El plan antitabaco prohibirá los váper de un solo uso, con o sin nicotina
► El texto final que irá al Consejo de Ministros insta a los ayuntamientos a prohibir arrojar colillas en vías públicas y espacios naturales ► Se reforzará la vigilancia de los espacios sin humo de hospitales y colegios
Son la puerta de entrada de muchos jóvenes al hábito tabáquico, pues al ser de usar y tirar y en muchas ocasiones no contener nicotina les otorgan la falsa creencia de que lo que hacen no es fumar. Pero los váper de un solo uso están en el punto de mira del Ministerio de Sanidad desde que Mónica García se puso al frente. Además de a la salud, defiende la ministra, afectan al medio ambiente, por lo que poner coto a estos nuevos dispositivos tiene, a su juicio, doble valor. Y así lo contempla el plan antitabaco que ha elaborado su departamento y que llegará previsiblemente hoy o en una de las próximas reuniones al Consejo de Ministros.
El ‘Plan integral de prevención y control del tabaquismo (PIT) 2024-2027’ es la hoja de ruta que se seguirá en los próximos años en materia de tabaco. Se estructura en 5 metas y 23 objetivos que contemplan medidas como la ampliación de los espacios libres de humo –aquellos donde se prohíba fumar–, el empaquetado neutro del tabaco o la subida de impuestos y, por consiguiente, aumento de precios de estos productos. En el último texto, con el que Sanidad logró el apoyo de las autonomías en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud y que será el que pase por Consejo de Ministros, se establece en cuanto a estrategia legislativa a desarrollar la «prohibición de los dispositivos de un solo uso relacionados con el tabaco». En ese mismo marco, y también con el objetivo de reducir la huella del tabaco en el medio ambiente, se insta a las entidades locales a poner en marcha ordenanzas municipales que prohíban arrojar colillas en vías públicas y espacios naturales, abriendo la puerta a que los municipios introduzcan sanciones para quienes ensucien el suelo con los restos de los cigarrillos.
La estrategia pone también el foco en la ampliación de los espacios en los que se prohíba fumar tanto tabaco convencional como cigarrillos electrónicos. Hace hincapié en los lugares en los que haya menores de edad y aboga por establecer un mayor control y seguimiento del consumo y de la venta, tanto directa como online, de estos productos a menores, así como de la publicidad encubierta en redes sociales. En este sentido también aboga por que se refuercen las inspecciones en «lugares de especial protección» como pueden ser centros sanitarios o educativos, es decir, que se vigile más que se cumplen el veto al tabaco. También se aboga por sensibilizar a la población sobre las consecuencias de fumar en los espacios en los que se convive, especialmente cuando haya personas vulnerables como niños o embarazadas.
El Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas aprobaron este plan hace dos semanas, por el que el departamento que encabeza Mónica García comenzará a elaborar las leyes que deriven del mismo. De hecho, la semana pasada el ministerio ya sacó a consulta pública la modificación del Real Decreto 579/2027, «por el que se regulan determinados aspectos relativos a la fabricación, presentación y comercialización de los productos del tabaco y los productos relacionados». Mediante esta norma se introducirá el empaquetado genérico en el tabaco, es decir, todas las cajetillas serán iguales, independientemente de su marca, como ya ocurre en otros países y se prohibirán los aditivos y componentes de aromas tanto en los váper con nicotina.
Más caro
La estrategia plantea además la subida de precios del tabaco a través de impuestos, algo que Sanidad deberá negociar con el Ministerio de Hacienda. También la creación de una tasa específica para cigarrillos electrónicos. En este sentido, se estudiará con el departamento que encabeza María Jesús Montero que estas subidas repercutan en la financiación de medidas destinadas a reducir el consumo tabáquico, algo que la mayoría de las comunidades autónomas reclamaron con insistencia para dar su apoyo al plan.
También se busca la mayor inclusión de las personas fumadoras en el ámbito sanitario. En concreto, el plan habla de incluir en la cartera básica de servicios del sistema la intervención en tabaquismo en el ámbito hospitalario, de modificar los criterios de inclusión de los fumadores en el programa de cesación del tabaquismo con fármacos financiados o de incluir más medicamentos que ayuden a dejar de fumar.
Entre los lugares en los que se prohibirá fumar se barajan las terrazas de los locales de hostelería. Serán las leyes que se elaboren a raíz de este plan las que marquen cuáles serán esos espacios, pero en varias ocasiones tanto la ministra García como el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, han manifestado su voluntad de que estas terrazas sean espacios sin humo. En esta línea, la hoja de ruta también plantea realizar alguna colaboración con el sector hostelero para favorecer el cumplimiento de las normas.
Estudios sobre cachimbas
La investigación es otro de los ejes sobre los que se sostiene el plan, con medidas como el impulso de una línea de subvenciones para proyectos de investigación sobre tabaco, la promoción de la investigación con perspectiva de género sobre el tabaquismo, con ayudas a proyectos sobre la prevención en adolescentes y jóvenes y en colectivos vulnerables o mediante la difusión de los efectos en la salud del consumo de cachimbas. Sobre estas últimas se pone el foco también en la estrategia, en la que se asegura es, además de los vapeadores o cigarrillos electrónicos, otra de las nuevas formas de consumo con gran aceptación entre el público joven, especialmente en entornos de ocio. «Se trata de una realidad que es necesario regular al tratarse de una fuente de consumo ocasional y puerta de entrada a un consumo más regular y a la adicción en etapas sucesivas y que presenta riesgos añadidos al del consumo de tabaco».
El plan se refiere también a la relación entre el consumo de tabaco y el de cannabis, especialmente entre la población joven. «En estos grupos, el canna
bis se considera una sustancia menos peligrosa que el tabaco y sus niveles de consumo en estudiantes de enseñanzas secundarias son equiparables a los del tabaco», reza el documento. Precisamente ayer, García se refirió a la regulación del cannabis recreativo durante su comparecencia en la Comisión Mixta para el Estudio de los Problemas de las Adicciones en el Congreso de los Diputados, en la que aseguró que se está viendo un incremento de esta sustancia «desde dentro de un marco de prohibición». La ministra aludió a que hay países que están estableciendo «otro tipo de políticas», como Alemania, que recientemente ha legalizado su consumo y la posesión de pequeñas cantidades. Sin embargo, Mónica García dijo que esta regulación «excede por completo» las competencias de su departamento, por lo que el ministerio «no se encuentra en condiciones de dar ningún paso a este respecto porque no tiene sentido».
Sobre este plan antitabaco, ante diputados y senadores la ministra de Sanidad aseguró que el Gobierno estima que para finales de año «buena parte de las modificaciones legislativas que marca el plan hayan llegado a buen puerto». La ministra celebró que la estrategia cuente con la aprobación de las sociedades científicas y de las comunidades autónomas. «El barco ya ha zarpado, y todo el mundo es bienvenido a subirse a ese barco, pero no vamos a dar ni un paso atrás», avisó.