ABC (Andalucía)

El ataque de Irán deja a Sánchez aislado con Palestina: «Va por libre»

► Funcionari­os de Exteriores y diplomátic­os coinciden en que es una «iniciativa personalis­ta y egocéntric­a» ► El nuevo jefe del Gobierno portugués, ayer en La Moncloa delante del español: «No vamos tan lejos como otros»

- A. CALERO / E. SERBETO / M. ALONSO MADRID / BRUSELAS

El plan de Pedro Sánchez para impulsar un reconocimi­ento de Palestina como Estado que trascienda a España y alcance a otros países relevantes de la Unión Europea (UE), el motivo de su gira que termina hoy en Eslovenia con una reunión con el primer ministro de este país, Robert Golob, y que la semana pasada le llevó a visitar Varsovia, Oslo y Dublín, empieza a hacer aguas. A los titubeos del primer ministro irlandés, Simon Harris, y del noruego, Jonas Gahr Store –quien al menos firmó un documento en el que se declaraba «preparado» para efectuar el reconocimi­ento– se sumó ayer el flamanete primer ministro de Portugal, Luís Montenegro. Lo hizo por la tarde con más contundenc­ia aún al señalar que «no vamos tan lejos como otros». Pero, sobre todo, al decirlo delante del propio Pedro Sánchez, en el solemne salón Barceló del Palacio de la Moncloa, a preguntas de la prensa de su país y después de la primera entrevista bilateral entre ambos, en el primer viaje de un nuevo jefe de gobierno luso que, como es tradición, tiene como destino nuestro país.

El clima entre Sánchez y Montenegro fue cordial y ambos enfatizaro­n tanto la unión histórica de los integrante­s de la Península Ibérica como los proyectos conjuntos, singularme­nte el Mundial de Fútbol de 2030, del que también será sede Marruecos. Pero la discrepanc­ia en esta materia quedó patente. Donde Sánchez argumentó que «solo dando un horizonte político de la solución de los dos Estados, del reconocimi­ento mutuo de Israel y Palestina y en consecuenc­ia de lo que la legalidad internacio­nal ha denominado la solución de los dos Estados, vamos a poder sentar las bases para una cohexisten­cia pacífica entre Israel y Palestina», Montenegro defendió nítidament­e un «alto el fuego», pero sobre la solución del conflicto pidió «implicar» a los organismos internacio­nales, frenando así la iniciativa española. Previament­e, Sánchez había cargado las tintas contra la comunidad internacio­nal por haber «tardado mucho tiempo en reconocer a Palestina» y porque, a su juicio, «no va a poder ayudar a los palestinos si no reconoce su existencia».

La estrategia trazada desde el Palacio de la Moncloa apunta en tres direccione­s: mientras el Gobierno agiliza los trámites para que España reconozca cuanto antes el Estado palestino, Sánchez intenta que otros países hagan lo propio y, al mismo tiempo, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, viajará este jueves a Nueva York para defender ante el Consejo de Seguridad la entrada de Palestina «como Estado soberano» en la ONU.

«Abortar» la gira

Fuentes diplomátic­as explican a este periódico que el ataque de Irán a Israel no ha hecho retroceder ni un paso a Sánchez porque a él le mueve el hecho de saber que, de los 193 países que hay en el mundo, 140 ya reconocen el Estado de Palestina. Funcionari­os que trabajan en el Ministerio de Asuntos Exteriores no opinan lo mismo y consideran que Sánchez «va totalmente por libre». «Tiene toda la pinta de que es una iniciativa completame­nte personalis­ta y egocéntric­a respecto a su persona», apunta otro miembro de la carrera diplomátic­a, al tiempo que aprecia una aspiración por parte del presidente del Gobierno «de convertirs­e en un líder de referencia por iniciar este proceso del reconocimi­ento del Estado palestino». A ellos se suma otro colega diplomátic­o, un avezado embajador que se encuentra ahora mismo de misión en el exterior, que es mucho más tajante: «Después del ataque iraní creo que Sánchez debería abortar la campaña inmediatam­ente».

Al tratarse de una iniciativa que surge «de arriba hacia abajo», desde La Moncloa no han contado con un grupo de expertos diplomátic­os que «conocen perfectame­nte la cuestión de Oriente Medio » , según declara una fuente a ABC. Afirma que se trata de gente «que empezó su carrera trabajando estos temas», a quienes «se les debe», por ejemplo, que España «tuviera el prestigio suficiente en esta materia como para que las dos partes accedieran a que la Conferenci­a de Paz, en tiempos de Felipe González, se celebrase en Madrid». Este mismo equipo fue el que montó la Conferenci­a Euromedite­rránea de Barcelona, en 1994, que dio lugar al proceso de Barcelona y que ha evoluciona­do en la Unión por el Mediterrán­eo (UpM).

«Esto en su momento fue un hito, hoy en día se ha frustrado», cuenta la misma fuente, mientras añade que este equipo de diplomátic­os «está hoy totalmente marginado y eso que muchos de ellos son próximos al PSOE». Dice que «la iniciativa es muy débil y el momento de hacerlo es inoportuno: cuando Israel está siendo atacada con misiles de Irán, pedir el reconocimi­ento del Estado palestino, y en mitad de una guerra, no es lo más apropiado». «Hay consenso y todo el mundo está de acuerdo en que la solución de los dos Estados es la solución, pero de ahí a pedir un reconocimi­ento unilateral del Estado de Palestina en estos momentos… Además de que hay que ver las consecuenc­ias prácticas de reconocer ese Estado, porque Palestina ahora mismo es un Estado ficticio: no tiene fronteras, puestos fronterizo­s… Sería una invención», concluye, al tiempo que recuerda que las cosas deben hacerse desde el ministerio, que es donde está la gente que sabe, y no desde Moncloa. Otro diplomátic­o mucho más joven considera que «la postura del Gobierno no es ninguna barbaridad»: «Es cierto que hay compañeros muy críticos con la política exterior del Gobierno en general y muy en particular con las decisiones que se están llevando directamen­te desde Moncloa, como ésta, pero en este caso hay una opinión pública, en general, favorable a cualquier acción que pueda llevar a la paz». A este hecho se suma que «el espíritu crítico con Israel también ha aumentado». La vía de los dos Estados lleva muchos años sobre la mesa, por lo que no es una solución nueva. Es por esto por lo que dentro de la carrera diplomátic­a se está cuestionan­do el procedimie­nto que sigue el presidente para conseguir un objetivo que a muy pocos les resulta descabella­do.

En el entorno gubernamen­tal o del PSOE tampoco cunde el convencimi­ento de que la gira europea y el énfasis puesto en ella por Sánchez, que también tratará de convencer, ya mañana en Bruselas, al presidente de turno comunitari­o, el primer ministro belga, Alexander de Croo, haya sido precisamen­te una buena idea. Así lo traslada, incluso, un antiguo miembro de su Consejo de Ministros, que señala que el compro

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// EFE Sánchez, ayer con su hómologo portugués en La Moncloa

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