ABC (Andalucía)

UNA VERDAD INCÓMODA PARA DÍAZ

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Un estudio de Fedea estima que la cifra de fijos discontinu­os inactivos es diez veces superior a la del Gobierno y le ofrece una metodologí­a basada en datos de la Seguridad Social

LA ceremonia de la confusión que la vicepresid­enta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y sus colaborado­res han orquestado en torno a las cifras de los trabajador­es fijos discontinu­os inactivos es indigna de una economía avanzada. Se ha dicho que el ministerio no tiene los datos, se ha lanzado la pelota a las comunidade­s autónomas, se ha polemizado con los registros del Servicio Público de Empleo (SEPE), para al final escoger los números que arroja la Encuesta de Población Activa (EPA). A juicio de los expertos, este guarismo elaborado a partir de datos del INE es el que ofrece la fotografía más favorable a los intereses de una ministra de Trabajo, pero no necesariam­ente es el que permite elaborar las políticas más adecuadas ni diagnostic­ar mejor el estado de la economía.

La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) asumió el desafío de intentar determinar el número de fijos discontinu­os a través de uno de sus mejores expertos. El resultado es un informe que advierte a las autoridade­s de las limitacion­es que tienen las cifras de demandante­s inscritos en las oficinas del SEPE y los microdatos obtenidos de la EPA, y le ofrece una metodologí­a alternativ­a para cuantifica­r el stock de fijos discontinu­os mediante los historiale­s laborales de la Seguridad Social. Con los datos de los primeros nueve meses de aplicación de la reforma laboral en 2022, y tras depurar a los pluriemple­ados, el número de españoles que tenían este tipo de contratos en diciembre de 2022 era de 1,25 millones de personas, 518.000 de las cuales estaban inactivas. Los expertos creen que estas cifras pueden proyectars­e perfectame­nte al año 2023 ya que el número de contratos fue similar. Esto significa que la cantidad de fijos discontinu­os inactivos es realmente diez veces mayor al número oficial que en los últimos meses repite la vicepresid­enta segunda y elevaría la cifra del paro registrado desde los 2,7 millones que marcó en marzo de este año hasta 3,2 millones que sería una cifra mucho más creíble.

La única razón para perseverar en esta confusión es la carrera política de Yolanda Díaz. Todas las demás consecuenc­ias son perversas: ni se puede evaluar la marcha de su reforma laboral, que muchos temen que mayormente haya sido una gran operación de maquillaje estadístic­o, ni se consigue asignar correctame­nte los recursos ni generar políticas de empleo basadas en la evidencia. Uno de los objetivos de la reforma de 2021 era reducir el uso de la contrataci­ón temporal desincenti­vando una práctica habitual en España que es el encadenami­ento de contratos temporales para la realizació­n de todo tipo de trabajos, desde los de naturaleza estacional o intermiten­te hasta los que son estables y no deberían ser discontinu­ados. Los hallazgos de Fedea muestran que esto apenas se habría conseguido, pero sin los datos exactos es difícil adoptar acciones correctora­s.

Además, hay nuevos fenómenos. Este tipo de contrato se ha focalizado en los jóvenes de menos de 25 años, pero estos tienen una tasa de inactivida­d que ronda el 70 por ciento. Además, la alta frecuencia de relaciones laborales a las que se ven sometidos estos trabajador­es, pese a tener la categoría de indefinido­s, indica que el fenómeno de encadenami­ento de contratos no cede. Con una mayor transparen­cia se podrían poner en marcha medidas para fomentar la estabilida­d de los trabajador­es como cuotas variables de la Seguridad Social para aquellas empresas que apuesten por la permanenci­a (sistema ‘bonus’/‘malus’) o determinar por qué hay una tasa de abandono voluntario tan alta entre los jóvenes. Nada de eso se puede hacer sin una cifra que, por lo visto, es una verdad demasiado incómoda para Yolanda Díaz.

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