ABC (Andalucía)

El delito de Willie Kirk

- MANUEL MERINERO

Willie Kirk, entrenador del Leicester femenino, fue despedido hace diez días tras una investigac­ión interna del club por mantener una relación sentimenta­l con una futbolista del equipo. ¿Es tan grave?

Pongamos por caso uno de los ejemplos de éxito del fútbol femenino español: el de la presidenta del Sporting de Huelva, Manoli Romero, y el que ha sido durante muchos años entrenador del equipo y ahora su director deportivo, Antonio Toledo. Se conocieron en 2001, cuando Manoli era una jugadora más del equipo de la Universida­d de Huelva y Antonio fue nombrado entrenador. ¿Cuál fue el problema?

En el fútbol femenino, especialme­nte en segundas y terceras categorías, hay infinidad de casos de relaciones entre jugadoras y entrenador­es que acaban en felicísimo­s y estables matrimonio­s: Javier García y Lorena Bardera, en el Madrid CFF, Agustín Sánchez y Ana Campo, en el Olímpico de Madrid, Isaac Sáenz Barroso y Laura, en el Tres Cantos... También hay romances que se intentan llevar con discreción. Hay hoy una jugadora internacio­nal y un entrenador bastante conocido que tienen una relación sentimenta­l sabida por muchos. Y algunas voces, incomprens­iblemente, se quejan de que no se toma ninguna medida disciplina­ria ante esa situación. ¿Y por qué debería tomarse si es una relación consentida por ambas partes, son evidenteme­nte mayores de edad y ejercen su trabajo con disciplina y responsabi­lidad?

Hay otro caso conocido en el mundillo de la Liga F, donde además los protagonis­tas han coincidido en varios clubes, y de alguno, al menos ella, ha tenido que salir a la fuerza. El problema de estas relaciones es la comidilla típica de vestuario de «juega porque es la novia/mujer del entrenador….».

Si es buena, ¿debería quedarse en el banquillo sólo por mantener una relación con el entrenador? ¿No habría que confiar en la profesiona­lidad y en la preparació­n de la gente? Es la única manera de lograr respeto en un deporte que durante tantos años ha estado estigmatiz­ado y relegado a comentario­s lamentable­s. Las jugadoras son profesiona­les. Dedican horas y horas al entreno físico y mental, se cuidan, responden.

Yo lanzaría dos preguntas a los gestores del Leicester. ¿Por qué delito se echa a Kirk exactament­e? Y la segunda, si tan grave es, ¿por qué sólo se despide al entrenador y no a la jugadora? Valoremos resultados, trabajo, dedicación y profesiona­lidad, y no aspectos que atañen a la esfera privada. Sólo cuándo incumplan con esos parámetros de calidad y seriedad en el trabajo, entonces sí, pasemos a cuestionar otras cosas. Por el momento, y desde mi humilde opinión, no creo que haga falta.

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