Biden presiona a Netanyahu para que desista de devolver el ataque
► El primer ministro de Irak visita la Casa Blanca en un intento de sacar a las últimas tropas estadounidenses que todavía permanecen en su país
La Administración de Joe Biden está intentando por todos los medios que el Gobierno de Israel renuncie a una respuesta contundente y rápida al ataque iraní del sábado con misiles y drones. Así, a pesar de que Irán lanzó más de 300 proyectiles contra Israel, y que desde Jerusalén y otras ciudades estos fueron claramente visibles surcando el cielo, en Washington la palabra clave en la Casa Blanca es ahora «contención».
Ayer, en el Despacho Oval, el presidente estadounidense dijo que su equipo tiene el cometido de «prevenir que el conflicto se extienda más allá de lo que ya se ha extendido». Recibía Biden al primer ministro iraquí, Mohamed Shia al Sudani, quien se hizo eco de esas peticiones. Según dijo antes de la bilateral: «Hacemos un llamamiento a la moderación y desescalar del conflicto».
Contención
Por detrás de las declaraciones públicas, el equipo de Biden trata por todos los medios de convencer a Benjamin Netanyahu, el primer ministro israelí, de que no responda a lo que sin género de dudas es el primer ataque directo de Irán de semejante envergadura. Así, en una conversación que los dos jefes de Gobierno mantuvieron el sábado, Biden le dijo al israelí que «hay que pensar detenida y estratégicamente sobre los riesgos» de una escalada mayor que arrastraría a todo Oriente Próximo. El argumento que defiende Washington es que Netanyahu ya está inmerso en una ofensiva contra Hamás en Gaza tras los atentados del pasado 7 de octubre.
A ojos de Irán, su ataque es una respuesta al bombardeo del consulado iraní de Damasco por parte de Israel, que destruyó parte del edificio y mató a 16 personas, incluido un alto comandante de la Fuerza Quds de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, el militar Mohammad Reza Zahedi.
De hecho, Irán ha tratado de convencer a la comunidad internacional de que no buscaba una escalada mayor dado que advirtió de su ataque con 72 horas de antelación. Los medios oficialistas iraníes hasta dijeron el domingo que el régimen de los ayatolás informó a EE.UU. previamente al lanzamiento de los 300 proyectiles, algo que la Casa Blanca ha negado. Los países no tienen relaciones diplomáticas ni vías de comunicación.
El portavoz del departamento de Estado, Matthew Miller, dijo ayer que EE.UU. «no recibió aviso alguno por parte de Irán», que no proporcionó detalles sobre el alcance de la agresión. «Hubo conversaciones con interlocutores extranjeros durante la semana pasada. En ninguna de esas conversaciones recibimos una alerta de ataque».
La visita del primer ministro iraquí a Biden pone además de relieve la implantación de EE.UU. en Oriente Próximo. Las Fuerzas Armadas estadounidenses participaron activamente en la defensa de Israel desde posiciones en países aliados, en especial Irak y Jordania, donde están destacados soldados norteamericanos. Aparte de las acciones del sistema antimisiles de Israel, cazas de EE.UU. y del Reino Unido interceptaron decenas de proyectiles, junto con un sistema de defensa con misiles
Baterías de misiles Patriot de EE.UU. en Irak fueron empleadas para detener la agresión iraní con 300 misiles y drones suicidas
tipo Patriot de EE.UU. en Irak y destructores de la Armada norteamericana posicionados frente a las costas de Israel.
Los proyectiles fueron lanzados desde Irán, Irak, Siria y Yemen. Sólo hubo daños menores a una base militar, según dijo el domingo Israel.
A ojos de EE.UU., la ausencia de daños mayores debería llevar a Netanyahu a renunciar a una respuesta como la que Israel ha prometido en el pasado en caso de ataque como el que finalmente se dio. Según dijo el domingo un alto funcionario de EE.UU. en conversación con la prensa, la del sábado fue «una derrota espectacular» para Irán. Israel debería quedar satisfecho, dicen esos funcionarios, con que EE.UU. esté dispuesto a defenderle con sus socios de la OTAN, como el Reino Unido.
Respuesta diplomática
Según el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, «Israel no tuvo que defenderse solo y no tiene que hacerlo cuando es víctima de una agresión, y en las 36 horas transcurridas, hemos estado coordinando una respuesta diplomática para tratar de evitar la escalada».
El primer ministro Al Sudani es alguien a quien se tiene por cercano a Irán, aunque lo cierto es que en su país, Irak, quedan unos 2.000 soldados de EE.UU. gracias a un acuerdo mutuo para contener el avance de los yihadistas del Estado Islámico. Recientemente, Washington y Bagdad comenzaron una ronda de negociaciones para poner fin a ese acuerdo, algo que facilitaría una mayor penetración de Irán en su país vecino.
De hecho, se da la circunstancia de que varios de los misiles y drones fueron lanzados contra Israel por milicias proiraníes en Irak, y al menos un misil balístico fue interceptado por una batería Patriot en una ciudad de Irak. En su visita al Despacho Oval, Al Sudani dijo que el Gobierno iraquí está «muy interesado en detener esta guerra que se ha cobrado la vida de miles de civiles, incluyendo mujeres y niños». Hizo además un llamamiento para «detener la expansión del área de conflicto».
Ya en 2020 Irán atacó con misiles bases estadounidenses en Oriente Próximo en respuesta a un ataque con misiles en Bagdad en el que murió uno de sus generales de mayor rango, Qassem Soleimani. Al no haber bajas en la respuesta iraní, Trump se dio por satisfecho.