El Papa, contra la teoría de género: «Es extremadamente peligrosa»
► El Vaticano amplía la lista de «violaciones a la vida» con la pobreza extrema o la gestación subrogada
La teoría de género, la gestación subrogada, el cambio de sexo, la pobreza extrema, la discriminación hacia la mujer, la guerra, la trata de personas, los abusos sexuales, la poligamia, el «descarte» de personas con discapacidad o la «violencia digital» son, de acuerdo a la declaración ‘Dignitas infinita’, que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe hizo público ayer, «algunas de las graves violaciones de la dignidad humana».
Así, a la tradicional defensa de la vida humana «desde su concepción a la muerte natural», que condenaba el aborto y la eutanasia, el Vaticano introduce ahora algunas cuestiones del reciente magisterio pontificio que amplían los temas bioéticos. En palabras de la oficina de la prensa de la Santa Sede, el nuevo texto «contribuye así a superar la dicotomía existente entre quienes se concentran exclusivamente en la defensa de la vida naciente o moribunda olvidando muchos otros atentados contra la dignidad humana y, viceversa, aquellos que se concentran solo en la defensa de los pobres e inmigrantes olvidando que la vida debe ser defendida desde la concepción hasta su conclusión natural».
En la práctica, el documento, fruto de un trabajo iniciado en 2019, recoge los planteamientos de los últimos Papas, en especial de Francisco, al que pertenecen más de la mitad de los documentos citados. Pero el texto es una versión trabajada directamente por el cardenal Víctor Manuel ‘Tucho’ Fernández, desde su llegada como prefecto al Dicasterio para la Doctrina de la Fe y se respalda en la encíclica ‘Fratelli tutti’.
Tras una explicación teológica de la dignidad de la persona, el texto recoge todo lo que va en contra de la vida misma (genocidio, suicidio, aborto, eutanasia...). Así como todo lo que ofende la dignidad humana, «como las condiciones de vida subhumanas, las encarcelaciones arbitrarias, las deportaciones, la esclavitud, la prostitución o aún las ignominiosas condiciones de trabajo, con las cuales los trabajadores son tratados como simples instrumentos de ganancia, y no como personas libres y responsables». Se menciona también la pena de muerte que «viola la dignidad de cada persona humana».
La condena del aborto es clara. Se afirma que «entre todos los delitos que el hombre puede cometer contra la vida, el aborto provocado presenta características que lo hacen grave y despreciable. Se recuerda que la «defensa de la vida naciente está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano».
Contra la subrogación
También es contundente contra la maternidad subrogada, «mediante la cual el niño, inmensamente digno, se convierte en un mero objeto», y a la que considera una práctica «que ofende gravemente la dignidad de la mujer y se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre. Un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato».
En la lista se citan luego eutanasia y suicidio asistido, confusamente definidos por algunas leyes como «muerte digna», y se recuerda que el «sufrimiento no hace perder al enfermo esa dignidad que le es propia de manera intrínseca e inalienable». Se habla entonces de la importancia de los cuidados paliativos y de evitar «todo ensañamiento terapéutico o intervención desproporcionada». Entre las graves violaciones de la dignidad humana también encuentra espacio el «descarte» de las personas con discapacidad.
Sobre la teoría de género, es donde aparecen algunas cuestiones, recurrentes en los discursos del Papa Francisco, pero que se alejan de lo políticamente correcto. Comienza defendiendo a las personas homosexuales: «Todo signo de discriminación injusta y particularmente toda forma de agresión y violencia» se debe evitar, y denuncia «como contrario a la dignidad humana» que en algunos lugares estas personas «sean encarceladas, torturadas,
Encíclica ‘Fratelli tutti’
‘Fratelli tutti’ es el documento clave en el que se fundamenta. Tanto, que la expresión «más allá de cualquier circunstancia» que Francisco repite varias veces y que para el cardenal Fernández ejemplifica la nueva definición de «dignidad humana», se sopesó como posible título.
Superar la dicotomía
«Antes de condenar el aborto, el documento habla sobre las violencias contra las mujeres», explicaba el prefecto, para recordar que había que superar ese concepto tradicional. «Todos los argumentos elegidos son importantes para comprender el tema en un modo armónico», añadía
Otras violaciones
La «violencia digital», la pobreza extrema o el «descarte» de los discapacitados son considerados ahora «violaciones de la dignidad». únicamente por su orientación sexual». Pero tras esta defensa, el documento pasa a criticar la teoría del género, «que es extremadamente peligrosa porque borra las diferencias en la pretensión de hacer a todos iguales».
En el texto, la Iglesia recuerda que la vida humana es un don de Dios, que debe ser acogido con gratitud y puesto al servicio del bien. «Querer disponer de sí mismo, como prescribe la teoría del género... no significa otra cosa que ceder a la tentación de que el ser humano se convierta en Dios». Por tanto, «debe rechazarse todo intento de ocultar la diferencia sexual entre hombres y mujeres». El texto también lamenta las que denomina «colonizaciones ideológicas», entre las que ocupa un lugar central la teoría de género».
Aunque no hace una referencia explícita a la cuestión del matrimonio homosexual, el cardenal Fernández, sí que explicó ayer ante la prensa que en el contexto que marca el documento, «el matrimonio gay o los intentos de eliminar las diferencias [entre hombre y mujer] no son aceptables».
También es negativo el juicio sobre el cambio de sexo, que «corre el riesgo de atentar contra la dignidad única que la persona ha recibido desde el momento de la concepción». Esto no significa excluir a una persona afectada por anomalías de los genitales ya evidentes al nacer o que se desarrollen posteriormente, y respalda que pueda «elegir recibir asistencia médica con el fin de resolver dichas anomalías».