Trump, en el banquillo: empiezan los juicios que marcarán las elecciones
► El expresidente asiste a la primera jornada de su juicio penal, en la que se inició la selección de doce jurados que decidirán sobre su culpabilidad
«Hoy es un gran día para la Justicia, para el imperio de la ley», decía a este periódico Marc Leavitt, un vecino de Queens que había cruzado el East River para asistir a una jornada histórica en Manhattan: por primera vez en EE.UU., un expresidente se sentaba en el banquillo de los acusados en un juicio penal. Se trataba, claro, de Donald Trump.
Era un gran día, como decía Leavitt, que entonaba canciones patrióticas con su flauta travesera frente a la mole ‘artdeco’ de los juzgados de Manhattan, también porque había explotado de repente la primavera. Un sol espléndido y 26 grados, un día de abril de esos en los que Nueva York parece el mejor lugar del mundo para dar un paseo.
No era una opción para el centenar de ciudadanos que estaban citados a primera hora de la mañana en el número 100 de Centre Street, la dirección de los juzgados, para cumplir con una obligación constitucional: ser jurado en un juicio de ‘ El pueblo de Nueva York contra Trump’. Es una responsabilidad monumental: decidir la culpabilidad o la inocencia de la figura más importante de la política en EE.UU. en la última década, además de candidato republicano a regresar a la presidencia y, por ahora, favorito en las encuestas. Y recae en personas normales, a las que hace algunas semanas les llegó una carta a casa con el aviso de que era su turno de cumplir con el proceso judicial.
El juicio es uno de los cuatro de naturaleza penal que enfrenta Trump y que están en el centro de su campaña electoral, de su enfrentamiento con Joe Biden por ver quién se queda las llaves de la Casa Blanca. Es el resultado de la imputación de hace algo más de un año por parte de Alvin Bragg, el fiscal del distrito de Manhattan, del partido demócrata, como casi todo el mundo aquí.
Falsificación documental
En esencia, a Trump se le acusa de falsificación de documentos financieros en los pagos para ocultar un romance que le podía perjudicar en una batalla política anterior. Ocurrió en el otoño de 2016, cuando el entonces candidato buscó silenciar a Stormy Daniels, una actriz porno que asegura haber manteni
El líder republicano intentó silenciar que mantuvo una relación sexual con la actriz porno Stormy Daniels
do relaciones sexuales con Trump cuando este ya estaba casado con su actual esposa, Melania Trump. Le pagó 130.000 dólares a través de su abogado y muñidor, Michael Cohen, y evitó que Daniels formara un escándalo poco antes de las presidenciales de aquel año, en las que se impuso de manera inesperada a la candidata demócrata, Hillary Clinton. El fiscal Bragg considera que es un delito porque esa falsificación de documentos financieros –un delito leve– se hizo en relación a otros delitos de financiación electoral y fiscales.
De los cuatro juicios que enfrenta Trump, es el de menor entidad. Otros dos tienen que ver con la campaña para dar la vuelta a las elecciones de 2020 –uno en Washington y otro en Georgia– y un tercero, en Florida, sobre retención de documentos clasificados que se llevó de la Casa Blanca. Para algunos expertos, el armazón legal del caso que ha montado el fiscal Bragg es cuestionable.
Pero eso no quedará en manos ni de juristas, ni columnistas, ni propagandistas políticos. Sino de un grupo de doce ciudadanos que se empezó a formar ayer, con la selección del jurado. El juez que supervisa el juicio, Juan Merchan, los abogados de Trump y los fiscales, comenzaron el proceso de criba de candidatos para ser jurado. Durante esta semana y la que viene, interrogarán a centenares de ellos hasta que obtengan un número suficiente. La cuestión central es que los jurados no tengan prejuicios contra Trump.
Es una tarea complicada, en un lugar donde casi el 90% del electorado vota demócrata, donde Trump –pese