‘Crowdfunding vínico’ para salvar uvas como la jeromo
Territorio Luthier, en Aranda de Duero, cuenta con la exitosa campaña colaborativa ‘Pon tu nombre a una cepa’, con la que en 2020 consiguió plantar su primer viñedo experimental de variedades en peligro de extinción como jeromo, gajoarroba, mandón, cenicienta o puesta en cruz. A cambio de la compra de vino, la bodega planta una cepa y le pone el nombre de su pagador. Y, en La Manchuela (Albacete), Gratias celebra la VIII edición de su iniciativa ‘¿Y tú de quién eres?’ para el rescate y conservación de la variedad tardana. De la parcela salvada de su arranque elaborarán un espumoso ancestral que servirá de recompensa para todos los mecenas que participen, además de realizarse una fiesta tras la vendimia. sultado de muchas exploraciones. La de terrenos desconocidos, la de los diferentes terruños dentro de una misma zona, la de la biología de los suelos y la de la enología propiamente dicha. Y España es un extraordinario territorio a explorar en este sentido. Empezando por las regiones que se creen conocer al dedillo. «La gente piensa que conoce Rioja, pero no es así», asegura el Master of Wine Andreas Kubach, cofundador y director general de Península Vinicultores. «Nos dimos cuenta de que el ‘terroir’ que catábamos en Rioja no se veía reflejado en el mercado, y es la búsqueda de esa autenticidad lo que ha movido el proyecto de Bideona», asegura.
La exploración del territorio implica una defensa del paisaje y las tradiciones para demostrar al mundo la grandeza de una región de vino histórica asociada a la tempranillo. «No se trata tanto de recuperar las viñas como de revalorizarlas para que se mantengan más generaciones, porque creemos en su valor desde muchos aspectos: desde el patrimonial hasta el científico-técnico, ya que muchas de las respuestas a los retos de futuro a los que nos enfrentamos está en el ADN de esas cepas viejas, en la mezcla varietal y clonal», apunta Tao Platón, director técnico de Península. «Además, disfrutamos bebiendo los vinos complejos y profundos que nos ofrecen las cepas viejas», concluye.
Reservas de futuro
Adaptarse al cambio climático es uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta Familia Luis Cañas, en la Rioja Alavesa. Su proyecto de recuperación varietal está orientado a frenar el fenómeno de erosión genética en el viñedo y rescatar variedades que ya existían en la comarca siglos atrás. Algunas de estas uvas recuperadas servirán para mezclar, pero otras, como la benedicto, considerada la madre de la tempranillo, ha dado lugar a un interesante monovarietal.
«Buscar en el pasado las soluciones para el futuro es un deber ético, pero también aporta valor añadido a la región a través de la diferenciación » , dice Jon Cañas, cuarta generación de uno de los linajes bodegueros con más arraigo en la denominación. «Queremos transmitir a futuras generaciones un patrimonio vinícola diverso y vivo por una cuestión de responsabilidad ecológica, de cuidado y respeto por el entorno», matiza.
De este compromiso surge la plantación de un banco de germoplasma para mantener vivo el material vegetal y prevenir la desaparición de especies. «Estamos observando su comportamiento y valorando