El blindaje del humorista pone a prueba la resistencia de la audiencia
► Su nuevo programa deberá adaptarse para interesar al público adulto, el que ve La 1
En mitad de la cena, a eso de las 22.00 horas, la audiencia de La 1 podrá ver a partir de septiembre cómo el presentador estrella de la cadena pública pregunta al invitado cuánto dinero tiene en el banco y las veces que ha tenido sexo el último mes. Al menos, ese es el bloque estrella de ‘La Resistencia’, el programa que David Broncano presenta todavía en Movistar Plus+ y por el que tanto empeño ha puesto la dirección de RTVE para mermar audiencia –y, por tanto, influencia– a ‘El Hormiguero’ de Pablo Motos. «Nunca 15 minutos de televisión provocaron tanto movimiento», decía hace no muchos días un directivo de la competencia, en alusión a lo que dura la tertulia política de ‘El Hormiguero’, ese rato de charla que molesta en Moncloa con participantes como Juan del Val, Cristina Pardo o Tamara Falcó.
La duda ahora entre los especialistas en televisión es si David Broncano y sus socios más fieles, Ricardo Castella y Jorge Ponce, mantendrá el tono de ‘La Resistencia’, una formato que ha convertido al cómico en una estrella de nicho entre el público más joven. Una audiencia que, en realidad, lo veía sobre todo en los resúmenes de Youtube y redes sociales, ya que en este primer trimestre del año la media de espectadores en directo en Movistar apenas supera los 17.000. Si Broncano no consigue dar el salto y conectar con el público adulto, el mayoritario entre los que ven la televisión tradicional, sus datos de audiencia se hundirán. Y, con ellos, los de la cadena, que se verá arrastrada por el blindaje de su nueva y provocadora estrella.
Trabajadores consultados por ABC temen que el desembarco de David Broncano en septiembre a la parrilla de
La 1 pueda costar entre medio y un punto al ‘share’ de la cadena. Aducen las voces más preocupadas de la corporación que el recorte del ‘Telediario 2’ –precisamente al final, cuando más público se suma– lastraría el «efecto arrastre» para el ‘prime time’, esto es, la hora con mayor consumo televisivo y la que más peso tiene. Precisamente de ahí viene la guerra entre los partidarios dentro de la corporación del fichaje y sus detractores. Primero, los datos: La 1 tiene cuatro veces más espectadores dentro de la franja de 45 a 54 años que de la que va de los 25 a los 44. Y su audiencia mayoritaria es la de más de 65 años, que quintuplica a la menor de 45. También, La 1 es la menos seguida, con diferencia entre las tres mayoritarias, por los menores de 44 años. Además, hay una gran fractura generacional entre los fieles de la cadena en abierto y los que ven RTVE Play, algo que no ocurre en Mediaset ni Atresmedia, donde hay una mayor consonancia entre el público de su plataforma y el de sus canales lineales.
Así pues, los partidarios creen que la llegada de Broncano a la corporación atraería a un perfil joven que hasta ahora no presta atención a La 1, mientras los detractores creen que la imagen mostrada hasta ahora por el cómico en sus programas tiene poco encaje con una audiencia dominada por adultos de más de 45 años, con mayoría absoluta para los mayores de 65. Los dos años de contrato que han ofrecido para una nueva ‘resistencia’ de Broncano (el título original lo tiene registrado Movistar) a razón de 14 millones por temporada, condicionará la parrilla de La 1, pues el deslizamiento de audiencia –para eso se renovó ayer ‘El Cazador’, que se emite media hora antes que el ‘Telediario 2’– afectaría a los programas de noche si la nueva ‘resistencia’ de David Broncano no carbura. Aunque ahora el ‘prime time’ esté más abierto al ‘zapping’ que años atrás, la realidad es que ese «efecto arrastre» es la clave del éxito en Antena 3 con ‘Pasapalabra’, el informativo de Vicente Vallés y ‘El Hormiguero’.
alguien les ha dicho que conviene cambiar la conversación pública tratando de poner sobre la mesa asuntos técnicos en los que Feijóo no tiene tanta información y en los que le cuesta brillar y, sobre todo, en los que Ayuso no tiene competencias y no puede convertirse en su antagonista. Utilizó, así, su intervención para centrarse en su comparecencia a petición propia para informar del Consejo Europeo de marzo. Tampoco es que se prodigara en explicaciones, no informó de ninguna novedad importante ni aprovechó para desarrollar ciertas posturas, más allá de obviedades equidistantes, pueriles e inconsistentes. Pero sí que pidió más dinero para Defensa, abrumó con datos e intentó fijar la idea de que él es un actor importante en el escenario europeo, occidental, universal, interestelar y multivérsico mientras que Feijóo no tiene experiencia, no sabe, no tiene un plan, no trabaja, está perdido y que quien decide por él es, bien Aznar, bien Ayuso, bien Abascal. Esa era la idea: Feijóo es «la nada y el lodo». Que reconozco que en un primer momento entendí «la nada y el nodo». Y sigo pensando que lo mío era mejor.
Pero no coló. Pedro se encontró con un Feijóo muy seguro, incidiendo en todas las preguntas para las que Sánchez no tiene respuesta y pidiéndole planes concretos, políticas tangibles e información a primer nivel. Lo anterior no hizo cambiar el plan a Sánchez, que siempre es el mismo, aburrirnos, llevarnos al borde del derrumbe físico y emocional mientras se olvida del orden del día para pasar a una especie de debate sobre el estado de la nación, enumerando logros, sacando el confeti del triunfalismo e intentando llevar a los medios de comunicación a lugares donde él se siente más cómodo.
Esa es la primera conclusión: el
PSOE quiere pasar de pantalla. La segunda es que Vox pone todas las fichas a la criminalización de la inmigración. En una de las mañanas más desafortunadas que se le recuerdan, Abascal dejó claro que esa es la apuesta y el hueco que quieren llenar. El día anterior se desmarcaban de la Conferencia Episcopal, siendo el único partido que votaba en contra de las recomendaciones de la Iglesia española, lo que, unido a su desprecio sistemático a Francisco, deja claro que quien mande ahí dentro ha ordenado cambio de rumbo, abandono de las posturas católicas y homogeneización del discurso con el de la extrema derecha del resto de Europa. Que de católica solo tiene el ‘anti’.
Interesante, por nefasta, la intervención de Errejón. De ahí sale la tercera conclusión: queda inaugurado el concepto de ‘pueblo de la coalición’, que es el nuevo sujeto hegemónico para el que gobierna, que no es todo el pueblo español sino solo una parte y que actúa como concepto contrapuesto a la nación reconciliada en 1978. Con este nuevo concepto no solo se lanza a por el electorado de Podemos, sino que, posiblemente, presenta su candidatura para liderar Sumar tras la crisis interna que se le viene encima a Yolanda Díaz tras las europeas.
Se avecinan nubarrones en la coalición. Ya viene el lobo, es decir, los problemas derivados del escenario postelectoral vasco y catalán. Pero, además, sin presupuestos y sin apoyos internos, el aumento del gasto en Defensa tendrá que negociarlo con Feijóo. Ya dijo Nacho Vegas que a una primavera en calma siempre le sucederá un verano fatal. Así que imagínense si la primavera ya viene torcida.