ABC (Andalucía)

El apoyo a Israel pone a Jordania en la diana de Irán

- FRANCISCO DE ANDRÉS

Puestas en la balanza, las invectivas de los medios oficiales iraníes contra Israel, tras el ataque del fin de semana, se asemejan a las que Teherán está vertiendo contra Jordania por su ayuda al «enemigo sionista». El régimen de Abdalá II anunció el domingo que sus cazas derribaron un número indetermin­ado de drones y misiles iraníes que cruzaban el espacio aéreo jordano en dirección a Israel.

Las relaciones entre Irán y la monarquía constituci­onal jordana –un verso suelto en el contexto árabe– nunca han sido boyantes desde la llegada al poder en Teherán del aparato clerical chií. Abdalá II visitó Irán en 2003, pero siempre se ha negado a establecer relaciones económicas con el régimen fundamenta­lista persa. Por su parte, Irán considera cada vez en mayor grado que el régimen jordano es un aliado estrecho del israelí, y los últimos acontecimi­entos han reforzado esa percepción.

Jordania plantó cara al Irán jomeinista cuando en el arranque de la Primavera Árabe se enfrentó a la dictadura siria de Bachar al Asad, apoyada por Teherán. Ahora no ha tenido empacho en proclamar su alianza con su otrora enemigo israelí, para ayudarle a derribar los proyectile­s lanzados por Irán. El régimen monárquico jordano estableció la paz con Israel en 1995, y desde entonces ha sido privilegia­do por EE.UU. y por Europa entre otras cosas con la modernizac­ión de su Ejército, muy en particular su Fuerza Aérea.

Además de la amenaza militar ¿cómo podría el Irán chií hacer tambalears­e al país de Abdalá II, que tiene una abrumadora población suní, mayoritari­a en el islam? Los chiíes jordanos apenas rozan el 2% de la población, y se ven incluso superados por la minoría cristiana árabe.

El arma o ‘quinta columna’ de

Irán en Jordania lo constituye su población palestina, en su mayoría integrada en campos de refugiados.

Jordania tiene un papel muy

activo en la obtención de una tregua y en la ayuda humanitari­a a Gaza –para facilitar el retorno de los palestinos y asegurar su propia superviven­cia como Estado–; pero al mismo tiempo está firmemente del lado de Occidente, y por tanto respeta y colabora con Israel.

Hay más de dos millones de palestinos en Jordania, una población similar a la de toda la franja de Gaza. Y en ese hábitat los movimiento­s más radicales, como Hamás y Yihad Islámica, hacen su agosto.

En su estrategia regional, Irán recurre en primer lugar a los movimiento­s radicales chiíes por sintonía religiosa. Cuando hablan de yihad, ‘guerra religiosa’, los extremista­s chiíes tienen una sintonía muy distinta a la suní. Así surgieron Hizbolá en el Líbano o el movimiento hutí en Yemen.

Pero, por razones prácticas, Teherán ha tejido relaciones muy estrechas con movimiento­s radicales suníes como el palestino Hamás. En este caso, el fervor nacionalis­ta y político supera las ‘ barreras’ de las diferencia­s en la interpreta­ción del Corán y la Sharía, y explica ese extraño matrimonio de intereses entre Hamás y los jomeinista­s. Una confluenci­a que no se entiende sin el sentimient­o antisionis­ta, en el que los radicales palestinos y los iraníes hablan un mismo idioma.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain