ABC (Andalucía)

Ponte en mi lugar

Las agresiones sexuales se acabarán cuando no haya hombres y mujeres en el mundo

- ROSA BELMONTE

M Egusta ‘Ponte en mi lugar’ (2003), película protagoniz­ada por Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan que en 1977 habían hecho Barbara Harris y Jodie Foster. Madre e hija, por unas galletas de la fortuna, intercambi­an sus cuerpos. La cabeza de Jamie Lee Curtis está en el cuerpo de su hija y al revés. Y qué bien lo hace Curtis. Es una actriz magnífica, mucho mejor que su madre. Tanto aquí como en ‘ Mentiras arriesgada­s’, en ‘ Halloween’ o en ese reciente episodio de ‘ The Bear’ donde hacía de madre del protagonis­ta. Se trata de cambiar de edad. De sexo es más difícil. Sólo hay que ver ‘¿En qué piensan las mujeres?’, donde Mel Gibson se entera de la vaina porque escucha los pensamient­os.

He visto en TikTok y leído que con un simulador algunos hombres se ponen en lugar de mujeres con calambres menstruale­s. Mientras se someten al simulador tienen que cortar un papel con unas tijeras. Y no pueden hacerlo cuando les sueltan la descarga. Se necesita más que dolores para ponerte en el lugar de las mujeres porque las molestias de la menstruaci­ón van mucho más allá de los calambres. Pensar si irás manchada, molestias intestinal­es, vómitos, lumbalgia, calcular si te va a tocar en tal viaje…

Un idiota trans se quejó hace unos meses en sus redes de que unos fuertes dolores menstruale­s le habían estropeado su viaje a DisneyWorl­d en Orlando. Hubo quien necesitó salir a asegurar que el periodo solo lo tienen las personas con órganos reproducto­res femeninos. Y una doctora: «Según esta persona trans, el síndrome premenstru­al está arruinando su viaje a Disney. Evidencia sólida de enfermedad mental».

Hemos visto también a una chica de 30 años quejarse de que un tipo la había acosado mientras corría. Eso sí es ser mujer. La había acosado y asustado esperándol­a en una curva. «Me he jiñado». Me lo imagino sin esfuerzo. Corría por la margen del río Segura. Como murciana, puedo decir que yo no me bajo del Malecón para correr sola. Me da igual si son las once de la mañana. Y claro que es una vergüenza que pase esto. En su vídeo preguntaba: «¿Alguien sabe la solución? ¿No salir? ¿No salir sola? Dios, qué rabia». También me parece enterneced­or que se pregunte hasta cuándo van a pasar estas cosas. Pues así a ojo yo calculo que mientras haya hombres y mujeres en el mundo.

En ‘Master of None’ había un capítulo donde Dev y su amigo toman una copa en un bar. Una chica, también. Un pelma intenta invitarla. Cada uno vuelve a su casa. Ellos, con música alegre. Ella, con música de miedo. Siente que la siguen. Es el tipo del bar, que llega a llamar a la puerta de su casa. El mayor peligro que sufre Dev es pisar una caca de perro. Ella acaba llamando a la Policía. Cuando un trans como el de DisneyWorl­d quiere que el feminismo lo ampare y dice que se siente mujer, me sale mi parte más educada: ¡Los cojones! Con la jota bien fuerte.

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