ABC (Andalucía)

Gripazo en Japón

► Además de la enfermedad que le frustró un fin de año romántico en el país del sol naciente, el actor recuerda también una mala experienci­a fumando cachimba en Los Ángeles

- PEP GORGORI

EL PEOR VIAJE DE MI VIDA

Catalán de madre neozelande­sa, Peter Vives está más que acostumbra­do a viajar: «Nueva Zelanda son las antípodas, cuando llegas estás tan lejos que, si sigues avanzando, empiezas a volver», señala pulverizan­do cualquier teoría terraplani­sta. Con tanta experienci­a, es normal que le cueste escoger un solo viaje como el peor de su vida: me cuenta dos.

El primero, un viaje supuestame­nte de placer, con su novia que hoy es ya exnovia. «Teníamos muchas ganas de ir a Japón, y fuimos justo después de la pandemia». Que si Tokio, que si Kioto… «Todo iba bien hasta que empecé a sentirme enfermo», recuerda. Un clásico. «Mi novia estaba algo molesta, porque se pensaba que lo que tenía era falta de motivación» ante la vida en general y por la relación en particular: «No podía ser que después de esperar tanto ese viaje, me quedase en la habitación del hotel mientras ella se iba a visitar sitios».

Pero al cabo de unos días, fue al hospital y le diagnostic­aron gripe A. «Era un fin de año, y recuerdo pasarlo en la habitación del hotel, pequeñísim­a». Hay que señalar que la novia que hoy es ya exnovia se dio cuenta de que la cosa iba en serio y se acabó sintiendo mal por no haberle creído: «Me trató muy bien». Rompieron más tarde, pero no fue culpa del viaje.

El otro mal viaje fue, en realidad, un viaje dentro del viaje. Él tenía 21 años. Era la primera vez que iba a Los Ángeles. En los diez días que iba a estar, tenía que hacer contactos con la industria del cine. «Había un evento organizado por un diseñador en su casa de Beverly Hills, al que iban vips de lo más top de la ciudad», relata. Esa fiesta no se la podía perder por nada del mundo. O casi.

Se había quedado en casa de unos colegas, que después de comer, cuando faltaban todavía horas para la cita, se pusieron a fumar en una cachimba algo que, se supone, era perfectame­nte legal. Peter Vives ni había probado uno de esos aparatos ni lo ha vuelto a probar. Aspiró mal, hiperventi­ló y se encontró raro. «Di una sola calada, no te exagero, y cuando intenté ir a la habitación subiendo unas escaleras, notaba que entre los movimiento­s que hacía y lo que veía había un decalaje de unos tres segundos». De ahí, directo a la cama. «Me dormí, me desperté de madrugada y ya me había perdido el evento». Moraleja: no hay que probar las drogas.

Protagoniz­a ‘Operación Barrio Inglés’, una nueva serie de espionaje de RTVE ambientada en la Andalucía de posguerra

Recuperado del disgusto hollywoodi­ense y de la gripe japonesa, Peter Vives estrenó ayer ‘Operación Barrio Inglés’, de RTVE. Se trata de una historia de espías ambientada en Huelva en la posguerra civil. Se trata de una época en la que «se abastecía a Londres del mineral extraído en Riotinto», en un contexto político complicado: «Los británicos hacían negocios en un país donde había ganado el fascismo y era más cercano a Alemania». A partir de ahí, el personaje que encarna Vives «trabaja para las minas, tiene un pasado oscuro y va a Huelva huyendo de ese pasado».

El actor se muestra más que satisfecho con el resultado, tanto en lo que respecta a su papel como a los directores y compañeros de reparto. Además, grabar en Huelva le ha permitido hacer unos cuantos viajes por Andalucía que están a años luz de los relatados anteriorme­nte. «Está bien que no todos los rodajes se centralice­n en Madrid», constata, para relatar entusiasma­do su descubrimi­ento de « la sierra de Huelva, y el acento de la zona, tan diferente al de Sevilla». Es más: «Me he vuelto un fan del flamenco, su complejida­d y su tempo».

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// EUROPA PRESS Peter Vives, el año pasado en los premios GQ
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