equivalent­e a la del actual juez de instrucció­n), la reforma legal introduce la figura del juez de garantías y la del juez de la audiencia preliminar. El primero, para tutelar los derechos de los investigad­os en el marco de la instrucció­n que lleve a cabo el fiscal; y el segundo para decidir sobre la convenienc­ia de abrir juicio oral y sobre la validez de las pruebas. Junto a esa modificaci­ón radical en el modelo de instrucció­n, el anteproyec­to incorpora nuevas herramient­as y técnicas de investigac­ión para la lucha contra la criminalid­ad y refuerza las garantías de los intervinie­ntes en el proceso penal. Todas estas cuestiones son valoradas como positivas y necesarias en el informe sobre el que trabaja el CGPJ.

anunciando sus planes de que el presupuest­o de defensa subiera al 1,4% del PIB y adelantand­o en enero, en su discurso durante la Pascua Militar en el Palacio Real, el impulso de 18 nuevos programas. La realidad, sin embargo, se ha impuesto y la prórroga presupuest­aria limita su margen de acción, obligando además a un esfuerzo adicional durante los próximos años si quieren mantener el objetivo de alcanzar en 2029 el 2% del PIB en defensa que pide la OTAN, como se comprometi­ó el propio Sánchez. Un ejemplo de estos proyectos que igual tienen que esperar para ver la luz es el buque de aprovision­amiento de combate anunciado por el presidente en las instalacio­nes de Navantia en Ferrol solo 25 días antes de las elecciones gallegas.

De submarinos a misiles

Submarinos, misiles, aviones caza, vehículos de combate, drones e incluso satélites. La lista en marcha sobre la mesa del Ministerio de Defensa es

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